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Los espacios de opinión de la prensa de papel española resultan divertidos el 21 de mayo de 2013. Desde el periódico que ejerce de órgano propagandístico oficioso de Artur Mas por excelencia se reprocha a los dirigentes territoriales del PP que apuesten por un supuesto nacionalismo segregado. Pero no se queda ahí. El abogado de la infanta Cristina defiende, en un asunto que nada tiene que ver con la mujer de Urdangarín, que la igualdad pasa por fomentar la diferencia y un veterano periodista, del que es sabido su gusto nada disimulado por la belleza femenina, quiere convencernos de que atribuir el Quijote a Quevedo es algo propio de una mujer excepcionalmente culta e inteligente. En días como este uno no sabe si se dedica a leer diarios serios o publicaciones humorísticas.
Arrancamos en el diario del conde de Godó y Grande de España metido a intependentista. M. Dolores García publica en La Vanguardia una columna titulada Barones crecidos dedicada a los dirigentes territoriales del PP. Tras recordar el papel que en PSOE jugaron personajes como Rodríguez Ibarra, José Bono o Manuel Chaves cuando eran presidentes autonómicos, dice:
En el PP, las baronías surgieron más tarde. Las de Esperanza Aguirre y Francisco Camps no se basaron en el territorio, sino en la batalla de poder en el partido. Pero ahora que Rajoy gobierna y el PP cuenta con muchas plazas autonómicas, los barones enarbolan el nacionalismo territorial sin pudor. Monago, aprendiz de Ibarra, es de nuevo el patriotero aventajado, que para defender sus intereses lanza patrañas, otra vez, sobre Catalunya.
Curioso que desde La Vanguardia se denuncie un supuesto nacionalismo territorial «sin pudor» por parte de un «patriotero» extremeño. Y claro, la víctima es Cataluña. ¿No recuerda la columnista la cantidad de veces que dirigentes políticos catalanes han insultado a andaluces, extremeños o castellanos como parte de su victimismo nacionalista? Curiosa doble vara de medir.
Reconoce que «algunos nacionalistas catalanes», así, en genérico, sin nombres ni citando cargos de responsabilidad que puedan ocupar o haber ocupado, difunden tópicos sobre los extremeños. Acto seguido, vuelve a la carga contra los políticos de Extremadura:
Mientras, los presidentes extremeños se empeñan en la falacia de pintar a los catalanes como avaros insaciables. Y no admiten ante sus ciudadanos que su comunidad percibe ingresos procedentes de la riqueza que se produce en Catalunya. Como tampoco se explica en los colegios extremeños -donde se aprende portugués sin problemas- el aprecio de los catalanes por su identidad y lengua propia.
Concluye:
El enemigo exterior es tan rentable que todos han acabado por incorporarlo en su discurso. Las baronías ganan terreno a medida que las siglas de los grandes partidos pierden apoyo social. Ahora, los barones se suben a las barbas de su señor y el nacionalismo autonómico se ha convertido en un problema para PP y PSOE. Porque, si no son capaces de articular formas de relación entre sus barones, ¿cómo van a arreglar el modelo autonómico?
Y este humilde lector de columnas se pregunta: ¿Eso de ‘España nos roba» o eso otro de «odian el catalán y quieren acabar con él» no son modos de fomentar la idea del enemigo exterior? Será cosa de realidades paralelas.
Seguidos en el mismo diario, donde nos encontramos un artículo de Miquel Roca titulado ¡Asiméticos!. El ex dirigente de CiU y abogado de la infanta Cristina defiende que Cataluña pueda tener un déficit superior al del resto de España, «déficit asimétrico» lo llama.
Democracia es libertad; y libertad quiere decir aceptación y reconocimiento de la diferencia como base de un pluralismo ideológico, religioso, político, nacional.
