Las abejas domésticas son las que más padecerán la llegada del avispón

La mantis religiosa destroza a la ‘avispa asesina’: la mata en segundos y devora su cara

El insecto que está generando pánico en Norteamérica por su gran tamaño y peligrosidad

La mantis religiosa es la ‘pesadilla’ de las temidas ‘avispas asesinas’.

Las avispas, que están generando un gran pánico en Estados Unidos tras su llegada desde Asia, tendrían un depredador natural que no teme ni su tamaño ni su agresividad que le lleva a decapitar abejas o matar ratones.

En un video se observa cómo la mantis religiosa logra someter a la avispa en su totalidad usando sus dos tenazas delanteras.

Al tomarla, el insecto de la familia Mantidae comienza a morder la cabeza del avispón con velocidad y termina por devorarla por completo.

Esta no es la primera vez que se prueba que el temible insecto es vulnerable.

Pese a que las abejas domésticas son las que más padecerán la llegada del avispón, se ha descubierto que también pueden defenderse sin necesidad de usar su aguijón.

Las abejas usan a una de sus integrantes como carnada.

Cuando el insecto homicida intenta asesinarla, la colonia entera lo aprisiona y hacen uso de su zumbido para producir una temperatura que supera los límites soportados del animal, que es de 30° centígrados, y por consiguiente, produce las brasas que se apoderan de la existencia del mismo.

Alerta en EEUU

La invasión de un insecto letal ha encendido las alarmas de la comunidad científica en los últimos meses.

Aunque se trata de una especie que nunca había sido detectada en Norteamérica, desde hace algo más de tres años se han reportado distintos avistamientos en la costa oeste del continente, concretamente en el estado de Washington y en White Rock, Canadá.

Se trata de la “vespa mandarina”, un tipo de avispón gigante asiático que cada año causa alrededor de 50 muertes en Japón, debido a su potente veneno y un aguijón capaz de perforar los trajes de los apicultores.

El también conocido como “avispón asesino”, tiene un tamaño de cinco centímetros. Es decir, más del doble que una abeja. Al desplegar sus alas, su envergadura supera incluso los siete centímetros.

Aunque habita comúnmente en climas tropicales, y es originaria del este Asiático, la plaga irrumpió en América del Norte y parece que se ha extendido por el territorio.

Un asesino nato

Este avispón gigante asiático utiliza su mandíbula para decapitar de forma brutal a las abejas. Aunque desecha la cabeza, se queda con el cuerpo para llevárselo como alimento a sus crías.

Así, es capaz de ejecutar a una colmena entera de abejas en cuestión de horas.

En noviembre, un apicultor del estado de Washington acudió a trabajar y encontró ‘miles y miles’ de sus abejas decapitadas.

“No podía entender qué podría haber hecho eso”, explicó el hombre, según recoge el diario británico Daily Mail.

En noviembre de 2019, las abejas fueron declaradas el ser vivo más importante del planeta, según Earthwatch Institute.

Y es que el 70% de la agricultura mundial depende exclusivamente de ellas, concretamente, de su labor de polinización.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, aproximadamente dos terceras partes de las plantas cultivadas que se utilizan en la alimentación de los seres humanos dependen de la labor de estos insectos.

Sin embargo, la población de abejas disminuyó casi el 90% en los últimos años por el abuso de pesticidas, la deforestación y la falta de flores, motivo por el que la especie fue declarada en peligro de extinción.

Solo en Argentina murieron en 2018 un total de 72 millones de abejas. En septiembre de 2019, 500 millones fallecieron en Brasil.

Ante este panorama, científicos estadounidenses y canadienses se han propuesto exterminar al “avispón asesino”, y han lanzado una búsqueda de estos insectos a gran escala para evitar que se establezcan en el país y aniquilen las colmenas de abejas.

“Esta es nuestra última ventana para evitar que se establezca”, aseguró Chris Looney, entomólogo del Departamento de Agricultura del Estado de Washington. “Si no podemos hacerlo en los próximos años, probablemente no se pueda hacer”, sentenció.

Hasta el momento, los científicos desconocen cómo el insecto llegó al continente.

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