El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

¿Saldremos de la zona confortable?

¿SALDREMOS DE LA ZONA CONFORTABLE?

En Navarra, somos (me adhiero al grupo o incluyo entre los tales) legión (si una ídem, romana, en los albores del Imperio, la conformaban 6.000 hombres, tendré que echar mano del plural, legiones, si quiero, que es lo que busco o pretendo, ser más concreto o preciso) los aborígenes o foráneos empadronados que nos sentimos noblemente honrados o estamos orgullosos de vivir dentro de los límites del otrora reino en pleno siglo XXI, por esta razón de peso, la citada, foral, es la Comunidad Autónoma del Estado español con el menor índice de desempleo o paro en su población, entre sus ciudadanos (ellas y ellos) en edad laboral.

Ahora bien, cabe que nos preguntemos (a renglón seguido, por ejemplo) si somos los mismos los que estamos satisfechos (o no) con el dinero que el Gobierno ha presupuestado para dedicarlo a promover la cultura en dicho territorio. No es mi intención encomiar a mis conciudadanos; tampoco obra entre mis pretensiones ser ensalzado por ellos, porque ninguna de las dos, sensu stricto, ni la aducida en primer lugar ni la formulada en segundo, contribuiría a que progresáramos adecuadamente. Sin embargo, el hombre, hembra o varón, a veces necesita que se le estimule o excite, mediante un acicate o un aliciente, para moverlo de su cómodo sofá, para sacarlo de su zona de confort, con el claro propósito de avanzar.

Primum vivere, deinde philosophari (“primero vivir, luego filosofar”, dice el latinajo; a mi amigo del alma y heterónimo Emilio González, “Metomentodo”, le gusta más esa variante de la cita que airea el pensamiento de esta otra guisa: primum bibere, deinde philosophari, o sea, “primero beber, luego —a modo de corolario o como consecuencia de la ingesta de la bebida espirituosa— filosofar”). Una vez hemos conseguido cubrir las necesidades más perentorias, debemos considerar si, además del alimento para el cuerpo, no es tanto o más necesario que este el aliento para la mente.

Ignoro qué piensas al respecto, lector, pero este menda considera que cualquier edad del hombre es propicia para aprender (y disfrutar aprendiendo) y sacarle el máximo partido o provecho a todo lo asimilado; así que, teniendo en cuenta que cada día nuestra sociedad se avejenta más, al estar conformada por personas de más edad, Navarra, si pretende estar a la altura de los tiempos que corren, en la pomada o vanguardia cultural, habrá de invertir más dinero del presupuesto en promover, proponer y provocar la formación continua y diversificar esta también entre los pensionistas con inquietudes intelectuales (personas a quienes sus circunstancias —las que les rodeaban entonces, cuando eran más jóvenes, antaño— no les permitieron cursar estudios universitarios, verbigracia).

Nadie puede poner en tela de juicio que vivimos en pleno siglo XXI. Si esa es una realidad irrefutable, cabe preguntar(se) por qué hemos de renunciar a las ventajas que la susodicha centuria nos brinda u ofrece (en potencial bandeja), ya que podremos disfrutarlas (en acto) si ponemos los medios coadyuvantes, lícitos y oportunos, que favorezcan la consecución de esos fines benéficos.

No nos conformemos con lo que hay. Si los hombres hemos avanzado en tantos terrenos del arte, la ciencia y la técnica ha sido por las legiones de inconformistas que, a lo largo de la historia, decidieron salir de su zona de confort para dar un paso cuantitativo o un salto cualitativo más, única manera de progresar.

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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