Triunfo de amor, nave algo escorada

Ana Zamora celebra en La Abadía quince años de teatral singladura

Triunfo de amor, nave algo escorada
Triunfo de amor - Teatro de la Abadía

Confesamos para empezar nuestra admiración y gusto por el trabajo esforzado y contracorriente de esta compañía especializada durante quince años en la recuperación del teatro ibérico anterior al Siglo de Oro. ‘Triunfo de amor’ con textos y músicas de Juan del Encina quiere ser culminación y celebración de tan fructífera historia. Pero teniendo méritos no nos pareció a la altura conceptual y estética a la que Nao d’amores nos tenía acostumbrados.

Omnia vincit Amor. Estamos ante un espectáculo consagrado a este autor y compositor de tiempos de los Reyes Católicos, considerado iniciador del teatro español, expresión de la primera época de la escuela polifónica castellana, que fusiona la tradición medieval con la influencia  humanista recogida por el mismo en Italia. Son tres de sus églogas, la de Cristino y Febea, la de Mingo, Gil y Pascuala, y finalmente la Égloga de Plácida y Vitoriano, que se considera su obra maestra, con una intriga más desarrollada, un espacio dramático muy dinámico que combina la naturaleza y la ciudad, la aldea y la corte, y personajes rústicos, cortesanos, barriobajeros y mitológicos cuya intervención convierten un drama de suicidio amoroso en una comedia de felicísimo final, sin que por ello gustara a la nobleza hispano-italiana que asistió a su estreno, allá por 1513 bajo la égida del papa Julio II, el cruel y vengativo verdugo de la familia Borja/Borgia, cuyo patriarca Alejandro VI acogió a Del Encina bajo su manto como a tantos artistas de la época.

Triunfo de amor es teatro musical prerrenacentista de buena factura, en el que la música, el baile y el canto ocupan tanto o más lugar que los recitados, a menudo difíciles de entender en sus partes en sayagüés, un dialecto del galaico-leonés previo al castellano. Suponemos que el competente asesor de verso Vicente Fuentes se ha esforzado tanto como siempre, pero el resultado es defectuoso -quizás empeorado por la acústica del espacio escénico en sus laterales, un montaje semicircular para el que se han creado ex profeso las gradas.

Ana Zamora ha intentado facilitar el difícil acceso del maleado público actual a unos textos realmente arcaicos, de inocencia tan primaria y planteamientos tan inocentes, subrayando las infantiles peripecias con exceso de gesticulación picaresca, en un combinado dificultoso; aún así no consigue hacer interesante la trama y por el contrario aparta de lo auténtico, de lo autóctono, de lo servido en su espontánea originalidad. Así sufre el habitual candor de sus montajes -uno de sus mayores atractivos-, resultando una pieza donde simplicidad sufre de simplonería, candor de puerilidad. Diríamos que Nao d’amores se aparta de su marca de identidad para tender a otras más fáciles y exitosas, por ejemplo la del reciente espectáculo ‘Cervantinas’ apadrinado por la CNTC, del respetable y popular sello Ronlalá (ver nuestra reseña).

La puesta en escena, además, decepciona frente a anteriores montajes; pierde su artesano misterio, su vocación humilde, su bella esencia, un qué sé yo más vulgar en el que no termina de funcionar la única pieza de carpintería, el retablo articulado y con tres puertas por el que los tres personajes van y vienen a escena. No ayuda el vestuario, tampoco la iluminación; trabajosa nos parece la coreografía y siendo tan convencional, no termina de funcionar este espacio escénico.

Buen trabajo del trío de intérpretes que recita, canta y baila incansable. Irene Serrano excelente en todo, Javier Carramiñana entrañable en su quijotez barbada, Sergio Adillo un poco perjudicado por exceso de ademanes profanos y mejorable dicción. Resultan escasos y repetitivos los personajes, pero es pecado del tríptico textual. Les iguala y complementa el trío musical con una presencia protagonista en directo, con un instrumento que nos pareció de nueva factura y nombre que ignoramos, entre espineta y órgano, de atractivo y original sonido, y una cornamusa reservada para el final por Isabel Zamora, con una presencia insistente de la percusión de Rodrigo Muñoz y los variados toques de viento y madera de Eva Jornet. Con razón programa y dossier igualan tipográficamente los trabajos de dirección artística y musical, pues Alicia Lázaro al frente de este último lo merece, puesto que como ella recuerda, ‘Juan del Enzina es conocido hoy como músico tanto o más que como hombre de teatro’.

Al completísimo y cuidado dossier de documentación le hubiéramos agradecido hacer referencia concreta a las tres églogas representadas y a las canciones y bailes interpretados, así como al quién es quién actoral y musical.

El público del estreno de ayer jueves fue tan entusiasta como cabía de esperar, pero su fervor no mitigó nuestro desencanto. Hoy ya, en esa imprescindible ampliación de datos y perspectivas tan interesante a menudo como el objeto en sí de cada concreta reseña, nos ha parecido comprender algo más del estado de Nao d’amores y su capitana: asunto preocupante el que Ana Zamora se vea tentada por un sesgo contemporáneo que ya ha comenzado a desvirtuar la esencia de su singladura. Abrir una sección de creación contemporánea en una compañía que ni puede ni debe perder su rumbo, parece haberse debido al afán de reivindicar una novela de su abuela, ‘El penal de Ocaña’, e imponerla en las tablas. La Abadía la programará a continuación de esta.

Ana Zamora tiene el mismo aspecto agradable y sencillo de su forma de trabajar. Sentada a nuestro lado presenció todo el espectáculo con amplia sonrisa, con apacible gesto. Aplaudió fuerte desde la grada lateral, pero no salió a saludar, ni ella ni el equipo de esta puesta en escena. Hemos añorado sus trabajos anteriores.

Para leer estas églogas y otras obras de Juan del Encina
Para escuchar sus canciones: spotify:track:4OMLXHSB3n5EKGnyHfSR4j

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 6
Dirección, 6
Interpretación, 8
Dramaturgia, 7
Música, 8
Escenografía, 6
Producción, 6
Documentación para los medios, 7
Programa de mano, 6

Teatro de la Abadía
Triunfo de Amor
Del 7 al 17 de abril, 2016
Una producción de Nao d’amores

REPARTO

-actores
Sergio Adillo
Javier Carramiñana
Irene Serrano
-músicos
Eva Jornet (Flautas, orlo, cromorno, chirimía)
Rodrigo Muñoz (percusión)
Isabel Zamora (Clave, espineta, cornamusa y voz)

FICHA ARTÍSTICA

Dramaturgia y dirección Ana Zamora
Arreglos y dirección musical Alicia Lázaro
Asesor de Verso Vicente Fuentes
Coreografía Javier García Ávila
Vestuario Deborah Macías
Espacio Escénico David Faraco
Iluminación Miguel Ángel Camacho / Pedro Yagüe
Producción Ejecutiva Germán H. Solís
Producción y Distribución Nao d´amores

Sala Juan de la Cruz
De martes a viernes, 19.30 h.
Sábado, 19:30 y 21:30 h
Domingo, 18:30 h

El encuentro con el público tendrá lugar el 14 de abril al finalizar la función.
Entrada libre hasta completar aforo.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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