MISIVA A ISIS, MI MUSA TINERFEÑA (16)
Dilecta Isis:
Gracias, muchas gracias, por tus buenos deseos de salud (los sábados por la tarde, cuando quedo con Pío y Diana en la Plaza de los Fueros o Nueva para zuritear, en los bares donde entramos solemos brindar en latín por la salud y la amistad: “Salutem et amiticiam!”, proferimos), para mi cuerpo, pues barruntas, intuyes o sospechas que mi alma y/o mi espíritu gozan a raudales de ella. Te confirmo, sin ser obispo, que tus buenas y proféticas energías han sido propicias, ergo, salutíferas.
Ayer, domingo, como me encontraba bien (comí en la grata compañía de los arriba mentados, Diana y Pío, que me invitaron a tal menester la víspera; el menda les convidó a café e infusión de menta, respectivamente), bajé a la Estación Intermodal (están anejas la del tren y la de autobuses, vuestras guaguas) y compré los billetes del Alvia que me llevará el lunes que viene, 17, de Tudela a Madrid-Atocha (y viceversa, el día 26). El pasado día 4 el galeno con galones, Iñaki Alberdi Ibáñez, me dijo: “si tienes el viaje contratado, ¡vete, Ángel!”. ¡Cuánto anhelo volver a verte, hablar contigo y, sobre todo, abrazarte!
Mañana, a las cuatro y media de la tarde, subiré al Hospital “Reina Sofía”; tengo cita con el anestesista a las cinco; el doctor Alberdi, cuando regrese de Tenerife, me va a extirpar la vesícula biliar.
Celebro que tanto tú como tu retoño estéis muy bien (yo ya sé que estás estupenda; ahora bien, este menda te ruega, con especial encarecimiento, que le dejes que los piropos o requiebros que te mereces te los eche libremente él; es broma; no te enfades conmigo por una bagatela o tontería).
Confío, deseo y espero que no me pase con quien tú sabes lo mismo que contigo, o sea, que me enamore también de su arrebatadora persona(lidad). Acepta de buena gana y de mejor grado aún esta ironía. Por si lo ignorabas, te lo confieso sin rodeos: nunca me gustaron los de mi mismo sexo. Pero reconozco, sin ambages, que tengo verdadera devoción y pasión por mis amigos (hembras y varones), a los que adoro.
Ahora escribes mejor que antes, hace seis meses, por ejemplo. Lo haces bien, pero debes aspirar a redactar mejor. Eso te hará mejor persona (que ya lo eres; que conste en acta).
Ya sabes lo que dice el dicho: no te quejes si tus deseos devienen el día más inesperado o insospechado realidad.
Te agradece que sigas siendo su musa prolífica (y manda ósculos para tu sanísima Marimar) quien sigue prendado de tu arrolladora persona(lidad) y es fiel y leal con las mujeres que lo mejoran,
Ángel Sáez García