Don Quijote de la Sagra. Entrega número 1

DON QUIJOTE DE LA SAGRA, una Historia del siglo XXI (publicada en «El sol universal»). ENTREGA NÚMERO 1.

 

Quijote de Castilla y de Castilla, vecino de la Sagra toledana que está oficialmente inscrito en el Registro Civil con este nombre y apellidos, y conocido como Quijote de la Sagra por sus amigos, es un investigador cultural que, en unión de Constanza de Toledo, conciben un plan para reconquistar culturalmente la Península Carataria de Toledo, convenciendo a los duques, ductores y barones que rigen dicha Península de la necesidad y conveniencia de reafirmar las raíces castellanas de esa Carataria toledana.

Asimismo, pretenden que las diez comarcas de Toledo (La Sagra, Torrijos, La Sierra de San Vicente, La Campana de Oropesa, Talavera, La Jara, Toledo, Los Montes de Toledo, La Mesa de Ocaña y La Mancha) sean igualmente respetadas en su integridad territorial y en sus legítimos componentes culturales, para lo que deciden efectuar una embajada y expedición cultural ante las autoridades de la Península Carataria de Toledo.

Esto es lo que les sucedió en esta descomunal aventura contra las gigantescas fuerzas oficiales que van a oponérseles y que se empeñan en ver monótonas, pobres y sin matices a las enriquecedoras y variadas comarcas de Toledo, como a las otras muchas y diversas y singulares comarcas de la encantadora región histórica de Castilla la Nueva.)

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ÍNDICE

Prólogo
que ya es parte de la narración

Capítulo I

Sobre el lugar sagreño donde esta historia sucede y el nombre de nuestro héroe

Capítulo II

Que trata de la primera salida que por de dentro de su propia tierra y comarca hizo el ingenioso don Quijote de Castilla y Castilla, también llamado de la Sagra.

Capítulo III

Donde se narra la final conversación inicial entre Quijote y Constanza.

Capítulo IV

Del vuelo de personas y enseres por los aires, a lomos del corcel “Sagreño”, y del modo en que se adentraron Constanza y Quijote por las calles de la Península Carataria de Toledo

Capítulo V

De lo que sucedió adentro del palacio de los duques que conducen, dirigen y acaudillan a las gentes dirigidas y conducidas por los ductores, duces y barones de la Península Carataria,

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DON QUIJOTE DE LA SAGRA
y otros andantes de las comarcas castellanas

(Una Historia absolutamente de nuestros tiempos
del Tercer Milenio)

CAPÍTULO I. Sobre el lugar sagreño donde esta historia sucede y el nombre de nuestro héroe

EN UN LUGAR DE LA SAGRA, de cuyo nombre hay varias versiones, no ha mucho tiempo que vivía el ingenioso investigador cultural del siglo XXI don Quijote de Castilla y Castilla, puesto que éste era el nombre y apellidos que figuraban en el Registro Civil, los mismos por rama materna como paterna, dentro de una familia de acrisolada raíz sagreña desde hacía muchas generaciones.

En cuanto al porqué de su nombre de pila, también totalmente oficial pese a lo extraño que puede hacérsenos al oído acaso, más adelante se explicarán cumplidamente las razones que habían llevado a sus padres a inscribirle al nacer con dicho sonoro apelativo, de tantas resonancias en la cultura castellana y española.

Sus apellidos los tenía, su nombre queda dicho y en cuando al “don” también podía usarlo, puesto que había superado los estudios de Bachillerato, que son los que facultan para portar tal distinción en nuestros días del siglo XXI, tan poco habituados ya a hacer estas diferencias, puesto que se ha igualado todo por abajo…

En efecto, la discriminación positiva de reconocer grados y esfuerzos académicos ya no existía apenas, salvo si se trataba de inventar nuevas titulaciones estrambóticas y estrafalarias cobradas a buen precio por la Administración universitaria, pues entonces sí se despachaban rangos, ringorrangos, graduaciones y jerarquías a porrillo.

