El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, apareció este martes en horario de máxima audiencia en televisión para defender los últimos cambios de Gobierno, en particular la reelección de François Fillon como jefe del Ejecutivo, al que calificó como «el mejor primer ministro posible».
Sarkozy, que se enfrenta a reiteradas movilizaciones populares por una polémica reforma de pensiones, concedió una entrevista simultánea a tres televisiones. En ella, advirtió de que el mantenimiento de Fillon en Matignon «no es una elección de confort», sino que se trata de una decisión basada en «la estabilidad que Francia necesita».
«Pensé que Fillon era el mejor» para el puesto, agregó, y señaló que durante varios años ambos han mantenido unas relaciones exentas de discrepancias.
Sin embargo, Sarkozy no quiso entrar a valorar la salida del Gobierno del anterior ministro de Ecología, Jean Louis Borloo, que aspiraba a encabezar el Gobierno en sustitución de Fillon. El presidente se limitó a destacar las virtudes de Borloo como ministro sin considerar su posible desplante.
El presidente tampoco aclaró su futuro político y si se postulará de nuevo a las elecciones presidenciales del año 2012. Tras pensárselo durante varios segundos, se marcó como plazo para dar una posible respuesta a esta pregunta «otoño de 2011». «Es una decisión muy personal», señaló.
«Las personas me han elegido para trabajar hasta el último minuto, no para que me organiza de cara a una nueva elección», manifestó Sarkozy, en declaraciones recogidas por los medios de comunicación galos.
También aplaudió la labor del ministro de Trabajo saliente, Eric Woerth, por su «coraje y dignidad» en la defensa de la reforma de las pensiones. Lo calificó como «un hombre profundamente honesto», precisamente cuando se discute su implicación en un supuesto trato de favor a la multimillonaria Liliane Bettencourt.
DESCONTENTO HACIA EL PRESIDENTE
El presidente francés realizó un repaso durante la entrevista por los temas de actualidad en el país y por aquellos que precisamente le han llevado a reformar el Gobierno. El que más polémica ha despertado en los últimos meses es la reforma de las pensiones, que plantea el retraso de la edad de jubilación de 60 a 62 años y la ampliación, de los 65 a los 67 años, de la edad necesaria para cobrar un subsidio completo.
Sarkozy defendió que la iniciativa no se ha adoptado por «una cuestión de popularidad ni por preparación para 2012». Calificó de «normal» el malestar generado entre la población, ya que Francia vive un «periodo de crisis».
En su opinión, «es normal que el presidente, que es el responsable, sea quien genere el enfado, la inquietud, el mal humor». En este sentido, puso como ejemplo a la canciller alemana, Angela Merkel, o al presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, para demostrar el malestar creciente en Europa hacia la clase dirigente por las decisiones adoptadas en época de crisis.
Hizo hincapié en el carácter pacífico de las protestas convocadas por los sindicatos, si bien criticó a «ciertos partidos políticos» por incitar a los estudiantes menores de edad a manifestarse, ya que considera que no es «muy responsable» esta actitud.
Por otra parte, en alusión de la inmigración, el jefe de Estado galo subrayó la necesidad de poner orden en los flujos migratorios para organizar «el colapso» del «sistema de integración y, además, citó la conveniencia de poner fin a los «guetos» creados a las afueras de las ciudades.
Asimismo, dijo que no se ha mantenido dentro del Ejecutivo el concepto de «identidad nacional» porque había creado «malentendidos». No por ello, apostilló, renuncia al «fondo de las cosas» que siempre ha promovido.
Negó que su Gobierno haya promovido una «estigmatización» de la población gitana y citó al Papa, Benedicto XVI, para recordar que «los extranjeros deben respetar las leyes del país de acogida y respetar su identidad nacional».
REHENES EN AFRICA
Sarkozy reiteró las advertencias del Gobierno para los franceses que se encuentran en zonas de peligro de Africa como Malí o Níger. «Son asuntos extremadamente complejos», explicó, y apuntó que las autoridades galas siguen «extremadamente vigilantes» ante los secuestros.
«Todo lo que debe hacerse para asegurar la seguridad de los franceses se ha puesto en marcha, pero no cederemos», añadió, y mostró su preocupación especial por los rehenes que permanecen bajo custodia de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y por los cinco franceses secuestrados en septiembre en Níger.
En el ámbito económico, Sarkozy anunció una reforma fiscal para primavera del próximo año encaminada, entre otros asuntos, a «armonizar la fiscalidad francesa y alemana» para evitar «los deficits de competitividad». Las medidas implicarán también un «nuevo impuesto sobre el patrimonio».
