El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

La cornucopia es tropo de tu pluma

LA CORNUCOPIA ES TROPO DE TU PLUMA

Dilecta Pilar:

El sábado pasado leí tu columna “La pintan calva” en el Heraldo de Aragón. La mitología sobre la diosa Ocasión te sirvió (la aprovechaste, de manera inteligente: mutatis mutandis, hiciste algo parecido a lo que cuenta la imagen que elegiste para que acompañara a las palabras que contiene su texto en tu blog; pues cabe contemplar cómo la citada diosa sostiene con su diestra una cornucopia, metáfora —tropo— de tu péñola o teclado del ordenador) para hacer un repaso (breves apuntes o referencias) a y por la realidad actual. Me gustó, como siempre.

Celebraré la Nochebuena con tu tocaya, mi hermana María del Pilar, y su familia en Cascante, la Navidad en Tudela (iremos a misa de nuestros deudos más cercanos difuntos, hermano y padres, y comeré con Miguel Ángel y su familia). La Nochevieja nos juntaremos todos en casa del benjamín, Eusebio, e ídem, y la comida de Año Nuevo la haré en casa de Jesús María e ídem.

Hoy no dispongo de mucho tiempo. Mañana te prometo que, si me has contestado, seré más extenso. Ahora voy a ver si consigo escribir las dos décimas que urdí ayer (“En la hoguera arde el cobarde” y “Es tu esfera, Iris, edén” y el artículo de opinión con y en el que zahiero o zurro de lo lindo a los muchos politicastros que tenemos como representantes (¿realmente nos representan?), “Cuando la crítica mordaz se impone”.

Vuelvo a empuñar con mi diestra la péndola, el bolígrafo de la marca BIC, porque acabo de leer tu columna “Navidad hoy” (servidor hubiera colocado una coma entre ambas voces, pero acepto, de buena gana y mejor grado, tu decisión y solución) en la página 24 de(l) Heraldo de Aragón. Seguramente, habrá (no faltará) quien pase su vista por ella y advierta, acaso, la que fue tu pretensión, que fu(ngi)era o hiciera las veces de un original cuento de Navidad.

“Si hoy viniera al mundo de nuevo Jesús, podría ser el bebé de una migrante africana embarazada, que llegó a nuestras costas en un cayuco o patera. Qué pocos verían en él a Jesús. Han trascurrido dos mil años, pero nada ha cambiado, me parece, o muy poco. Aquí muchos celebran la Navidad comiéndose al mismísimo niño Jesús (casi casi literalmente) sin entender que es, sobre todo, compartir, de verdad, lo que tenemos y somos (¿seres humanos?), empatizando (¿apalizándolos?)”. Ignoro si las entrecomilladas líneas que preceden y escribí en una epístola que te dirigí, titulé “Te confirmo, sin ser obispo, lo obvio” y publiqué el pasado día 20 de los corrientes en mi bitácora de Periodista Digital, el blog de Otramotro, te sirvieron de acicate, fogonazo o inspiración para trenzar tu artículo. Si lo fueron, te felicito, por el jugo y/o provecho que les sacaste. Si no lo fueron, te felicito, igualmente.

Otro (de tu amigo Otramotro).

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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