El escalafón de las excelencias a tanto el centímetro cuadrado de vanidad, titulo comprado, tesis o tesinas con remiendos que algunas venían ya desde los tiempos de Mari Castaña y desde la corte de los faraones del Rey que Rabió, eran tienda de mercadería ilimitada y un negocio muy boyante, en estos tiempos de las falsías académicas y políticas industrializadas.

¡Con decir que algunas de las más recientes tesis informáticas ya eran transcripción, calco y duplicado casi literal de las más añejas memorias universitarias que se guardaban en los archivos más vetustos de la provecta y antiquísima Universidad de Salamanca!

¡En efecto, la de Salamanca es primera institución educativa de todo el mundo que pudo usar legítimamente el título de “Universidad”, pues se lo consiguió del Papa de Roma Alejandro IV para su preciada y mimada joya helmántica o salamanquina el toledano rey Alfonso X el Sabio entre los años 1252 y 1255!

Tal era el afecto mutuo y cultural que Toledo y Salamanca ya sentían la otra por el uno y el uno por la otra a mediados del siglo XIII, merced al amor por la cultura y a la labor impulsora de la misma de este grande toledano que mencionamos.

-No sólo es reseñable que la vanguardia de las tesis doctorales informatizadas de nuestros días siga estando en el calco casi literal de lo que ya se afirmaba a mediados del siglo XIII, sino otra cosa también comento –expuso Quijote de Castilla y Castilla en una reunión con amigos en la que se encontraba-.

-A saber, explícate mejor porque no te hemos entendido.

-¡Qué canales tan sinuosos y tocantes los unos con los otros suele tener la Historia de Castilla, ya sea entre la Universidad de Salamanca, privilegiada y favorecida por la Corona de Castilla desde su fundación o ya sea en el carácter alfonsí de la magna obra cultural del toledano Alfonso X el Sabio!

-¿Me puedes desmenuzar algo más el motivo de tu asombro, amigo mío?

-Alfonso X el Sabio desde su corte de Toledo es el creador del castellano moderno, sobre la base del castellano de Burgos preferente hasta ese siglo XIII! –precisó Quijote de Castilla y Castilla a sus amigos, como ya lo había hecho en otras ocasiones cuando hablaban de estos temas-.

-Sí, mis queridos amigos, porque es el castellano de Toledo el que más ha contribuido al devenir de nuestra bella lengua castellana hasta convertirse en el idioma que hoy conocemos en el siglo XXI.

-¿Y cómo fue así? –maestro y sin embargo amigo nuestro Quijote de Castilla-.

-Porque el buen rey de Castilla Alfonso X el Sabio, natural de Toledo según estamos diciendo como tantos otros reyes, artistas, escritores, héroes y santos castellanos estableció la norma de que los asuntos de su Corte y los escritos de su Escuela de Traductores se redactasen siempre en la lengua de Castilla…

-Lo cual parece bastante lógico.

-Y no ya en latín, y para evitar diferencias entre unas zonas y otras estableció que en caso de duda… se recogiese como oficial la variante usada en Toledo y sus alrededores.

-O sea, Quijote, que el idioma castellano es sobre todo idioma toledano.

LOS AUTORES DE LOS SIGLOS DE ORO NO TENÍAN DUDA
DE QUE SU LENGUA SE LLAMABA EL CASTELLANO

-Sí cierto que sí, desde el siglo XIII, puede decirse eso, ¡y no digamos si también se añade la labor de la Castilla Nueva en el XIV, en el XV y desde el XVI, cuando la Corte se radica en Madrid y empiezan a surgirle genios madrileños al idioma del sur de Castilla para hacerle el más dorado y áureo castellano!

-Desde luego, con Cervantes, Lope, Tirso, Calderón, Quevedo… el idioma castellano llega a su plenitud.

-El idioma castellano de Castilla la Nueva, para ser más exactos –precisó Quijote de Castilla, que le gustaba pontificar exactamente cuando podía hacerlo-.

-Sí, grandes hombres y nombres parece esos, Quijote.

