El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Misiva a Isis, mi musa tinerfeña (11)

MISIVA A ISIS, MI MUSA TINERFEÑA (11)

Dilecta Isis:

¿Cómo? ¿Que mi admirada y amada musa se ha dignado escribirme y, además, por extenso? ¿Seré otro Santo Tomás? Si no lo veo, no (me) lo creo; por ser el hecho inaudito, insólito. He celebrado tanto tu arrojo, mi sorpresa, que he mandado un recado al campanero de la catedral de Tudela, que es amigo mío (dentro del sobre iba guita, poca, veinte euros, que mi economía no es boyante), para que haga voltear las campanas durante dos minutos (ahora mismo cumple el tal, pues están sonando; ergo, la cuenta, una división en este caso, es clara: diez euros por minuto me ha costado la juerga). Espero que al deán, si este se entera del exceso y le pide cuentas, le diga que se le ha ido la mano, que todos los seres humanos nos equivocamos, y le recuerde ese latinajo que él tanto repite: errare humanum est. Es broma (bueno, no tanto). Ya era hora. ¡Cuánto ansiaba recibir un correo tuyo corto; y encima este es largo!

Me alegra que estés bien. Yo andaba porteando la ansiedad, arriba mencionada, pero, tras leerte, si no ha desaparecido del todo, está en proceso de hacerlo, va camino de lograrlo.

Siento que el deudo que mencionas, que vino allende el océano, sea parco en palabras, pero no te quejes, porque, si fuera gárrulo, acaso te molestara más. Me congratula que tus seres más allegados disfruten y sean felices, cada uno a su manera.

Tienes buena memoria. En ambos sitios estuve, mientras leía, sentado.

Disfruta haciendo ejercicio. Mens sana in corpore sano. Yo todos los días, después de cenar, voy a andar, media hora (si no llueve ni hace mucho frío, una hora o casi). Si no lo hiciera engordaría más de lo que ya lo estoy. No sé si es buena idea la tuya, pues, si dejas de ser la flaca “fofisana” que conocí este verano en el Puerto y te pones dura, igual no me la pones (perdona la procacidad, pero es que me la has puesto a huevo, como dice un dicho que le ponían las bolas a cierto rey; ríete, ríete, a gusto) a mí.

A mí me ocurre lo propio, que en inglés (y en el resto de las lenguas vivas, excepto el castellano o español) flaqueo y flojeo.

A ver si ejerces de mi cicerone de algún lugar de la isla excelente (el adjetivo bonita ya lo tiene en propiedad La Palma) en la próxima ocasión.

Pasaré los días centrales de la Navidad, seguramente, como los años anteriores, cenando o comiendo, de manera repartida, una día en cada casa, con mis hermanos y sus respectivas familias.

Cumplo años el 30 de marzo. Aún queda. ¿Y tú?

Gracias, muchas gracias, por el correo, los abrazos (que me mandas y diste) y los besos (que me remites, pero no sé a qué saben, pues no los caté). Ídem.

¿Te gusta lo que te escribo? He urdido algún texto subido de tono. Pronto lo leerás. Mañana, verbigracia, en una décima, mantengo un diálogo contigo. A ver si te gusta. Luego te lo mando.

Te envía abrazos para ti y besos para Marimar quien hoy aprovecha para recordarte qué dicen que dijo el oráculo de Delfos (“Lo más bello es lo justo, la salud es lo mejor, obtener lo que se ama es la más dulce prenda del corazón”), sigue prendado de tu arrolladora persona(lidad) y es fiel y leal con las mujeres que lo mejoran,

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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