Ante la frase anterior, casi nada que objetar –en ocasiones la democracia puede tornarse en enemiga de la libertad, según quién gobierne y cómo lo haga–. Pero la traca viene a continuación:
La diferencia es la expresión del principio de igualdad. Todos somos iguales en la medida en que aceptamos, respetamos y hacemos posible la diferencia. Igualdad no es homogeneidad; igualdad es dar a la diferencia un trato específico. Somos libres en la medida en que somos y podemos ser diferentes. Esta es la base democrática de la libertad.
Roca ha logrado la cuadratura del círculo. Lo importante es la igualdad ante la ley, que pasa por el respeto a la diferencia, no por darle un trato específico. Nada hay más contrario a la igualdad de derechos que tratar de forma distinta a quienes son diferentes.
Concluye arremetiendo contra quienes quieren que todas las comunidades autónomas deben cumplir un mismo objetivo de déficit:
Los aspavientos igualitarios de los beneficiarios históricos de una solidaridad de crecimiento no pueden imponerse a las necesidades asimétricas de la solidaridad de la recesión. En todo caso, la asimetría podrá imponerse o no, pero no puede negarse atendiendo a principios de raíz democrática.
Al contrario: ¡porque somos o queremos ser demócratas, defendemos la asimetría!
Ya sabe usted, querido lector, si no le parece bien que unas comunidades puedan tener un déficit superior a otras es que usted es un peligroso fascista o algo similar. Al menos para Miquel Roca.
El festival del humor periodístico continúa en El Mundo, de la mano del antaño director de periódicos. Fue muy sonada una metedura de pata ‘literaria’ de la ex mujer del hijo de duquesa de Alba, ex novia de Gonzalo Vargas Llosa y ex también de un millonario empresario taurino mexicano. Tanto que incluso en el diario de Unidad Editorial Carmen Rigalt le dedicaba el 5 de mayo de 2013 un divertido titular: ‘Genoboba’, una Alba intelectual.
La Peña Primera Plana me invita a la entrega de sus premios Naranja y Limón. Los nombres premiados son, entre otros, Tamara Falcó, B&B (Borja y Blanca), el Atlético de Madrid y alguien más, pero Genoveva Casanova se alza con el protagonismo absoluto gracias a un discurso apoteósico en el que atribuye la paternidad de El Quijote a Francisco de Quevedo. Genoveva hace honor a su apodo (Genoboba). Una de las más sonadas fue cuando era novieta del hijo de Vargas Llosa y se presentó en Estocolmo creyendo que el Nobel de Literatura se lo habían dado a ella.
Y parece que ese malicioso comentario de Rigalt, y el cachondeo generalizado con la quevedesca intervención de la ex modelo, ha molestado a un Luis María Anson siempre presto a defender el honor y la cultura de las mujeres, sobre todo si tienen un físico atractivo. Dice de ella:
Me sorprendió su cultura literaria y su conocimiento de las últimas corrientes filosóficas, las religiones comparadas y la egiptología. Estudió en dos prestigiosas Universidades mexicanas. Una de ellas la seleccionó para un intercambio con la Universidad de Sevilla y eso le permitió conocer España. Sencilla, discreta, estudiosa, siempre la encontré atenta a las realidades del mundo de la literatura y el arte. A Genoveva se la puede calificar sin exageración de mujer muy culta.
En fin, dicha cultura la guardará para su círculo privado, pues en público la guarda con mucho celo. Por cierto, que en la propia web de la modelo se ofrecen los datos académicos que señala Anson, si bien no especifica que llegara a licenciarse (sí se especifica que se matriculó) y, que quieren que les diga, no todos los que participan en programas de intercambio universitario son necesariamente unos lumbreras. Añade Anson:
Por eso me sorprende la saña con que ha sido atacada por un lapsus cálami que le puede ocurrir a cualquiera porque «humanum est errare», según la expresión tradicional de Séneca. A los que se han esforzado por denigrarla habría que recordarles que quien esté libre de errores que tire la primera piedra. Todos nos equivocamos. Todos hemos padecido algún lapsus línguae, algún lapsus cálami, algún lapsus memoriae. Hasta Winston Churchill, la primera cabeza del siglo XX, se refirió a los negros de Australia en el Parlamento británico al hablar de los aborígenes de aquel continente.
