El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

No es un asunto de menor cuantía

NO ES UN ASUNTO DE MENOR CUANTÍA

Dilecta Pilar:

El viernes pasado, 7 de febrero, por la mañana, como había ejemplar del Heraldo de Aragón en el sitio de costumbre, pude leer en la página 28, bajo el marbete de EL MERIDIANO, tu columna “Suicidio social”. Juzgo que no estoy capacitado para contestar a la pregunta que formulabas de si quienes antaño ocupaban las plazas, a fin de cambiar el statu quo, perfectible, mejorable, una vez han llegado a tocar poder, se ocupan y preocupan hogaño de los problemas que, ora agobian, ora aquejan, a cuantas/os han decidido otorgarles, una o varias veces, en las sucesivas y numerosas convocatorias electorales habidas durante los últimos años, su apoyo, sus votos. Me resulta de todo punto imposible. No puedo meterme en las respectivas conciencias de las/os tales para responder a dicha cuestión con conocimiento de causa. Acaso sea uno de sus propósitos, pero aún no ha pasado el tiempo suficiente, prudente y necesario, para poder atisbar o avistar por dónde discurren o van sus intenciones.

Está claro que si ayer alguien pensaba A y hoy piensa B (o no contesta, para evitar caer en contradicciones), acaso ha podido darse cuenta de que otrora estaba en un craso error y ahora considera oportuno cambiar ese yerro por la verdad (lo que me parece, amén de oportuno, cabal) o que, como las circunstancias han cambiado (antes estaba en la oposición y ahora en el gobierno), debe pensar cosa distinta y hasta opuesta, sin que se le note, sin que le suba a la cara, faz o haz el envés, el amenazante y vergonzante arrebol.

El tema de la eutanasia no es un asunto de menor cuantía, no; es un poliedro con muchas caras, querida amiga. Hace menos de un mes, el 17 de enero, publiqué en mi bitácora, El blog de Otramotro, el texto que titulé “Pizarra que soporta toda tiza”. Lo encabezaba el parlamento (perteneciente a la apócrifa novela titulada “Proceso judicial a la eutanasia”, supuestamente escrita por uno de mis heterónimos femeninos, Edurne Gotor, “Metonimia”) de un personaje innominado, que le hacía al juez que conocía de los autos de la causa e iba a fallar sobre el caso la siguiente reflexión y preguntas: “—Señoría, si lo que usted acaba de aseverar es verdad irrefutable, que todos los ciudadanos, ellas y ellos, como así se afirma en el artículo 14 de la Constitución Española de 1978, somos iguales ante la ley, ¿por qué usted, antes incluso de redactar el fallo o tras firmar la sentencia de este procedimiento judicial, puede suicidarse y yo no? ¿Acaso usted tiene más derecho que yo a gozar de ese privilegio?”. Al final del primer párrafo me pregunto: “¿qué hacemos hoy con el presente, cuando este carece de futuro?”. Y en el párrafo central, columna vertebral o raquis de dicho escrito, asevero lo que considero significativo, pertinente y distintivo: “No hay hombre (hembra o varón) que no se aferre al hierro candente de la vida, siempre que halle un motivo o haya una razón por el/la que vivir”. Insisto e itero la idea y/o las palabras con la/s que comenzaba servidor este parágrafo. El tema de la eutanasia no es un asunto de menor cuantía, no;…

Confío, deseo y espero que le sacaras el máximo partido al fin de semana.

Abrazos de tu amigo Otramotro.

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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