Sitio de Cartagena de Indias (1741). 5

Sitio de Cartagena de Indias (1741). 5

Por Carlos de Bustamante

(Sitio de Cartagena de Indias, por José Ferré Clauzel)

De la misma manera que “Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas”, vamos a ver cómo   es harto complicado cumplimentar las órdenes los mismos subordinados según el criterio de dos mandos altamente cualificados. ¿No es eso lo sucedido, o parecido, en Cartagena de Indias con su Virrey Eslava y el almirante Blas de Lezo? Seguid, por favor, mis amigos y probables únicos lectores, con la lectura y, al final, podréis opinar, con conocimiento   de causa, si se cumple aquí la cita evangélica y, a la vez, la del autor de Vientos de Gloria que goza ya de   todas nuestras simpatías por su amor a España y a sus Fuerzas Armadas.

DEFENSA DE SAN LUIS Y BOCA CHICA

Lezo acertó en sus previsiones. Vernon dejó solo tres barcos frente a La Boquilla como hospitales flotantes y desplazó el grueso de su escuadra hacia Boca Chica, costeando Tierra Bomba. El 20 de marzo, los cañones ingleses desencadenaron un ataque general contra las baterías de Tierra Bomba y los barcos que le cerraban el paso en Boca Chica. Los cañones costeros españoles fueron destruidos y los artilleros supervivientes se retiraron al fuerte San Luis, cuya guarnición era de unos 500 hombres al mando del coronel de ingenieros Carlos Desnaux. El jefe de las baterías silenciadas, Lorenzo Alderete, había resistido cuatro horas de combate, hasta que no le quedó «trinchera ni cañón montado» y, cumpliendo las órdenes recibidas, «clavó la Artillería y se retiró al Castillo».

San Luis, apoyado por las baterías del fuerte San José, al otro lado de la bocana, se convirtió en la posición clave para decidir el curso de la batalla. Vernon lo sabía y, en días sucesivos, lanzó un torrente de metralla contra ese «punto negro» que le impedía el paso hacia la bahía Exterior.

Del 25 de marzo al 5 de abril tuvo lugar la defensa del castillo de San Luis. Fueron unos días de intenso cañoneo y conatos de asalto que retrasaron la entrada de los ingleses en la bahía Exterior y desbarataron el plan de ataque rápido que Vernon había previsto.

Aunque tanto Desnaux como Lezo combatieron con denuedo, surgieron entre ellos diferencias tácticas. Desnaux era partidario de defender a toda costa Boca Chica, mientras que Lezo, que sabía que solo podía oponer seis naves a la armada inglesa en un reducido espacio, consideraba que la mejor defensa de Cartagena estaba en sus propios baluartes de tierra firme. Esto implicaba hundir las propias naves y obligar al enemigo a presentar batalla en el Cerro de La Popa, donde los españoles contaban con el mejor castillo de su sistema defensivo, San Felipe de Barajas, sobre San Lázaro, en el que se decidirá la suerte de la ciudad.

Una vez eliminadas las baterías costeras de Tierra Bomba, los ingleses desembarcan en esa isla el 22 de marzo. Al conocer la noticia, el virrey Eslava acudió a Boca Chica para organizar personalmente la defensa, y en la noche del 23 al 24 de abril durmió en el castillo de San Luis, donde estuvo a punto de perder la vida cuando le cayeron cerca tres bombas. Rodeado de algunos oficiales y haciendo gala de valor y sangre fría, Eslava, según dice un testimonio documental del suceso, con ánimo apacible siguió su conversación, aunque los que le acompañaban algo asustados del caso por hallarse precisados a mantenerse en pie sin poder usar del recurso de tirarse a tierra como único refugio contra bombas […]

Los británicos no solo habían desembarcado en Tierra Bomba, sino que también tenían tropas al sur de la bahía exterior y ocupaban Pasacaballos y la desembocadura del río Sinú, desde el que la ciudad puede ser abastecida. El 23 de marzo —según se relata en el Diario de la Expedición a Cartagena – obra del oficial J. Roberts que tomó parte en el asedio -impreso en 1745 en Londres— un escuadrón de buques de guerra, bajo el mando del comodoro Lestock, recibió la orden de cañonear Boca Chica y los buques españoles que guarnecían la entrada a la bahía Exterior, pero después de sufrir mucho y no poder hacer casi nada por la gran distancia a que tenían que colocarse, el Almirante [Vernon] dio órdenes de que se retiraran.

