El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

A veces ignoramos que sabemos

A VECES IGNORAMOS QUE SABEMOS

Dilecta Pilar:

Celebro que seas (en sentido estricto, que sigas siendo la que me constaba que eras) empática y te agradezco mucho que lo seas.

Los autores y libros clásicos gustan a los lectores avezados, empedernidos, que también cabe calificar de clásicos.

A veces ignoramos que sabemos y a veces lo que creemos saber no es cierto.

Hoy intentaré sacarle el máximo partido a Lorenzo. A ver si puedo tomarlo en la cara un rato antes de comer.

Qué menos que reservar la primera fila para los deudos más allegados a la homenajeada, tú, mi amiga.

Muy interesante y perspicaz lo que ha dejado escrito Alejandro Rocamora Bonilla (publicado en la bitácora o la página web de Humanizar —ignoraba que hubieran sacado los religiosos camilos la misma, complementaria de la revista de igual título—). Pero, me temo (sin temer nada, claro), que no hay nada nuevo bajo el sol, nihil novum sub sole. En esta vida todo, absolutamente todo, puede aprenderse (sea esto catalogado ética y/o estéticamente como bueno o como malo por unos u otros).

Lo intento, lo intento; procuro relajarme, antes de que el doctor Iñaki Alberdi proceda a “acuchillarme” (a rajar o sajar con su bisturí mi piel de miel), y/o que la novena (los nueve días de asueto en la mayor de las Islas Afortunadas) valga la pena.

Ya sabes por qué has de vestirte despacio e ir con cautela. Hay varias paremias en español que previenen sobre esas pésimas asesoras, las prisas. Disfruta a tope con tu pareja del jueves gordo o lardero.

Ciertamente, “acuchillar” es una clara exageración, pero ya sabes qué le sucede (aunque ahora se halle o haya desplazado a las Islas Afortunadas) a servidor con el agua del Ebro que lavó su ropa, que, cuando esta toca su piel de miel, le provoca circunstancias o situaciones hiperbólicas. Así que no te extrañe la susodicha. Ya sé (intuyo) que me entiendes. Es para desdramatizar.

Intentaré sacarle el máximo provecho a la “novena”.

Otrora me encantaban las alubias blancas con chorizo. Ahora tengo que contentarme con comerlas (por el colesterol malo —que genera—; tengo que tomar Prevencor), aunque rice el rizo, sin el que rima con rizo.

Ya sabes qué nos ocurre a los seres humanos cuando estamos atentos a cuanto nos acaece, que todos los días aprendemos algo nuevo (aunque puede que lo que antaño aprendimos un día, ¡a saber por qué motivo o razón!, lo olvidamos).

Pues me parece una medida estupenda (para no perecer). Os habéis puesto al día. Ya sabes qué dilema plantea el dicho: o renovarse o morir.

Acabo de acceder a tu blog y aparece, como última entrada, “Amor digno”. A ver si puedo leerla esta tarde (si la has subido), cuando acuda al locutorio, o mañana.

Feliz finde (carnavalesco, aunque aquí, en el Puerto de la Cruz, Tenerife, me he dado cuenta de que usan más el adjetivo “carnavalero”, que aún no ha aceptado el Diccionario de la Lengua Española, DLE).

Otro (de tu amigo Otramotro).

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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