‘Antonio y Cleopatra’, la tragedia derivando en folletín

'Antonio y Cleopatra', la tragedia derivando en folletín

Esta tragedia de William Shakespeare en cuarenta escenas y con 34 personajes demuestra eso de que el mejor escribiente echa un borrón. Con una sensacional primera mitad, deriva en aburrido remedo en la segunda, hasta el punto de parecer premeditada cara y cruz del mismo drama. El reparto y el montaje terminan naufragando en tres horas a todo punto excesivas.

‘Antony and Cleopatra’, la novena de sus once tragedias cronológicamente hablando y quizás también cualitativamente, y una de las menos representadas, se basa en ‘Vida de Marco Antonio’ de Plutarco, y de su relación con la mítica reina de Egipto. Narra sus amores en Alejandría, la interrupción de los mismos tras la muerte de la esposa del general y su regreso a Roma para formar un triunvirato con Octavio César y Lépido, casarse con la hermana del primero y regresar a Egipto a reunirse con su amada. Pero la ambición del que luego será el pimer emperador romano rompe la baraja y finalmente la pareja se suicidará por separado -él clavándose su espada, ella haciéndose morder por un áspid- entre interminables disquisiciones, sucesivas visitas de mensajeros diversos, alterna suerte en campos de batalla y conmociones varias de sus allegados.

El escritor Vicente Molina Foix presenta una traducción que siempre suena bien y una versión que si bien reduce a una docena los incontables personajes, se muestra muy tímido ante el evidente desplome de la trama conforme avanza la acción; debería haber sido aligerada del tramo final, dejando toda la segunda parte reducida a los suicidios plagados de malentendidos que Shakespeare ya había bordado en Romeo y Julieta. Con dos horas de duración y sin ese intermedio que nunca nos cansaremos de señalar como casi siempre nefasto en una representación teatral, la obra quedaría imponente aunque con cierto menoscabo para las infinitas peroratas finales de Cleopatra. Todo un dilema cuando es tan importante la actriz a cargo del personaje.

El director José Carlos Plaza presenta un montaje acertado. Aunque escenografía, banda sonora y vestuario no lleguen a la excelencia, sí cumplen sobradamente, destacando en lo negativo escenográfico en la segunda parte la rampa frente al vacío, cuyo significado se nos escapa, y en lo positivo vestimental, la coraza de Antonio que potencia una de las mejores escenas de la obra. La iluminación y la caracterización aportan ambiente y realismo, y el movimiento actoral es sobresaliente para hacer frente a los continuos cambios de localización en el argumento.

El reparto está más que notable en la primera hora y media, con un sobresaliente Lluis Homar y una aceptable Ana Belén a la que cuesta un poco entrar en una Cleopatra complicada, paradigma de personaje femenino tradicional. Y con una excelente presencia del conjunto del elenco. Pero todo lo que es destacable hasta el intermedio, pierde fuerza a continuación, y Lluis Homar termina haciendo reir a parte del público en la escena de su suicidio, y Ana Belén decae mientras sube el diapasón, y Javier Bermejo termina en caricatura de César, y la Carmia de Olga Rodríguez ya cansa, y el excelente Lépido de Fernando Sansegundo va seguido de un lamentable segundo papel en el personaje del campesino que trae a Cleopatra la serpiente venenosa. En fin, solo el Eros de José Cobertera y el mensajero de Rafa Castejón -porque el excelente Enobardo de Ernesto Arias ya se ha muerto y eso le salva de la quema- mantienen el tipo en un melodrama que se prolonga y se prolonga hasta que ya no puedes más.

Del suicida y doloroso naufragio final de este montaje, es responsable fundamental su autor, por más que se apellide Shakespeare, ayudado por un versionista tímido y un director deslumbrado que no han sido capaces de domeñar el extraordinario texto a dimensiones digeribles. Desconocemos las versiones anteriores que ya habían visitado Mérida en 1980 y 1996, la primera de Tamayo con otra cantante famosa, Massiel, en el papel estelar, y la segunda del mismo Plaza, que ahora repite. Es una pieza tan tradicional, tan racista -¡gitana!- y machista -¡sierpe!- a ojos de los censores actuales, que extraña que aún suba al escenario. Pero nada dura para siempre y al final el Augusto sentencia: ‘No habrá otra tumba en la tierra que contenga amantes de mayor fama. Sucesos de tanta altura afligen a quienes su causa fueron’.

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 6
Versión: 6
Dirección: 7
Puesta en escena: 7
Interpretación: 8
Música: 6
Producción: 7

Compañía Nacional de Teatro Clásico
ANTONIO Y CLEOPATRA
de William Shakespeare
Del 24 de septiembre al 7 de octubre de 2021

REPARTO:

Cleopatra: Ana Belén
Enobarbo: Ernesto Arias
Octavio César: Javier Bermejo
Mensajero: Rafa Castejón
Eros: José Cobertera
Octavia: Elvira Cuadrupani
Pompeyo: Israel Frías
Antonio: Lluís Homar
Dolabela: Carlos Martínez Abarca
Mardián / Seleuco: Luis Rallo
Carmia: Olga Rodríguez
Lépido: Fernando Sansegundo

EQUIPO ARTÍSTICO:

Dirección: José Carlos Plaza
Traducción y versión: Vicente Molina Foix
Director adjunto: Jorge Torres
Escenógrafo: Ricardo Sánchez Cuerda
Iluminación: Javier Ruiz de Alegría
Vestuario: Gabriela Salaverri
Creación musical: Luis Miguel Cobo
Caracterización: Toni Santos

Coproducción de la CNTC con el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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