QUIEN A APOLO NO APLAUDE ES INDECENTE
Exhibe una sonrisa displicente
Quien está de sí mismo enamorado.
Se cree el dios Apolo, rodeado
De quien, si no lo aplaude, es indecente.
Se considera el más inteligente
Por fungir de veleta, haber cambiado
De opinión y al afín haber dejado
Inerme, sí, además de incoherente.
Al menos, a mí no me cabe duda
De que la brújula se le ha extraviado
Y, desde el varapalo, desnortado
Noto a quien una crisis más que aguda
Padece, por el cúmulo de errores
Que ha cometido el hacedor de horrores.
Ángel Sáez García