Ataque a Amberes (1584). Y 6 

Por   Carlos de Bustamante

(Alejandro Farnesio, gobernador de los Países Bajos españoles. Retrato de Otto van Veen)

De acuerdo que ni la fe ni las letras con sangre entran.  Pero es significativo que en tiempos en los que el afán de conquista y de guerrear por ideologías, era normal y frecuente que los ejércitos de España siempre estuvieron del lado de la religión católica o, mejor, a favor o en defensa de ella.

No es por tanto exagerado atribuir a España la reserva espiritual de la católica Europa, ni que cuando la herejía campaba por sus respetos so capa de progresismo, se oyese desde España la voz potente del gran Papa san Juan Pablo ll : “Yo, Sucesor de Pedro en la Sede de Roma, una Sede que Cristo quiso colocar en Europa y que ama por su esfuerzo en la difusión del cristianismo en todo el mundo. ¡Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: ¡Vuelve a encontrarte! Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual, en un clima de pleno respeto a las. otras religiones y a las genuinas libertades. Da al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. No te enorgullezcas por tus conquistas hasta olvidar sus posibles consecuencias negativas. No te deprimas por la pérdida cuantitativa de tu grandeza en el mundo o por las crisis sociales y culturales que te afectan ahora. ¡Tú puedes ser todavía faro de civilización y estímulo de progreso para el mundo!”.

RENDICIÓN

La victoria lograda por los sitiadores en Kouwenstein cayó comouna bomba en Amberes y provocó la desmoralización y desunión desus habitantes. Unos pretendían prolongar el asedio, como era elcaso de los calvinistas, pero los católicos y la mayoría de losburgueses eran partidarios de abrir negociaciones y capitular,conscientes de que la ciudad solo contaba con víveres para un mes y las probabilidades de ayuda exterior eran casi nulas.Alejandro Farnesio, que además de gran jefe militar era un hábilnegociador, no mostró ninguna prisa por iniciar las conversacionesde paz, y esperó pacientemente que los de Amberes acudieran asolicitarlas, como finalmente ocurrió. Entretanto, el capitán generalse dedicó a la conquista de reductos y pequeñas ciudades en lacomarca amberina, y a requisar trigo y otros víveres para impedircualquier abastecimiento que pudiera prolongar la resistencia.El 9 de julio de 1595, una delegación de la asediada ciudad,encabezada por el burgomaestre Marnix, llegó a Beverem paranegociar la rendición de acuerdo con las siguientes condiciones: queHolanda y Zelanda fueran incluidas en el tratado; libertad religiosaen el territorio católico; perdón general de la Corona y ausencia deguarnición extranjera.Sobre estos puntos, sitiadores y sitiados debatieron durantevarias semanas. Hubo motines populares de los partidarios deFelipe II y, por fin, el 17 de agosto se firmó solemnemente lacapitulación con una serie de condiciones mutuamente aceptadas:restauración del culto católico, la entrega de toda la artillería ybarcos de guerra, y el asentamiento de una guarnición de 2.000infantes y dos escuadrones de caballería como guardia personal delpríncipe de Parma.El descalabro determinó no solo la rendición de Amberes yTermonde, sino también la de Malinas y Gante. Aunque a Termondese le impuso una sanción severísima, Farnesio fue generoso conAmberes. Solo le impuso el pago de 400.000 florines a plazos, yademás, se accedió a que la guarnición de la ciudad no fueseespañola —por el temor que inspiraban los tercios— y se decretóque al término de cuatro años todos los calvinistas debíanabandonar Flandes, lo cual, `naturalmente´, no se cumplió. Además,Amberes conservaría todos los privilegios, franquicias y exencionesadquiridos antes de iniciarse el sitio. Diez días después hizo su entrada triunfal en la ciudad.Alejandro Farnesio, con un cortejo que se dirigió a la catedral, dondese entonó un tedeum, y en el que figuraban muchos noblesflamencos y una escolta de soldados valones y alemanes. Durantemás de una semana se sucedieron las fiestas dentro y fuera de laciudad, donde permanecían acampados los soldados españoles eitalianos. Como reconocimiento a sus servicios, Felipe II otorgó alconquistador de Amberes el Collar de la Orden del Toisón de Oro, yse le devolvió la ciudadela de Parma, que venía anhelando desdehacía mucho tiempo. El Toisón se lo impuso solemnemente en elfuerte de San Felipe el maestre general, conde de Mansfeld. Encuanto a la sufrida tropa vencedora, fue obsequiada con un granbanquete sobre el puente que tanta sangre costó mantener. El festínfue servido por el propio Farnesio y todos los oficiales, y a élasistieron las damas católicas de Amberes luciendo sus mejoresgalas, mientras resonaban la música y los vítores.

