EL REPASO

Alfonso Rojo: “Sánchez no piensa que los jóvenes son idiotas; cree que todos los españoles lo son”

Lo peligroso del jefe del PSOE no es que crea que la gente es mema, sino lo que trabaja para que lo sea, convencido de que es la única manera de lograr su voto

Uno de los detalles que más me ha llamado la atención, en el desenfrenado festival de promesas, subvenciones y donativos al que se ha lanzado Pedro Sánchez, es la ampliación del concepto de joven a los 30 años.

Cierto que tenemos una sociedad tan envejecida que cuando vas al médico y aparece el de la bata te dan ganas de decir eso de “chaval, llama a tu padre que tengo cita”, pero seamos serios.

Con 30 años, ese Franco que al que tanto agitan y mueven de tumba, ascendió a general.

El mismo rango que alcanzó Napoleón Bonaparte con 24.

La edad a la que William Pitt era nombrado primer ministro de Inglaterra por el Rey Jorge III.

Y similar a la de Alejandro Magno, cuando ya había derrotado a los persas y conquistado medio mundo.

Y para que la cosa no me quede muy bélica, quiero subrayar que acababa cumplir 25 años William Lawrence Bragg, cuando le concedieron el Premio Nobel de Física, y 27 el genial Mario Vargas Llosa cuando publicó ‘La Ciudad y los Perros’.

Para que estos nombres sublimes, egregios, ilustres, no les deslumbren o acomplejen, echen ustedes mismos la vista atrás y recuerden como eran, qué hacían, en que soñaban y que les preocupaba con 30 años.

En mi caso y habiendo sido un estudiante muy mangante, que dedicó diez veces más tiempo a pensar en sexo y en juergas que a hincar los codos, ya había hecho dos carreras, publicado dos libros, terminado por supuesto la mili, cotizado seis años a la Seguridad Social, caído prisionero de los somocistas en Nicaragua, escrito centenares de artículos en los periódicos y sopesaba casarme y tener hijos.

Que no nos toquen las bolas.

Lo que le pasa al socialista Sánchez con los jóvenes es lo mismo que le ocurre, desde hace mucho, con el conjunto de los españoles: le parecen idiotas.

En lo que se refiere al grueso de la ciudadanía algún motivo tiene, porque caso contrario no se entiende que ganase las elecciones de 2019 la Coalición Frankenstein y que todavía hoy haya unos cinco millones de españoles, según las encuestas, dispuestos a votar a favor de los socios de ETA, de los amigos de los golpistas catalanes y de los colegas de las autoras de la ‘Ley del Si es Si’,  de los creadores de la ‘Ley Animal’ y otras merluzadas.

Lo peligroso del jefe del PSOE no es que crea que la gente es mema, sino lo que trabaja para que lo sea, convencido de que es la única manera de lograr su voto.

Esta a medio minuto de ofrecer a la juventud sexo, drogas y rock and roll y todo gratis total.

Con las elecciones del 28M de telón de fondo y dado que coincide la campaña electoral con la de la renta, es un buen momento para que el personal reflexiones sobre en qué se gasta nuestro dinero quien se dedica con ansiedad a arrebatárnoslo legalmente.

Es un sarcasmo que los autónomos al borde de la ruina vean subir sus impuestos para que un tipo, que miente más que habla, y su banda de ineptos regalen o prometan regalar a los chavales viajes en tren por el morro, videojuegos por la cara y todas las bendiciones imaginables si se dedican a ‘okupar’ o a gandulear a lo grande.

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