Con todo el respeto a Anson, comparar a Casanova con Churchill es un insulto a la inteligencia. Cierto que el mítico primer ministro británico era mucho más feo que ella. Pero, además de ser uno de los políticos más importantes y lúcidos de la primera mitad del siglo XX (advirtió, cuando nadie quería verlo, sobre el peligro de los nazis y después de los soviéticos), fue un escritor brillante, hasta el punto de conseguir el Premio Nobel de Literatura . Claro que en la ceremonia donde se hizo entrega del galardón no había ninguna novia de un hijo suyo intentando ser la protagonista del acto, como sí le ocurrió a Mario Vargas Llosa.
Tras una larga y pedante defensa de la modelo contando ejemplo de otros lapsus, cae en la cursilería absoluta:
Si Quevedo hubiera conocido a Genoveva Casanova, él que sentía el amor constante hasta después de la muerte, él que polvo sería pero polvo enamorado, habría escrito un Quijote para ponerlo a los pies de la mujer agredida y restablecer la imagen culta que siempre la acompañó.
Concluye:
La honradez intelectual exige restablecer la verdad porque es la verdad lo que nos hace libres.
No es esta la primera vez que Anson muestra su admiración por mujeres hermosas cuya inteligencia o preparación, ponen otros en entredicho. Sirvan como ejemplo algunas frases que le dedicó a Bibiana Aído en artículos en los que, por otra parte, se le criticaba. En una carta abierta a la entonces ministra —Ministra, ha asesinado usted a Beethoven–, le decía :
Eres una persona inteligente y encantadora.
En Hoy es el turno de Bibiana Aído, escribía:
No soy de los que se dedican a denigrar a Bibiana Aido. La ex-ministra es una mujer inteligente, trabajadora y seria, que defiende con tenacidad unas ideas de las que suelo discrepar.
Pero dejemos la sección de humor y pasemos a los temas serios. Y lo hacemos con una divertida columna de Manuel Jabois en El Mundo, titulada Estallido social:
Viene cultivándose con cierto desaliño, pero la primera vez que lo tomé en serio fue cuando un analista tituló en El País ‘El estallido que viene’, que empezaba como un poema de Allan Poe: «Lo habrá, tarde o temprano lo habrá». Desde entonces me paro mucho en el estallido social, no me vaya a coger cerca.
Concluye:
Hasta ahora el único estallido serio ha sido la marcha de Willy Toledo a Cuba; Willy, el niño balsero, eligió como protesta poner un océano entre él y el PP. Los que se quedan dan por hecho un estallido que no implique coger un avión para irse al Caribe. «Esto va a reventar», escucho. Y siguen hablando de fútbol y pegándole sorbos al café. Lo cual me convence de que, en efecto, la calma puede estallar en cualquier momento: cuando no saquen bizcochito para acompañar o si el Marca está ocupado.
En la contraportada de El País –sólo restan dos días para que descubramos quién va a sustituir a Maruja Torres en su columna semanal–, Rosa Montero dedica Ojos Ciegos a criticar a un par de periodistas que no son de la cuerda del diario de PRISA. Uno de ellos es precisamente el director de Periodista Digital:
Hace un mes, Sáenz de Buruaga ironizó sobre el plan andaluz de dar a los niños tres comidas al día: «Y por qué no una bicicleta» (luego se disculpó). Y hace unos días, Alfonso Rojo dijo que una matrícula universitaria costaba 500 euros, «lo que cuatro cañas al mes». Cuesta más (1.000 o 1.500), pero lo peor es que crea que 500 euros son algo baladí y que cuatro cañas al mes las toma cualquiera.
