Una terna muy solvente con mucho en contra

Una terna muy solvente con mucho en contra


(PD/EFE).- Las corridas cambian según quien las preside, algo que se nota mucho en esta feria de Logroño, donde para siete festejos hay dos presidentes con criterio muy dispar. Por si fuera poco, a los dos les falla la sensibilidad, pues si uno peca por exceso, el otro lo hace por defecto. Así, el de ayer le pedó dos mangazos, como diría el castizo, al Cid y a Perera, a este, además, por partida doble. Y peor todavía que las injusticias presidenciales, la tarde estuvo marcada por los inconvenientes del ganado.

El primero del Juli, bajándole la mano se iba al suelo, y por arriba punteaba con un molesto calamocheo. Muy puesto y arrancado, El Juli terminó corrigiéndole los defectos hasta torearle con enjundia. Muletazos de uno en uno, pero largos y templados. La mala colocación de la espada, y la frialdad de ser el toro que abría plaza, dejó aquello en un ingrato silencio.

El cuarto, una miseria de toro, cortito en todo, no sirvió ni para arriesgar. El Juli se entretuvo solo en doblarse con él para buscarle la igualada.

El Cid tuvo un toro primero que se movió, noble y con fijeza, aunque le faltó lo que en la jerga llaman carbón. El Cid le dio importancia a la faena por la limpieza suma en cada pase, la extraordinaria lentitud y la perfecta ligazón. Series exquisitas por ambas manos, rematadas cada una con improvisadas alegrías. La estocada, solo media, fue suficiente para tirar al toro. ¿Qué más quería el presidente para darle la oreja? Pues no se la dio a pesar del ensordecedor griterío.

El quinto, topón, no dejó ir al Cid más allá de los medios pases.

Perera se las vio en primer lugar con un animal que no aportó absolutamente nada, noblón, pero frenándose continuamente. Le enjaretó muletazos por alto en la apertura con quietud y arrogancia. Luego tres tandas por la derecha, intercalada una de naturales, en la que los pases salieron necesariamente de uno en uno. Luego, un parón muy a modo. Muy resuelto Perera, hubo entusiasmo generalizado en el tendido, con la excepción del presidente.

DOS PARTES La faena al sexto fue larga y en dos fases. Lo bueno, de la mitad para adelante. El toro con la cara natural, sin humillar, no quería nada por abajo, y obligándole se venía al suelo. Por arriba, pegaba tarascadas, pero terminó Perera ganándole la pelea, sobándole hasta que rompió. Las tandas por el izquierdo, pausadas y arrogantes, tuvieron mucha fibra. La gente explotó por fin en olés, hubo música y, otra vez, la emoción de un arrimón muy conseguido. La estocada, perfecta de ejecución, dejándose ver mucho el torero. Por sí sola valía la oreja. Pero fue la última sinrazón del presidente denegándola.

Ganado: cinco toros de Jandilla –segundo y cuarto con el hierro de Vegahermosa–, de aceptable presencia, bajos de raza y de poco juego. Fue excepción el segundo, con clase y movilidad. El quinto fue un sobrero de Zalduendo, en la línea de los titulares.
Julián López ´El Juli´: silencio y silencio.
Manuel Jesús ´El Cid´: gran ovación tras ruidosa petición y ovación.
Miguel Angel Perera: gran ovación tras petición y vuelta tras mayoritaria petición.
Plaza: Logroño. Más de tres cuartos.

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