El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Que conste en acta: quise escribir «pata»

QUE CONSTE EN ACTA: QUISE ESCRIBIR “PATA”

Dilecta Pilar:

Hice el esfuerzo de desplazarme a Tres Cantos, porque allí estuvieron encuadernadas y recogidas en varios volúmenes en la biblioteca, archivo general de la Orden, pero alguien (acaso un amigo de lo ajeno, las sustrajo; cuando yo acudí no había rastro de ellas). Todos los religiosos Camilos y trabajadores del Centro, todos (no pude saludar a Bermejo ni a Santaolalla, que habían viajado ese día a Valladolid por cuestión de trabajo, creo), sin excepción, se portaron estupendamente conmigo. No puedo achacarles nada ni formularles queja alguna. Hasta tuvieron el detalle de acercarme a la estación de Renfe, para facilitarme el regreso; el Padre Jesús María Ruiz me invitó a comer con la comunidad religiosa (en una mesa semicircular, si no marro) y no me cobraron las pocas copias que hice.

De nada. Javier, por lo que he leído de él, sus respuestas a tus preguntas, en el supuesto de que lo hubiera conocido, me hubiera caído bien, barrunto. “Ningún hombre es una isla en sí mismo” (ya que el hombre es un ser social) dijo otrora (y sigue aduciendo hoy a quien lo lee) John Donne. Que a nadie nunca le falte una mano a la que agarrarse (para salir de un peligro o superar un bajón anímico o revés de diverso jaez). Hoy hay muchos suicidios por falta de manos fautoras (que se brinden a ayudar).

No es malo tener buen saque, si luego se queman las calorías ingeridas mediante el trabajo realizado o el deporte llevado a cabo.

Las gracias te las debo dar yo a ti, por tu generosidad. Tomo en consideración tus palabras y recordaré tu comentario laudatorio por mi acierto cuando me equivoque. Ergo, hoy no me consideraré un genio para, cuando meta la pata pronto, que la meteré, seguro, tampoco me vea como un idiota.

Que sepas que no me ha molestado tu sarcasmo (quien es adicto a elaborarlos y erogarlos entre sus congéneres debe avenirse del mejor modo a admitirlos y recibirlos, sin formular queja). Que conste en acta: quise escribir “pata”, pero lo que se leía y salió fue “peta” (que, a mí, al menos, no me peta o agrada, no, sino que tal vez me agreda; no conozco a nadie que tenga dos dedos de frente, sea hembra o varón, al que le guste errar, pero, como de todo hay en la viña del señor, acaso las/os haya y no faltará quien las/os halle; como aseveró el torero Rafael Ortega, “el Gallo”, el día que le presentaron al filósofo José Ortega y Gasset, “hay gente pa—ra— to—do—”). Quizás porque yo, como soy pato, de mote (hijo de Eusebio, “el Pato”, en Cornago, La Rioja), velis nolis, quiéralo o no, de vez en cuando, o de cuando en vez, como errare humanum est, metí, meto y meteré la pata.

Voy a responder a tus gracias, intentando imitar a un combinado o mixto entre “el Gallo” mencionado arriba y el “Tío Coles”, personaje de un sainete (“La bolsa o la vida”, del aragonés, creo, Joaquín Castro Les, que el Padre Pedro María Piérola García amplió y puso al día), que representamos muchas veces en Navarrete y Logroño: “Pos, de ná”.

Otros (beso y abrazo, de tu amigo Otramotro).

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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