En la séptima edición del programa Las Cosas del Comer, entrevistamos a Carlos de Miguel, jefe de información de Motor del periódico La Razón, para abordar cómo la Unión Europea está empeñada en acabar con el automóvil de combustión por hacer seguidismo de las tesis de los ecologistas radicales.
Aunque está previsto que a finales de este año se tome una decisión definitiva sobre la prohibición de los vehículos térmicos para 2035, lo cierto es que de momento la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, se sigue negando en redondo a eliminar dicha prohibición.
Y ello a pesar de que su propia formación política, el Partido Popular Europeo, llevaba en su programa electoral al Parlamento Europeo para las elecciones de junio de 2024 la derogación de esta prohibición, eso sí, con el matiz de permitir la venta de híbridos enchufables y de motores que funcionen con combustible sintético. No era por tanto una promesa de revertir la prohibición de los motores térmicos puros.
Si no se elimina esta absurda prohibición, peligran nada menos que 12 millones de puestos de trabajo en toda la UE. Esa es la cantidad de empleo directo, indirecto y asociado que genera el sector del automóvil en nuestro continente. En nuestro país, el motor mantiene a 2 millones de personas.
La absurda imposición el coche eléctrico
Uno de los aspectos abordados en la entrevista es la obsesión de los poderes públicos por imponer el coche eléctrico a todo perfil de conductor con independencia de que esta tecnología le sea útil. En este sentido, Carlos de Miguel recuerda que “sólo el 17% de los coches duermen en garaje” por lo que la opción de cargar el coche en el propio domicilio sólo está al alcance de una minoría. Además, el máximo responsable de Motor del periódico La Razón recuerda también que los eléctricos tienen serias limitaciones a la hora de afrontar un viaje porque “tienes que saber los puntos donde te tienes que parar, si están libres en ese momento y pierdes alrededor de media hora en hacer una recarga cuando en gasolina o diesel tardas 5 minutos”.
Además, Carlos de Miguel recuerda que las previsiones de autonomía de los coches eléctricos no son realistas, ya que se estiman “en un circuito plano, con conductor profesional, sin calefacción ni aire acondicionado y con las ventanillas subidas. Pero la realidad es que cuando tú vas conduciendo con el aire acondicionado, con la radio puesta o con una ventanilla bajada, los kilómetros en coche eléctrico duran 600 metros cuando vas viendo cómo empieza a bajar la autonomía”.
Otro handicap del coche eléctrico en relación a la autonomía es que el uso que se prescribe de la batería también limita la autonomía, ya que recomiendan usarla entre el 20% y el 80% para aumentar su vida útil. Por ello, Carlos de Miguel recuerda que “los fabricantes te dicen que normalmente no intentes cargar la batería del 80% al 100%. Primero porque tarda muchísimo más y después porque cargándose al 100% terminan fastidiándose las baterías. Y tú por tu lado cuando estás a un 20% ya vas asustado y estás buscando un punto de recarga. Con lo cual, estás ulizando sólo un 40% de la autonomía que te dicen que tiene. Con lo cual, hacer un viaje de más de 300 kilómetros sin recargar es una entelequia”.
Otro problema de la movilidad eléctrica es la disponibilidad de puntos de carga libres en las fechas del año de mucho tráfico en viajes largos. Es lo que ocurre a finales del mes de julio y principios del mes de agosto, donde coincide el fin de las vacaciones de los que se han ido en julio y el comienzo de las vacaciones de quienes las cogen en agosto. En este sentido, De Miguel recuerda que “hay un cálculo que es muy sencillo y que nadie puede rebatirlo: según los datos de la propia DGT, en los puntos álgidos de desplazamiento como puede ser el cambio de vacaciones de julio-agosto, se producen en España 9,2 millones de desplazamientos en coche. De esos, no sería una locura pensar que 300.000 fueran de Madrid a Alicante entre ida y vuelta. Son 450 kilómetros y hay que recargar entre medias. Supongamos que se ponen 2 cargadores por kilómetro, que no los hay, pero vamos a suponer que hay 2 cargadores por kilómetro. 900-1000 cargadores. Todos de máxima potencia de 150 kw como mínimo que pueden cargar una bateria en media hora. Cargan 48-50 coches por día. Eso significa que si hay 300.000 coches entre ida y vuelta, uno que salga el viernes de vacaciones, llega a Benidorm el jueves de la semana siguiente. Es que es imposible”.
Una imposición del coche eléctrico argumentada en base a la calidad del aire que tiene poco sentido si recordamos cómo los coches diésel han reducido espectacularmente sus emisiones contaminantes. En este sentido, el jefe de Motor de La Razón recuerda que las emisiones de los coches diésel de última generación “se han rebajado un 90% respecto a los coches de hace 12 años. Un diésel actual sólo contamina un 10% comparado con motores de hace 10-15 años”.
El peligro del coche eléctrico tras un accidente de tráfico
Otro de los aspectos abordados en la entrevista es la reparabilidad de los coches eléctricos en caso de accidente y, lo que es peor, qué posibilidad hay de rescatar personas heridas en el interior de un coche eléctrico tras un impacto severo. Sobre este asunto, Carlos de Miguel recuerda que “en caso de siniestro es un problema ayudar a las víctimas. En un coche de combustión, si alguien se ha quedado atrapado entre los hierros entran los bomberos con sierras cortan y sacan a la víctima. En un eléctrico no. Se pueden quedar electrocutados al bajar hasta las baterías. No se puede cortar el suelo del coche” porque es ahí donde están las baterías. Esa práctica imposibilidad de cortar el coche accidentado para sacar a los heridos de su interior, unido a que en caso de incendio de las baterías el fuego es difícilmente extinguible, son otras de las graves carencias del coche eléctrico que los que abogan por su imposición se callan vergonzosamente.
Imposición del coche eléctrico para favorecer a China
Carlos de Miguel apunta una posible respuesta a la imposición del coche eléctrico en Europa a pesar de los muchos inconvenientes que tiene. Y esa imposición podría responder a exigencias de China a la Unión Europea para seguir comprando deuda de los países europeos: “El coche eléctrico está favoreciendo mucho a todos los fabricantes chinos. Las empresas chinas tienen en casi todos los casos una mayoria de capital del Gobierno chino y a lo mejor hay que preguntarse por qué el Gobierno chino lleva muchos años comprando deuda de los países europeos. Y a lo mejor ahora está imponiendo su prioridad como acreedor por que si no nadie entiende esto”.