Es uno de los cinco grandes clásicos del canon popular español, con Velázquez, Goya, El Greco y Murillo. Fue expoliado y malvendido en el siglo XIX, y ahora los grandes coleccionistas españoles lo compran en las subastas internacionales. El Museo Thyssen-Bornemisza presenta este verano ‘Zurbarán: una nueva mirada’, que plantea una revisión actualizada a partir de los descubrimientos y estudios realizados en las últimas décadas. Un tercio de las piezas nunca se vieron antes por aquí y ocho han sido descubiertas recientemente. Sus ropajes inigualados, sí, pero también obra laica, bodegones y paisajes seleccionados de entre los tres centenares de obras que forman su catálogo, así como un muestrario de su taller, sus discípulos y su hijo Juan, digno sucesor del maestro extremeño afincado en aquella Sevilla capital de dos mundos.
Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, 7 de noviembre de 1598 – Madrid, 27 de agosto de 1664) es destacada figura del Siglo de Oro. Contemporáneo y amigo de Velázquez, destacó en la pintura religiosa expresando el espíritu de la Contrarreforma. Influido en sus comienzos por Caravaggio, alejado del realismo de Velázquez, sus composiciones se caracterizan por un modelado claroscuro con tonos más ácidos. Pasó la mayor parte de su vida en Sevilla, dedicado a la ejecución de cuadros de devoción, retablos o conjuntos monotemáticos para las numerosas comunidades monacales florecientes en aquella época, como dominicos, franciscanos o mercedarios.
La selección de obras se ha centrado lógicamente en la obra autógrafa, con piezas destacadas de distintas épocas y de algunos de los grandes conjuntos que realizó a lo largo de toda su carrera, pero también se presenta por primera vez una sala dedicada a la producción de los ayudantes del taller y otra a la naturaleza muerta, en la que se reunirán algunos de los escasos bodegones del maestro junto a los de su hijo Juan, colaborador y discípulo aventajado, cuyas magníficas pinturas de flores y frutas gozan de creciente prestigio.
La obra de Francisco de Zurbarán ha sido ampliamente revisitada a lo largo del siglo XX, desde la primera muestra organizada en Madrid en 1905 hasta las que conmemoraron su cuarto centenario en 1998, que culminaron con una gran exposición monográfica en Sevilla. Diez años antes, en 1988, la extensa antológica celebrada en el Museo del Prado supuso una puesta al día de los estudios
sobre el pintor y su personalidad pictórica, pero evidenció también lagunas que
afectaban al taller, a la datación de algunas obras o a momentos de su vida; aspectos
que han podido conocerse gracias a las investigaciones llevadas a cabo desde
entonces. Esos más de 25 años transcurridos justificarían dedicarle esta nueva exposición monográfica que ahonda en su figura, su obra y su tiempo, sin pretender ser una revisión exhaustiva, sino recopilación de las más importantes novedades y descubrimientos, obras inéditas o recientemente recuperadas y piezas restauradas para la ocasión.
La tarea ha estado a cargo de Odile Delenda, considerada la mayor experta en el pintor, que está publicando el catálogo razonado del pintor, cuyo primer tomo apareció en 2009, junto a Mar Borobia por parte del Thyssen, jefa del área de Pintura Antigua del Museo. Nos lo presentan como uno de los artistas más innovadores de su época, entre los nombres más destacados de la pintura europea, conectado con las sensibilidades de los movimientos artísticos del siglo XX. Opinan que realiza en su obra una sutil síntesis entre misticismo y realismo, y que su original estilo, muy característico y de lenta evolución, está vinculado a una concepción tenebrista de la luz, sumándose a unas composiciones sencillas y estáticas, y a una minuciosa factura de los valores táctiles de los objetos representados.