Evita, eso sí, el insulto aunque les atribuye una falta de percepción de la realidad que es lo peor que se puede decir de quien se dedica al periodismo:
Como ninguno de los dos me parece imbécil ni intrínsecamente malvado, creo que no son conscientes de cómo está la vida.
Tal vez crea que les hace falta su propia caída del caballo camino de Damasco, como la tuvo ella:
A mí también me pasó hasta que, hará medio año, el azar me puso en contacto directo con familias en situación desesperada.
Concluye:
Hay 630.000 familias en España con todos los miembros en paro y sin ningún ingreso. «Nosotros éramos gente normal», me dijo una madre.
Y uno se pregunta. ¿En qué momento han negado Alfonso Rojo o Buruaga que esas situaciones tan trágicas ocurran? Que nos lo cuente, por favor.
Concluimos en ABC, donde Hermann Tertsch nos ofrece uno de esos artículos de fondo que de vez en cuando escribe para ABC. Es un auténtico breve estudio sobre la especificad del Holocausto, sobre el totalitarismo político y sobre cómo el comunismo ha logrado salvar su cara a pesar de sus incontables crímenes. También reflexiona sobre el abuso del término «nazi». El texto se titula Nazis y comunistas:
EL nazismo es autor del mayor crimen de la humanidad. No porque el comunismo, la otra ideología criminal, asesinara menos. Al contrario, asesino más (…) Pero el nazismo fue único por su sofisticación en medios y objetivos (…) Se muere igual, el horror inmediato para la víctima, sus consecuencias para la víctima, son iguales, pero se mata de forma diferente. La industrialización de la muerte, su diseño, su meticulosa ejecución, su gerencia, se elevan cualitativamente a una cima de maldad en cierta forma metafísica, jamás conquistada por otros crímenes por monstruosos y aberrantes que sean.
Más allá de los modos de asesinar en masa, explica:
En Occidente, la inmensa mayoría de los intelectuales europeos tuvo una relación, cuando no de abierta simpatía, sí de complicidad o al menos comprensión o condescendencia hacia el comunismo. Por eso el término «nazi» sirve hoy como insulto, mientras el de «comunista» no ofende. Por lo mismo que «antinazi» o «antifascista» es un epíteto siempre positivo mientras «anticomunista» es absurdamente despectivo (…) Esta asimetría en la consideración de ambas ideologías lleva a mucha paradoja y contradicción. Porque los nazis ideológicos que, en las democracias están con razón acosados social, política y policialmente, son un fenómeno marginal. Mientras el proyecto totalitario de la izquierda, el comunista, goza siempre de espacio político, cultural y mediático.
Añade:
Y mucho más en tiempos de tensión, crisis y aumento de la frustración y el resentimiento. Estos grupos, que están siempre en la oposición en las democracias -si llegan al poder desaparecería el sistema-, utilizan los mismos métodos que los nacionalsocialistas alemanes en la oposición. Los SA nazis y los comunistas de Spartakus, hacían lo mismo en su propaganda y lucha. En gran parte porque los activistas, los matones, eran intercambiables, cuando no mismos. Por tanto es cierto que los acosos y la violencia que llevan a cabo los grupos ultraizquierdistas son prácticas nazis. Lo que no debe confundirse con el insulto personal.
Concluye con ejemplos de uso de la palabra «nazi» como insulto y una referencia a la condena a Carlos Boyero (El País) por llamárselo a Mourinho:
Llamar nazi a alguien es tacharlo de peor criminal y por tanto una injuria. Y para quienes tenemos cultura alemana, mucho más. Ahora Berlín va a tomar acciones contra el primer ministro húngaro, Orban, harta Merkel ya de insultantes evocaciones nazis. A mí me pagó Radomir Antic unas vacaciones por llamármelo. Ahora es, al revés, un entrenador, Mourinho, quién cobrará 6.000 euros de un periodista. Por cierto, un periodista que también me llamó nazi a mí. Casi me están entrando ganas de pleito.
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