A Dios le han encantado mis respuestas
A DIOS LE HAN ENCANTADO MIS RESPUESTAS Esta tarde, durante el breve rato de siesta (ya sabe el atento, desocupado y habitual lector de las urdiduras de Otramotro, mientras me hallaba descansando plácidamente en los mullidos brazos de Hipnos o Morfeo, durmiendo a pierna suelta), que ha durado entre los doce y quince minutos acostumbrados,