Que no se me distraiga el personal con el chalet de Iglesias, la mansión de Puigdemont, el novio enchufado de Belarra o las majaderías que monta con nuestro dinero, Irene Montero desde el Ministerio de Igualdad.
El objetivo real, lo importante, es echar a Pedro Sánchez de La Moncloa.
Llegados a este punto, debemos tener claro que el peligro no son los Monedero y esos tipos, que sueñan con mandarnos a todos a la Cheka, pero no tienen fuerzas para hacerlo.
El germen del mal, el problema de verdad en España, es el PSOE.
Suena muy duro, sobre todo cuando se tiene en cuenta que es un partido que ha gobernado la friolera de 25 años, desde que estamos en democracia.
Ignoro quién fue el primero que dijo que el PSOE, perdió primero la O de OBRERO, después la S de SOCIALISTA y más tarde, ya con el inefable Zapatero, la E de ESPAÑOL.
El PSOE se ha transformado en una gigantesca empresa de colocación, cuyo único accionista se llama Pedro Sánchez y donde todos, sin excepción hacen lo que ordena el amo.
Hoy hemos tenido un ejemplo clamoroso, durante el programa de Carlos Herrera en la COPE, que se realizaba en vivo y en directo desde el Teatro Romano de Mérida y donde estuvo, como invitado estrella, el socialista Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura.
No hemos incluido en el vídeo, porque lo tienen perfectamente explicado en la nota que publica Roberto Marbán en PERIODISTA DIGITAL, que, tras el abucheo, el jefe de Gabinete de Vara y alguno de los funcionarios que le escoltaban, intentaron un patético aplauso y que alguno de los periodistas dijo que también le aplaudía, porque nos da vergüenza ajena.
Lo que sí quiero subrayar, es la sonrojante voltereta de Vara, que hace un mes clamaba contra los indultos a ahora, cagado de miedo, los respalda.
Y no es un caso aislado. Nos gusta pensar en el PSOE rememorando la etapa dorada de Felipe González, pero lo que tenemos ahora enfrente se identifica mucho más con las 50 chekas socialistas de Madrid, los fusilamientos de Paracuellos, el asesinato de Calvo Sotelo y los 40 años de vacaciones cuando gobernaba Franco.
Sánchez, con su osadía, enfermiza obsesión por el poder y dispuesto a hacer lo que sea para seguir durmiendo en La Moncloa, ha ido empujando al PSOE hacia la versión chavista y guerracivilista que preconizaba Zapatero, ha contribuido a que la izquierda española pierda el respeto a la Constitución y logrado que, desde el secretario general al último dirigente, pasando por todos sus presidentes autonómicos, considere mucho más de los suyos a los proetarras vascos y a los golpistas catalanes, que a los 125.000 españoles que este domingo se manifestaron en la Plaza de Colón contra los indultos.