Mientras, las baterías británicas instaladas en Tierra Bomba seguían con su fuego constante sobre el castillo de San Luis, y cuando observaba el resultado de los impactos cayó herido de muerte el ingeniero jefe de la expedición británica, Moore. El 25 de marzo, Lezo y Desnaux celebran un consejo de guerra en el navío Galicia, en el que se agravan las divergencias entre ambos jefes. Lezo, convencido de que el fuerte de San Luis quedaría destruido por los cañones ingleses, pidió que los 400 hombres de esa guarnición que aún se mantenían en pie fueran llevados a Cartagena para defender las fortalezas de Tierra Firme, antes de caer prisioneros de los británicos. Además, decidió hundir los cuatro navíos (San Carlos, San Felipe, África y Galicia) que defendían la entrada de la bahía para dificultar el paso de la armada enemiga. En cuanto a Desnaux, manifestó que no abandonaría el fuerte sin orden expresa del virrey y se mostró decidido a defender el castillo de San Luis «hasta la última hora o extremidad».

LUCHA EN TIERRA

Tras prolijas controversias, el virrey Eslava apoyó el criterio del coronel Desnaux y los marinos de Lezo combatieron junto a sus camaradas de tierra en la defensa de San Luis y Tierra Bomba, donde los británicos habían conseguido desembarcar mayores efectivos y baterías de cañones y morteros que hicieron fuego contra el castillo. En vista de la tenaz resistencia del fuerte de San Luis, el bombardeo de los navíos británicos se recrudeció. Todas las baterías costeras de Tierra Bomba fueron desmanteladas y en la del islote de Punta Abanicos pereció el teniente de artillería Joaquín de Andrade, con todos sus hombres. Vernon dio orden de tomar la batería al asalto, lo que se consiguió tras un intenso cañoneo desde la costa. Otro oficial artillero, José Loizaga, murió también heroicamente tras ocasionar más de 70 muertos a un barco enemigo que intentaba acercarse.

Un desertor irlandés proporcionó a Blas de Lezo en el Galicia la situación y el número exacto de los hombres y la artillería enemigas. Lo que Vernon pretendía era tomar la fortaleza de San Felipe e impedir la retirada de sus defensores hacia las playas y la ciudad.

El 3 de abril, la infantería inglesa desembarcada en Tierra Bomba avanzaba, abriéndose paso entre los manglares, y conseguía alcanzar la puerta principal del fuerte de San Luis, cuya artillería estaba ya fuera de combate. El primer desembarco lo realizaron 500 granaderos al mando del coronel Cochrane, al que siguieron las tropas de los generales Wentworth y Guise. El virrey Eslava, despreciando el peligro, volvió en una falúa a Boca Chica para seguir de cerca la desesperada defensa. En un solo día, el navío Galicia realizó 760 disparos.

El día 5 de abril, Desnaux capituló y Lezo barrenó en el canal los navíos S. Carlos, S. Felipe y África, pero el Galicia fue apresado por el enemigo, que hizo prisioneros a varios oficiales y a unos 30 soldados. Unos días después, enarbolando pabellón inglés, la nave capitana de Lezo fue  incendiada y hundida junto al fuerte de San Sebastián del Pastelillo, que defendía la isla de Manga y el acceso al barrio cartagenero de Getsemaní.

 

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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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