(PD/Agencias).- Nunca en estas naciones nórdicas donde la libertad de prensa es sagrada, un programa de televisión ha sido capaz de levantar tanta polémica como la serie «Hej Baberiba».
Se trata de un culebrón sobre la Familia Real sueca en el que unos actores, que guardan un parecido extraordinario con sus modelos, representan a los soberanos suecos y a sus tres hijos de forma tan realista que el mismísimo Rey ha protestado declarando públicamente que se siente perseguido y humillado por esos actores que con sus gestos y su diálogo se mofan alegremente de su familia y de su persona.
Exagerado reparto
Con mucho sentido del humor esa serie semanal -que también se emite en horario infantil- relata cada semana en el más clásico estilo culebrón las peripecias en la vida de Sus Majestades, sus idas y vueltas oficiales y episodios inventados relacionados con su intimidad. Representa a Carlos XVI Gustavo como a una persona tímida que tartamudea y se sonroja a todas horas.
Incapaz de tomar decisiones propias y siempre dominado por su bella esposa, la Reina Silvia, va detrás de ella como un perrito. Silvia -con el tono de voz y acento alemán magistralmente copiado por Christine Meltzer- es «la mamma» protectora de la familia, aunque coqueta, banal y presumida.
La Kronprinsessa Victoria -con músculos y barbilla acentuados al máximo- inaugurando instituciones y cortando cintas es la clásica «Eisntein femenina», repipi e informada de la actualidad.
Carlos Felipe, un atontado con rasgos homosexuales, incapaz de actuar por sí mismo, de dormir o de ir sólo al cuarto de baño, nunca se entera de nada. Magdalena, joven que siempre merece punto y aparte, va a su aire. Cazadora de hombres y perseguida por los paparazzi, feliz y sonriente, sueña en voz alta y suspira más que habla sobre sus últimas y carísimas compras, sus fiestas y sus ropas.
En el serial no faltan las parejas de las princesas, que sufren una crítica atroz, o la anterior Jefe de Información de la Corte, Elisabeth Tarras-Wahlberg, hoy Mariscal del Reino, terror de los periodistas y de la misma Familia gracias a quien todos y cada uno son capaces de cumplir su programa de actos y de llegar a tiempo a sus citas oficiales.
A nadie se le habia ocurrido pensar que esta satíra semanal emitida por TV4, que recibió el Premio Nacional al Mejor Programa de Televisión, tuviera como objeto ridiculizar a la mismísima Familia Real.