Las figuras escultóricas, de porte monumental y llenas de dignidad, se construyen con solidez en el espacio bajo una luz rotunda y plenamente humanas, dando la sensación de estar transfiguradas por su fe. Colorista excepcional, su profundo interés por expresar la calidad de las cosas, hace que las telas y los enseres representados, sean de la naturaleza que sean -flores, frutas, vasijas- y aún colocados en lugares secundarios, adquieran el rango de protagonistas junto a los rostros y las manos de los personajes. Alguno de los mejores ejemplos los encontramos en su famosa serie de santas que representa de forma completamente novedosa, solas, vestidas con ricos y suntuosos trajes y con rostros de gran belleza y mirada expresiva. De sus manos han surgido también algunos de los bodegones más influyentes de la pintura española. Construidos con pocos y toscos objetos, estas obras tienen la virtud de transmitir al espectador todo un mundo de sensaciones plenas de trascendencia.
Sesenta y tres obras, en su mayoría de gran formato, se presentan distribuidas en siete salas, siguiendo un orden cronológico y atendiendo también a la naturaleza del encargo por el que fueron ejecutadas. Con este planteamiento, el visitante encontrará espacios dedicados a las grandes comisiones de las comunidades religiosas junto a otros donde se contemplarán obras individuales destinadas a la devoción privada, incluyendo en mitad del recorrido las dos salas dedicadas a los bodegones y a los artistas que colaboraron en su taller. El programa de mano explica sucinta pero suficientemente el recorrido por las seis salas de la exposición.
A lo largo del verano, el Museo ha programado una serie de actividades paralelas: jornadas en las que especialistas en su obra expondrán sus diferentes tesis y enfoques sobre el pintor, ciclo de cine, representación de piezas cortas de teatro, y diversas iniciativas a través de las redes sociales.
El excelente catálogo de la muestra, no sólo incluye textos y ensayos que abordan los temas más relevantes sobre su figura y el contenido de la exposición, sino lo que es más importante, una ficha de cada una de las obras expuestas con el análisis de su iconografía, técnica, estilo y procedencia, completado todo ello con una extensa cronología y una bibliografía general.
Tras su presentación en Madrid, la exposición viajará a Alemania, al Museum Kunstpalast de Düsseldorf, donde podrá visitarse del 10 de octubre de 2015 al 31 de enero de 2016.
Ciertamente no estamos ante una antológica descomunal y definitiva, sino ante una selección reducida pero acertada en redimensionar a un artista víctima de etiquetas que se han quedado pequeñas. El despliegue de la obra expuesta resulta algo confuso, mezclando criterios cronológicos y temáticos de forma un tanto aleatoria. Pero la exposición es magnífica, deslumbrante y digna de la máxima atención. Un gran atractivo veraniego para turistas y madrileños.
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 9
Despliegue: 7
Comisariado: 8
Catálogo: 9
Documentación a los medios: 8
Programa de mano: 8
Museo Thyssen-Bornemisza
Zurbarán: una nueva mirada
Del 9 de junio al 13 de septiembre de 2015
-Organizador: Museo Thyssen-Bornemisza, en colaboración con el Museum Kunstpalast de Düsseldorf.
-Sedes y fechas: Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza, del 9 de junio al 13 de septiembre de 2015; Düsseldorf, Museum Kunstpalast, del 10 de octubre de 2015 al 31 de enero de 2016.
-Comisarias: Odile Delenda, autora del catálogo razonado del pintor y colaboradora del Instituto Wildesntein de París, y Mar Borobia, Jefe del Área de Pintura Antigua del Museo Thyssen-Bornemisza.
-Comisaria técnica: Mª Eugenia Alonso, Área de Pintura Antigua del Museo Thyssen-Bornemisza.
-Número de obras: 63 óleos (47 de Francisco de Zurbarán, 7 de Juan de Zurbarán y 9 de colaboradores y seguidores)
-Publicaciones: Catálogo con textos de Odile Delenda, Enrique Valdivieso, José Fernández López, Benito Navarrete y Almudena Ros de Barbero, cronología de María Eugenia Alonso y comentarios de las obras de Odile Delenda y Almudena Ros de Barbero (edición en español e inglés). Guía didáctica. Publicación digital en la app gratuita Quiosco Thyssen para tabletas y smartphones, en español e inglés.
-Apoyo: Japan Tobacco International.
INFORMACIÓN PRÁCTICA:
-Dirección: Paseo del Prado 8. 28014, Madrid.
-Horario: lunes y domingos de 10 a 19 h. y de martes a sábado de 10 a 22 horas. Último pase una hora antes del cierre.
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