Artículo de opinión

La desaparición del feminismo

Manifestación feminista
Manifestación feminista PD

En la semana clave del movimiento feminista, en los días previos a la manifestación del 8M, los ciudadanos de este país nos vemos abocados al fracaso.

En el País Vasco se discute un decreto de habitabilidad de la vivienda que pretende desjerarquizar los espacios particulares de forma que, por ejemplo, las habitaciones tendrán que medir más de 10 metros cuadrados y no podrá existir la habitación con baño en suite. Sobre este último, se señala que “debe desaparecer porque las casas feministas tienen que ser no jerárquicas y no androcéntricas para romper con los binarismos y el reparto tradicional de los roles que producen desigualdades de género”. Lector, si se le ha quedado cara de pasmarote leyendo esta belleza de párrafo quiere decir que detecta el comunismo que hay tras estas normativas.

Durante décadas, las mujeres y los hombres (que meto en el pack porque sin hombres feministas no habríamos llegado quizás tan lejos) han luchado por esta ansiada “igualdad real”, pero el problema al que nos enfrentamos ahora es al lobo vestido de cordero. Cuando disfrazamos al comunismo de feminismo. Cuando las leyes nos quieren cambiar el pensamiento. Cuando asistimos a la doble vara de medir feminista.

Recordemos así el titular que indica que “la Consejería de Oltra tardó 41 días en cambiar de centro a la menor de la cual abusó su ex”. ¿Podemos hablar de semejante atrocidad? O del hecho de que esa “señora” (si es que se la puede llamar así) después aparezca presentando una plataforma feminista con la ministra de Empleo, unas cuantas más y una mujer con el pañuelo en su máxima representación de opresión. Si usted también asiste atónito a estos sucesos, choque esos cinco.

Pero lo peor no es eso. No, lo peor es que este tipo de políticas, este tipo de ideología se está cargando el trabajo de décadas y de miles de mujeres en este país y en todo el mundo. Han conseguido que todos odien la palabra “feminismo” y poner en contra a miles de mujeres. Han conseguido que las verdaderas feministas se pongan en pie contra semejante disparate.

Aunque queda un reducto que no han podido tocar aún: Madrid, fuerte e imparable gracias a la apuesta de Isabel Díaz Ayuso por las mujeres -y por todos, que conste-, pero especialmente por las mujeres, porque ellas nos traen al mundo y nos hacen mejores, siempre.

Se puede comprobar en que el Plan de maternidad ha sido una auténtica revolución: el aumento de ciclos de reproducción in vitro permitirá a cientos de mujeres cumplir su sueño (y el de sus parejas); la ayuda de 500 euros mensuales desde el quinto mes de embarazo hasta los 2 años del bebé; el cheque guardería, etc., Y todo esto se suma a las políticas de conciliación -y eso que de esto todavía nos hace falta mucho- y a la conciencia social de que sin niños no hay nación.

La presidenta ha apostado porque las mujeres sean libres, tengan hijos o no, trabajen ante todo (recordemos que Madrid es la región de España más paritaria con más del 48 por ciento de sus puestos de trabajo ocupados por mujeres), que puedan cumplir sus sueños y que no tengan límites.

Así que, sintiéndolo de corazón por esta España que me duele, asistimos un año más a la muerte del feminismo, a su desaparición, que espero que sea para luego volver más fuertes y con unas mejores ideas. Descanse en paz el comunismo disfrazado de feminismo. Viva Madrid y su libertad para poder ser lo que una quiera ser, cuando una quiera serlo.

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