-Los cimeros. Y grandes patriotas de Castilla todos ellos, con Cervantes, con Lope y con Quevedo a la cabeza, que ensalzan a su patria castellana y a su lengua –que siempre llamaron “castellano”- hasta lo sublime del amor que sentían por ella y hasta la tristeza que les producía verla tan mal tratada y esquilmada por la Monarquía de los Austrias.

* * *

CURRÍCULOS VITAE SIN VIDA,
TESIS DOCTORALES DE CORTA Y PEGA

DECÍAMOS QUE CON LAS TESIS calcadas tan espléndidamente, siglo tras siglo, desde la época primera de la Universidad salamantina o helmántica de Salamanca, y ahora más fácilmente con el corta y pega informático, se pueden engordar mucho los currículos de la clase dirigente.

Jamás ha descubierto nada nuevo, pero ha embalsado, encharcado y atollado los acúmulos de detritus que circulan por los seminarios universitarios desde mediados del siglo XIII hasta hoy.

Doctores de la nada, redactada por algún becario

La susodicha clase bebe de los abrevaderos y come de los ricos pastizales del poder: ministros, consejeros, cargos, cargas todos ellos y ellas para el presupuesto público, secretarios y subsecretarias, asesoras y delegadas en los diversos momios de la infinita e ilimitada Administración del Estado, central, autonómico, provincial y local y sus aledaños de amigotes y amigotas de los pesebres de confianza.

En cambio, a la gente común y corriente la obligación de hacerse doctor o magister o posgrado no les sirve de nada, sólo les detrae las tasas que han de pagar por acumular títulos vacíos en los armarios de casa o en las paredes de quienes cuenten con posibles económicos para poder enmarcarlos… Pero trabajo, no les proporciona ninguno.

Uno puede convertirse en esclavo automatizado de alguna cadena de montaje multinacional, sí.

Puede transformarse en autónomo esclavizado por sí mismo en el escalafón más bajo de los trabajadores, los archifamosos “emprendedores” del sueño de sus quimeras que se concretan, finalmente, en el batacazo de su propia esclavitud.

O, por último, uno puede estabularse en alguna administración que le facilite un comedero y abrevadero sobre los súbditos de todo y soberanos de la nada: la clase pechera o pagafantas de los impuestos, que como siempre corre a cargo del sostenimiento de todo el festín de los poderosos.

-Ya ocurría en Egipto, ya ocurría en Mesopotamia, ya ocurría en Babilonia, en Roma o la Grecia clásica, que se hartaba de hablar de libertad y de democracia, cuando en verdad más de la mitad de la población era esclava y estaba a merced de sus amos –precisaba Quijote de Castilla-.

Y terminaba, harto dolidamente:

-La libertad es un mito prometido eternamente, que eternamente se aleja en la realidad y que jamás se alcanza. La única libertad que tenemos es la de movimientos, y aún esa muy amenazada por diferentes cerrojos y encadenamientos.

* * *

Pero de todo ello, así como de otras aventuras y sucesos en que se vio envuelto Quijote de Castilla, por su afán de luchar por la Libertad y la Verdad en un mundo como el presente, ya tendremos ocasión de hablar en las páginas que siguen.

Por ahora sépase con toda claridad y certidumbre que no es igualdad todo lo que se pregona como tal, ni es la aristocracia del poder cuestión del pasado.

No, ni mucho menos.

Las baronías y las sinecuras de antaño persisten hogaño con otros nombres –el nombre de lo eterno es lo que se modifica constantemente, para que parezca novedoso lo viejísimo- como en sus mejores/peores momentos.

O acaso más, según comprobaríamos si nos detuviéramos a levantar la piel de la cosas…

Y tal cosa haremos en este y en los capítulos que siguen.

* * *

FIN DE LA PRIMERA ENTREGA. (Continuará en este medio medio)

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Juan Pablo Mañueco

Nacido en Madrid en 1954. Licenciado en Filosofía y Letras, sección de Literatura Hispánica, por la Universidad Complutense de Madrid

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