La tradicional y necesaria relación entre políticos y periodistas no parece gustarle mucho últimamente al señor Rubalcaba. En pleno «proceso» de negociación con la ETA y con tanto periodista queriendo conocer los últimos datos, el ministro de Interior ni siquiera se detiene en los pasillos y evita hacer aquellos corrillos de antes con los mismos periodistas con los que disfrutaba antaño de los off the record.
Se ha impuesto la ley del silencio. Los periodistas quieren respuestas pero los políticos socialistas eluden las preguntas. Cuenta El Semanal Digital que:
«Sobre los tratos con la banda terrorista, se entiende, que es asunto estrella. Para no parar de hablar ya está el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que gusta de glosar la importancia de no decir nada. La ambigüedad -se supone que calculada- es uno de los vicios ocultos de los mensajes «de paz» del leonés».
Y se pregunta el diario:
«¿Será que el jefe del Ejecutivo improvisa sobre la marcha y su ministro del Interior se fía mucho más de su olfato de nato superviviente del felipismo?».
