La guerra sucia...; si es que existe alguna que sea limpia

Donde los fusiles no alcanzan

BLAS DE LEZO Y LOS 300

Donde los fusiles no alcanzan

Los españoles adolecemos de muchos defectos, pero jamás la cobardía ha estado entre ellos, y tal vez sea por esta circunstancia que cuando de temas bélicos hablamos, siempre hayamos confiado más en los cojones que en la tecnología armamentística.

Con los anglosajones ha sucedido al contrario, y tal vez por ello sea que hayan dedicado más tiempo y esfuerzo a la hora de inventar ingenios que les evitasen entrar en la lucha cuerpo a cuerpo, que a echarle huevos al asunto. Aquí cabría recordar las palabras de aquel oficial británico que con dos copas de más, dijo: “A los españoles por mar los quiero ver, porque si los vemos por tierra, que San Jorge nos proteja”.

En este orden de cosas, es tal la urticaria que les produce sentir en sus narices el aliento del enemigo, que ya en la Edad Media inventaron el célebre “Arco largo inglés”, que les permitía matar al contrincante a una distancia de 200 metros.

Muestra de ello lo pudimos ver en la Guerra de las Malvinas, en la que cuando hubo que llegar hasta donde la sofisticada tecnología armamentística no era capaz de llegar; cuando tocó la hora del cuerpo a cuerpo, los británicos enviaron por delante a los MERCENARIOS NEPALÍES, los “GURKHAS”, para que hiciesen lo que -según parece- ellos no se atrevían a hacer: MIRAR A LA MUERTE, CARA A CARA, Y BAILAR CON ELLA.

MERCENARIOS SIRIOS Y CHECHENOS

Otro tanto parece que sucede en la actual invasión rusa de Ucrania, cuando vemos que el ejército regular ruso, es experto y ´valiente´ lanzando misiles y cohetes; o disparando a todo lo que se mueva, desde dentro de sus tanques y blindados. Pero que cuando llega el momento del cara a cara, del cuerpo a cuerpo, de la lucha casa por casa, utilizan mercenarios; especialmente, sirios y chechenos, famosos por no hacer prisioneros, ya que creen que ´eso´ de la Convención de Ginebra, no va para ellos.

BLAS DE LEZO Y LOS 300

El año que los ingleses pudieron conquistar Hispanoamérica y cambiar el curso de la Historia, tropezaron con un puñado de españoles que les dieron  hasta que se cansaron, haciéndoles salir por piernas. Dentro de esa hazaña protagonizada por la infantería española, destaca la historia épica de trescientos españoles, que armados tan SOLO CON CUCHILLOS Y NAVAJAS, pararon los pies al ´invencible´ ejército inglés.

300 espartanos cambiaron el curso de la Historia de Europa, con su numantina resistencia en el paso de las Termópilas, al evitar con su sacrificio la conquista y colonización persa de Europa. El precio fue que ese día, Leónidas y sus 300 espartanos cenaron en el Infierno.

300 españoles impidieron un cambio en el curso de la Historia de América, al contener al poderoso ejército inglés en la rampa de acceso a la fortaleza de San Felipe de Barajas, las Termópilas de Hispanoamérica. La única diferencia es que esa noche los que cenaron en el Infierno fueron 1.500 ingleses, mientras  los hombres de Blas de Lezo celebraban su victoria brindando con vino español.

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Autor

Antonio Gil-Terrón Puchades

Antonio Gil-Terrón Puchades (Valencia 1954), poeta, articulista, y ensayista. En la década de los 90 fue columnista de opinión del diario LEVANTE, el periódico LAS PROVINCIAS, y crítico literario de la revista NIGHT. En 1994 le fue concedido el 1º Premio Nacional de Prensa Escrita “Círculo Ahumada”. Ha sido presidente durante más de diez años de la emisora “Inter Valencia Radio 97.7 FM”, y del grupo multimedia de la revista Economía 3. Tiene publicados ocho libros, y ha colaborado en seis. Actualmente escribe en Periodista Digital.

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