La locomotora económica europea se tambalea

El ocaso del milagro económico alemán: la UE contiene la respiración y a España le tiemblan las canillas

España y otros países del sur observan con preocupación el declive de su principal socio comercial

Olaf Scholz y la crisis de Alemania
Olaf Scholz y la crisis de Alemania. PD

La otrora poderosa economía alemana se enfrenta a su mayor crisis en décadas.

Lo que durante años fue considerado el motor económico de Europa, hoy atraviesa una recesión que amenaza con arrastrar al resto del continente.

A 6 de diciembre de 2024, los datos no dejan lugar a dudas: el milagro alemán ha llegado a su fin.

La economía germana se contraerá un 0,2% este año, encadenando así su segundo ejercicio consecutivo en números rojos.

Es la única del G7 en recesión, un hecho inédito que ha hecho saltar todas las alarmas en Bruselas y las principales capitales europeas.

El fin de una era

El declive alemán no es fruto de una coyuntura pasajera, sino de problemas estructurales que se han ido acumulando durante años:

  • Excesiva dependencia del sector industrial y exportador
  • Retraso en la adaptación a la revolución digital
  • Envejecimiento de la población
  • Infraestructuras obsoletas
  • Dependencia energética de Rusia

Wolfgang Münchau, director de EuroIntelligence, lo resume así en su libro Kaput:

«Lo que permitió el éxito en el pasado es hoy su principal debilidad. Alemania sigue apostando por productos que ya no están a la vanguardia».

El ejemplo más claro es la industria automotriz.

Mientras Tesla y los fabricantes chinos lideran la carrera del coche eléctrico, gigantes como Volkswagen se ven obligados a cerrar fábricas por primera vez en su historia.

Un problema europeo

La crisis alemana supone un serio riesgo para toda la eurozona.

 Alemania representa el 25% del PIB del bloque y es el principal socio comercial de muchos países. Su caída podría provocar un efecto dominó devastador.

Los expertos advierten:

  • Menor demanda de importaciones alemanas
  • Caída de la inversión en el resto de Europa
  • Aumento del riesgo financiero
  • Posible contagio de la recesión a otros países

España, cuya economía está estrechamente ligada a la alemana, observa la situación con especial preocupación. El sector turístico, uno de los pilares de la economía española, podría verse seriamente afectado si los alemanes reducen su gasto en viajes.

¿Hay salida a la crisis?

El gobierno de Olaf Scholz se enfrenta a un difícil dilema.

Por un lado, necesita implementar reformas estructurales para modernizar la economía. Por otro, debe evitar medidas de austeridad que profundicen la recesión.

Algunas propuestas sobre la mesa:

  • Inversión masiva en digitalización e infraestructuras
  • Reforma del sistema educativo y formación profesional
  • Incentivos fiscales para atraer talento joven
  • Diversificación del tejido productivo

Sin embargo, la inestabilidad política complica la toma de decisiones.

La coalición de gobierno se ha roto y se han convocado elecciones anticipadas para febrero de 2025.

La UE en la encrucijada

La crisis alemana pone a prueba la solidez de la Unión Europea.

¿Será capaz el bloque de actuar unido para evitar una recesión generalizada?

¿O prevalecerán los intereses nacionales?

Francia e Italia, segunda y tercera economías de la eurozona, podrían verse tentadas de asumir un mayor liderazgo.

Pero ninguna está en condiciones de sustituir a Alemania como motor económico.

El Banco Central Europeo se enfrenta también a un difícil equilibrio. Mantener los tipos altos para combatir la inflación podría agravar la recesión alemana. Bajarlos demasiado pronto pondría en riesgo la estabilidad de precios.

Lecciones para España

La crisis alemana debería servir de advertencia para España y otros países del sur de Europa.

Algunas enseñanzas clave:

  • Peligro de depender en exceso de sectores tradicionales (turismo, construcción)
  • Necesidad de invertir en educación, I+D e industrias del futuro
  • Importancia de diversificar la economía y los socios comerciales

El gobierno español ha anunciado un plan para impulsar la reindustrialización del país, con especial énfasis en sectores como las energías renovables, la biotecnología y la inteligencia artificial. Pero los expertos advierten que los resultados no serán inmediatos.

El fin del milagro alemán marca el cierre de una era en Europa. El continente se adentra en aguas desconocidas, sin un claro liderazgo económico y con múltiples desafíos por delante.

La capacidad de Alemania para reinventarse y del resto de socios europeos para cooperar determinará si esta crisis se convierte en una oportunidad de renovación o en el principio de un largo declive.

Lo único seguro es que Europa ya no puede dar por sentada la fortaleza de su principal economía. El despertar promete ser duro, pero quizás necesario para afrontar los retos del siglo XXI.

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