La princesa alemana de origen danés evitó las incómodas colas del control policial pasando por la fila destinada a las autoridades porque esgrimió un pasaporte diplomático
La última gran estrella mediática de la crónica social española volvía este viernes a protagonizar una nueva portada, después de las muy sonadas en El Mundo y Hola y las páginas interiores de Paris Match.
Esta vez a Corinna Zu Sayn-Wittgenstein le ha tocado ocupar la portada de la revista Tiempo, que publica la foto de la princesa alemana en compañía de un empresario brasileño al que visitó durante su viaje a Río y que ya se ha ganado el sobrenombre de «el otro amigo de Corinna«.
Parece ser que la entrañable amiga de Don Juan Carlos acudió a visitar a este empresario de nombre Marcelo Carvalho de Andrade escasos doce días después de la sonada caída del Rey en Botsuana que desató la tormenta mediática y, de paso, sacó a la luz la existencia de Corinna.
La alemana viajó a Brasil con su pasaporte diplomático, acompañada por su hija Natassia (fruto de su matrimonio con Philipp Atkins) y una amiga, y se alojó en una suite del Hotel Copacabana Palace, en una suite de 1.000 euros por noche.
Eso sí, según Exteriores el pasaporte diplomático utilizado para viajar no era español.
Allí se dejó ver con Marcelo Carvalho, fundador en 1985 de la ONG francobrasileña Pro-Natura, y presidente de sus delegaciones en Brasil y EEUU, además de presidir y trabajar como consultor en varias empresas internacionales (Terra Capital Group, Axial Bank y la compañía Eco Carbon, Shell, EARTH Capital Partners, Laep Investments o DuPont Corporation).
Aunque Carvalho se negó a declarar para la revista Tiempo sobre la visita de Corinna, lo que sí asegura la publicación es que el empresario estuvo pendiente de su invitada en todo momento y ejerció de perfecto anfitrión para ella, llevándola en su coche hasta tres veces, invitándola a cenar y enseñándole la ciudad.
Según subraya la revista, en ningún momento Corinna mostró tristeza o abatimiento por los sucesos ocasionados a raíz del accidente en Botsuana, que la obligaron a salir apresuradamente de España.
Corinna consiguió pasar desapercibida hasta que la bloguera Sonia Racy desveló en la web Estadao que la «famosa enamorada del rey Juan Carlos» había sido vista tomando café en La Pérgola, uno de los restaurantes del hotel.
La presencia de Corinna en Brasil no resulta casual. El país debe representar una importante fuente de recuerdos entrañables, ya que de joven pasó largas estancias allí porque su padre, Fin Bönning Larsen, era representante para Europa de las líneas aéreas Varig.
Un periodo en el que, según el programa Te vas a enterar de Cuatro, conoció al piloto legendario Ayrton Senna, con el que vivió un breve romance cuando ella tenía apenas 20 años.