Aprovechad las virtudes del salutífero puerro para componer un sándwich original, variante oceánica del croque-monsieur galo, que sorprenderá sus convites por su aromática sabrosura. Se hace en una sandwichera especial ideada para soldar sus extremidades, pero en su defecto y nuestras latitudes, la sartén de toda la vida convendrá perfectamente.
Comprar 400 gr. salmón fresco que su pescadero despojará de piel, espinitas y reducirá en daditos de unos dos centímetros.
En casa, lavar y laminar el blanco de 2 puerros, fundirlo en 50 gr. de mantequilla, salpimentar, añadir una pizca de nuez moscada rallada, cocer a fuego lento hasta que esté bien tierno y sin colorear.
Añadir entonces los daditos de salmón, una cucharadita de zumo de limón y otra de vino blanco, mezclar suavemente para relajar perfectamente los aromas y homogeneizar el conjunto. Cocer otros 10’ aproximadamente.
Al final, añadir dos cucharadas de nata espesa, rectificar el sazonamiento, dejar espesar ligeramente y colocar un poquito sobre una loncha de pan de molde. Tocar con la segunda, depositar en una sartén calentita con un poco de mantequilla, dar la vuelta con precauciones hasta alcanzar el apetitoso doradito o colocar su Jaffle en una sandwichera. Degustar bien calentito con ensaladas variadas.
Parece que el curioso nombre de “Jaffle” sea oriundo de Australia y Surafrica , donde designa una plancha de similar dimensión a la de una loncha de pan usada para tostar. Ese utensilio se utiliza indiferentemente sobre gas o fuego, lo que resulta ideal en casos de cocina al aire libre.
Los Jaffle Skol o Toasties son muy populares en esos lares e integran la categoría de los “snacks” patrios favoritos.
Consta de versátiles rellenos, permite utilizar los restos de comida y su forma diminuta resulta ideal para transportar ese sabroso sandwich en el bolso y matar al dichoso gusanillo.
