El facineroso ha sido detenido este 24 de mayo de 2012 tras haberse entregado como responsable de la misteriosa desaparición, hace 33 años, de un niño de seis años en Manhattan.
La policía de Nueva York tiene en el calabozo a Pedro Hernandez, que «ha admitido su implicación en la desaparición y la muerte» del pequeño Etan Patz, ausente desde el 25 de mayo de 1979, cuando iba camino del colegio.
El sujeto, que según el New York Post trabajaba en aquella época en un bar cercano al domicilio de Etan, habría captado la atención del niño ofreciéndole un refresco.
El niño estaba solo, algo raro porque siempre lo acompañaba su madre o su cuidadora hasta allí. De hecho, era la primera vez que Etan recorría las dos manzanas desde su casa, a la vuelta de la esquina, sin guardián a su lado.
El niño había suplicado a su madre, Julie, que lo dejara ir por su cuenta.
Según su propio relato a la policía, Hernández vio al niño, al que no conocía, y lo atrajo hasta el sótano de su tienda. Y ahí lo estranguló. Envolvió los restos del pequeño en una bolsa y lo metió después en una caja, que dejó entre la basura de un edificio cercano.
En las horas de interrogatorio de este miércoles y jueves, los agentes preguntaron repetidamente a Hernández por qué lo había hecho.
El hombre, que ahora tiene 51 años y está consumido por el cáncer, lloraba a ratos y repetía «no sé, no sé».
Según el ‘New York Post’, también dijo a los agentes que sintió «el deseo de matar».
EL ARRESTO
Hsta su arresto, Hernández vivía con su mujer y su hija adolescente en la frontera entre Nueva Jersey y Pensilvania, en un suburbio de Filadelfia a dos horas de Nueva York.
En una zona de casitas modestas llamada Maple Shade, sus vecinos aseguran que se trata de una familia que no hace ruido y es cortés con la comunidad.
El hombre limpia el jardín con sus conocidos y canta en la iglesia pentecostal.
Un país consternado
El caso de Etan Patz conmocionó a la sociedad estadounidense y llevó al entonces presidente Ronald Reagan a declarar el 25 de mayo como el Día Nacional de Niños Desaparecidos.
Además, el caso del pequeño se convirtió en uno de los primeros menores cuya imagen apareció impresa en cartones de leche por todo el país y fue reabierto por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) a finales de abril pasado con el rastreo de un edificio en el barrio del SoHo, en el sur de Manhattan, para buscar en el sótano posibles restos óseos del menor.
La búsqueda, seguida con gran expectación, culminó sin el hallazgo de pistas sobre la muerte de Patz, cuyo responsable siempre se sospechó que fue José Ramos, que en la actualidad cumple condena en una cárcel de Pensilvania por abusar de otro niño y contra quien nunca llegaron a presentarse cargos por falta de pruebas.
Ramos salía con una mujer que trabajaba en el domicilio de los Patz, e incluso llegó a admitir que el día de su desaparición estuvo con él, aunque siempre negó haberlo secuestrado.
El menor fue declarado oficialmente muerto en 2001 por las autoridades y el caso fue reabierto en 2010 por el fiscal de Manhattan, Cyrus Vance.