La cosa tiene su miga. Pablo Iglesias nunca llevó bien que un tercio de los participantes en la consulta por la compra del casoplón en Galapagar votasen en contra y no dudó en utilizar datos privados de esa votación para iniciar una purga soviética en el seno de Podemos.
Según cuenta Luca Constantini en Vozpópuli este 22 de enero de 2020, Pablo Iglesias quedó tocado por el resultado y en la cúpula de la formación se ordenó averiguar quiénes habían votado en contra y así poder ponerle ojos y caras a los que se habían mostrado en contra de los 660.000 euros que había costado el chalet podemita.
El proceso electoral dentro de Podemos tuvo, desde el primer momento, el recelo de los abogados que finalmente fueron purgados de la formación. Aseguraban que intentar obtener esos datos de los votantes que se habían opuesto a esa compra podía ser delictivo por revelación de secretos
La intención era buscar a los que pedían la cabeza de Iglesias. De hecho, después de la consulta del chalet, en Podemos se activa un duro enfrentamiento a nivel territorial entre pablistas y dirigentes contrarios a la línea oficial que acaba en purga, sostienen las fuentes consultadas. La sangre llega al río en regiones como Cantabria, La Rioja, Navarra y hasta Cataluña y País Vasco, donde la dirección envía varias gestoras o se votan primarias que acaban en los tribunales. En otros casos, como el andaluz, la corriente anticapitalista aguanta la presión; mientras que en Madrid, el sector errejonista viene laminado.