MUERTE Y HONOR

Un incidente vino a ensombrecer la magnífica fiesta cuando unade las damas flamencas gritó y cayó desmayada con el cuelloensangrentado. En el revuelo consiguiente se descubrió que unjoven soldado de los tercios había arrancado brutalmente de un tirónel collar de diamantes que cubría el pecho de la mujer. Detenido elladrón, el consejo de capitanes le sometió en el acto a juicio y se leimpuso la pena de cortarle las orejas por mano del verdugo, ya quede acuerdo a las ordenanzas particulares de los tercios, eso seconsideraba peor castigo que la muerte, por dejar marca de infamiaperpetua.Alegando ser hidalgo y soldado de un tercio viejo, el culpablepidió que se aplicara la pena de muerte a cambio de no serdesorejado, pero Farnesio se negó a concederle esa gracia. Elmismo capitán del ladrón suplicó con lágrimas en los ojos la muertedel soldado antes de sufrir el deshonor que para la compañíacomportaba el desorejamiento. Al fin, ante tanta persistencia, elcapitán general, terminó accediendo a que el soldado muriese sinoprobio y fuese decapitado en el mismo lugar del delito, pero con lasorejas intactas.Una vez cumplida la sentencia, Farnesio, extrañado, preguntóal maestre de campo Julián Romero la razón por la que el capitán sehabía mostrado tan insistente y había pedido llorando la ejecucióndel soldado. «No es extraño —le respondió Romero—. El culpableera su hijo».

BLOQUEO ESTRATÉGICO

La conquista de Amberes fue una de las mayores victorias delos tercios en la larga guerra de ochenta años que libró España enFlandes, y supuso el cenit de la carrera militar de AlejandroFarnesio, quien, reconquistó para el rey católico 10 de las 17provincias de los Países Bajos, aunque no consiguió doblegar porcompleto la rebelión, que prosiguió hasta la Paz de Westfalia, en1648.Desde una consideración táctica, el asedio de Amberes fue uno de los más señalados en la historia bélica de Europa y supuso sobre todo un triunfo de la ingeniería militar del ejército español y de la tenacidad de Alejandro Farnesio. La plaza se rindió por el bloqueo sistemático e ininterrumpido y el aislamiento estratégico, con lo que pudo ser tomada sin necesidad de emplear la artillería ni de realizar asaltos de infantería desesperados, lo que evidenció el talento militar del jefe hispano. Como destaca el historiador militar Rubén Sáez Abad, fue la impenetrabilidad del cerco lo que permitió la captura de Amberes. Alejandro Farnesio había conseguido su objetivo sin poner en riesgo la vida de sus hombres salvo lo estrictamente necesario, primando la conservación de sus vidas sobre la duración del sitio.

La toma de la ciudad culminó la gran ofensiva que Farnesio había emprendido dos años antes en las provincias del sur de los Países Bajos y marcó un hito en la historia de lo que ahora son dos países, Holanda y Bélgica, escindidos para siempre a raíz de las victorias españolas en las provincias meridionales, que con el transcurso del tiempo permanecieron católicas y enfrentadas a las Provincias Unidas calvinistas del norte.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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