Normativa, riesgos y alternativas en la carga doméstica de coches eléctricos

Multas por cargar el coche eléctrico desde la ventana: el lado oscuro de la recarga casera en España

Cada vez más multas a propietarios que recargan su coche eléctrico lanzando cables por la ventana ante la falta de cargadores públicos y el alto coste de las recargas

Un vecino de Madrid recarga su coche eléctrico a través de la ventana en plena calle
Un vecino de Madrid recarga su coche eléctrico a través de la ventana en plena calle. PD

Los coches eléctricos han dejado de ser una rareza para convertirse en parte habitual del paisaje urbano español.

Pero a medida que crecen las ventas, también lo hacen los problemas prácticos para recargar estos vehículos.

Y es que, ante la escasez de puntos públicos o los altos precios de algunas recargas rápidas, algunos propietarios han optado por soluciones tan creativas como peligrosas: lanzar un cable desde la ventana de su piso hasta el coche aparcado en la calle. Una práctica que, lejos de ser un truco casero inocente, puede salir muy cara.

En ciudades como Madrid, los agentes municipales lo tienen claro: si detectan un cable colgando desde un piso hasta un vehículo eléctrico aparcado en la vía pública, multan al propietario sin contemplaciones. El motivo es doble. Por un lado, se trata de una infracción por ocupación indebida de la vía pública; por otro, es una acción temeraria desde el punto de vista eléctrico y de seguridad ciudadana.

Las sanciones oscilan entre 90 y 200 euros, dependiendo de las ordenanzas municipales y de si hay agravantes como obstaculizar el paso o provocar accidentes. No hace falta ser ingeniero para imaginar el peligro: cables cruzando aceras, enchufes domésticos sobrecargados durante horas y riesgo real de incendio si el alargador no está preparado para soportar la intensidad necesaria para cargar una batería de coche eléctrico.

Y si por desgracia un peatón tropieza con el cable y se lesiona, además de la multa administrativa puede caer una demanda civil que multiplique el coste final del “invento”.

Por qué recurren los conductores a esta práctica

La explicación está en dos factores clave: economía y falta de infraestructuras. Cargar un coche eléctrico en casa puede ser hasta cinco veces más barato que hacerlo en un punto público rápido. Pero claro, no todo el mundo dispone de garaje privado ni de acceso fácil a un enchufe propio donde instalar legalmente un cargador.

En edificios antiguos o en barrios donde casi nadie tiene plaza propia, muchos usuarios se ven entre la espada y la pared: pagan precios altos en electrolineras públicas o improvisan soluciones poco ortodoxas lanzando cables desde sus ventanas. Aunque es tentador para quien tiene el coche aparcado justo debajo del balcón, el ahorro potencial puede convertirse rápidamente en la recarga más cara (y peligrosa) del año si llega la multa.

Cómo debe hacerse bien: instalación legal y segura

La ley española permite instalar puntos de recarga privados tanto en viviendas unifamiliares como en garajes comunitarios. En este último caso, basta con notificarlo por escrito a la comunidad antes de hacer nada. La instalación debe ser realizada por profesionales acreditados e incluir siempre un contador independiente para medir el consumo asociado al vehículo eléctrico; así se evitan conflictos vecinales y malentendidos sobre quién paga qué.

La normativa (Ley de Propiedad Horizontal) garantiza que ningún vecino puede impedir la instalación del punto de recarga en una plaza individual salvo motivos justificados (normalmente relacionados con seguridad o estructura). La inversión inicial puede parecer alta, pero a medio plazo sale rentable frente a las multas o los sustos eléctricos.

Variedades y tiempos de carga: del enchufe lento al supercargador

No todos los sistemas son iguales ni ofrecen los mismos resultados:

  • Enchufe doméstico: La opción más lenta (y menos recomendable), requiere más de 12 horas para una carga completa y está pensada solo como solución puntual.
  • Wallbox doméstico: Instalado profesionalmente en garaje privado o comunitario. Permite cargas mucho más rápidas (entre 3 y 8 horas) y seguras.
  • Cargadores públicos estándar: Potencias entre 7 kW y 22 kW. Ideales para dejar el coche varias horas.
  • Cargadores rápidos (más de 50 kW): Permiten recargar hasta un 80% en menos de media hora, pero son más caros.
  • Ultrarrápidos (más de 150 kW): Pensados para largas distancias o transporte pesado; permiten cargas completas en menos de 20 minutos, aunque aún son minoría.

El tiempo real depende del tipo de batería, del cargador y del propio vehículo.

¿Cuántos puntos públicos hay en España? ¿Dónde están?

España ha dado pasos importantes para mejorar su red pública. Solo en 2025 se han sumado más de 600 nuevos puntos rápidos (de entre 150 kW y 250 kW), que permiten cargar casi cualquier modelo moderno en menos de media hora. Aun así, existe una desigualdad geográfica significativa:

  • Navarra y Cataluña destacan por encima de la media nacional tanto en número como en calidad de los puntos disponibles.
  • Madrid lidera por número total pero aún necesita reforzar su infraestructura.
  • Andalucía, Ceuta y Melilla están a la cola tanto en proporción como en cobertura territorial.

Para facilitar las cosas a los conductores, plataformas como el mapa REVE permiten localizar todos los puntos públicos activos, consultar información sobre potencia disponible, tipos de conectores, estado (libre u ocupado) y tarifas actualizadas. Además, incluyen valoraciones reales de otros usuarios e información sobre horarios y posibles incidencias.

El precio real de “ahorrarse” un cargador legal

El caso es claro: intentar ahorrar improvisando con cables lanzados por la ventana puede acabar costando mucho más caro. No solo por las multas inmediatas —que suelen superar lo que costaría una carga pública— sino por los riesgos legales si ocurre algún accidente o daño a terceros.

Además, aunque cargar “en casa” sea más barato que hacerlo fuera, no es excusa suficiente ante agentes municipales ni ante vecinos molestos. La normativa está clara y las alternativas existen: mejor invertir tiempo y algo de dinero en una instalación legal que arriesgarse a convertir tu coche eléctrico —y tu portal— en noticia viral… pero por las razones equivocadas.

¿Moraleja? Si tienes coche eléctrico, busca siempre soluciones seguras y legales para recargarlo. Y si te tientan las ideas “creativas”, recuerda que ningún ahorro compensa una multa inesperada… ni una visita del seguro tras un cortocircuito nocturno.

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