Hay para elegir ministros ineptos entre las 22 carteras

Gobierno Sánchez: son todos tan malos, que da igual a quien corten la cabeza

Se han disparado los rumores sobre una inminente crisis de Gobierno.

En varios periódicos se afirma que Pedro Sánchez alista un corte de cabezas de ministro y proliferan este 5 de junio de 2021 hay quinielas sobre quienes serán los decapitados.

En un Gabinete con la friolera de 22 carteras, hay mucho donde elegir, aunque Benjamín López -gran periodista y madridista de pro- no descarta que sea una maniobra de diversión más, para intentar tapar la ignominia de los indultos a los golpistas catalanes y la ruina del país.

Al margen de eso, y subrayando que el principal culpable de este desastre y quién debería evaporarse es él, Sánchez tendría que reformar su gigantesco y carísimo Gobierno de arriba abajo.

Por ineficiente, por tener ministros ausentes en un limbo sin competencias reales, por mantener a otros que solo son demagogos profesionales, por el abrumador cúmulo de errores y negligencias cometidas, porque no pintamos nada en el panorama internacional y, en definitiva, por el desgaste irreversible de ministros determinantes en la gestión del país.

El gabinete en pleno está achicharrado, y las técnicas de marketing con el ‘gobierno bonito’ han caducado.

Sin embargo, y pese a haber también razones fundadas para un Ejecutivo con menos carteras, la razón última de esta crisis no confirmada es tratar de desviar la atención pública y mediática.

Sánchez pretende crear una cortina de humo para que dejen de acaparar titulares los indultos, la subida de la luz, la lenta campaña de vacunación, la crisis diplomática con Marruecos, la rebelión autonómica contra Sanidad, o la incapacidad de Sánchez de cerrar acuerdos de Estado con el PP para renovar órganos constitucionales esenciales.

Todo apunta a otra maniobra de diseño de La Moncloa que acredita que la debacle electoral de Madrid y la crisis de credibilidad de Sánchez sí han hecho mella en sus expectativas demoscópicas.

Y si, como se está elucubrando, también ampliase esa revolución a la dirección del PSOE, estaría reconociendo que existe un cambio de tendencia ideológica en España, y que el PP se está afianzando como alternativa real de gobierno.

Realmente, los comicios de Madrid no eran un oasis en el desierto de la derecha, ni un resultado anecdótico y puntual en el paraíso del fascismo, sino un punto de inflexión política reflejo de un fracaso gubernamental masivo.

Madrid no ha sido un espejismo local, sino el aldabonazo que ha situado a Sánchez ante el espejo de su descrédito.

Subraya Julián Quiros en ABC este sábado que es un tipo que ha dejado claro que sabe como asaltar el poder, pero que también deja patente que no sabe como ejercerlo y que es un peligro para España.

Si Sánchez alienta la rumorología, es porque ha tomado conciencia de que necesita revertir el incipiente cambio de ciclo que se atisba mediante la reunificación de la derecha en torno al PP, el estancamiento de Vox y las carencias de Ciudadanos.

Sánchez está perdiendo el pulso de la legislatura, y ahora se percibe con nitidez que le preocupa la inoperancia de su Gobierno.

El Ejecutivo es una anomalía en sí mismo, un factor de caos total, y hace tiempo que ya ni siquiera es el reclamo estético de una izquierda ejemplar. Ningún español habla de 2050 salvo con sarcasmo, y el sablazo fiscal es una subida inédita de impuestos, y no una coartada buenista para ser mejores españoles.

Sánchez sabe que se le deja de tomar en serio, como cuenta aquí Carlos Dávila hoy.

Por eso quiere regalar un entretenimiento a los medios de comunicación y aparecer como el estadista preocupado que medita un Gobierno mejor.

Pero su desgaste no desaparecerá por eso. Si no calibra la causa última de su deterioro, seguirá fracasando.

Y toda España con él.

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