(PD).- Una siesta de una hora puede ser reparadora a corto plazo, pero quedarse dormido sistemáticamente después de comer puede ser un síntoma de algo grave. Ésta es la conclusión de un estudio de la Unidad de Neumología del hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres.
«Las personas que habitualmente duermen la siesta tienen un mayor riesgo de hipertensión arterial. Además, muchas de ellas tenían una enfermedad que justificaba su peor calidad de vida, como apnea del sueño», asegura Fernando Masa, jefe de la Unidad de Neumología.
La clave es la relación entre apnea del sueño y la necesidad de echarse la siesta. Las personas con apneas (cortos periodos en los que el individuo se asfixia mientras duerme) descansan peor aunque no se enteran, y la cabezada de después de comer es su manera de reponerse.
En el estudio se han analizado a más de 500 sujetos. El 64% de los que dormían siesta sufrían apnea, y, a consecuencia de ella, mayores riesgos de hipertensión y de enfermedades cardiovasculares. Además, estas personas tenían también, en su mayoría, sobrepeso y consumían más alcohol y tabaco que la media.
5 millones de enfermos
Se cree que en España hay entre cinco y siete millones de enfermos de apnea del sueño. Esta enfermedad es de 2,5 veces a 5,5 veces más frecuente en personas que duermen la siesta habitualmente; 1,5 millones de ellos sufren esta patología en su nivel más grave.