Esta vez le ha funcionado a Vladimir Putin sus siniestros servicios de inteligencia y sabía a la perfección dónde golpeaba.
El ejército ruso asegura haber matado a «mercenarios extranjeros» en ataques el domingo contra la localidad de Staritchi y la base militar de Yavoriv, en el oeste de Ucrania, cerca de la frontera con Polonia.
«Como resultado del ataque, hasta 180 mercenarios extranjeros y una gran cantidad de armas extranjeras fueron eliminados».
Así alardea el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov.
La cifra no pudo ser confirmada de forma independiente por los periodistas.
Por su parte, las autoridades ucranianas habían confirmado 35 muertos y 130 heridos en el ataque ruso en las instalaciones militares, situadas en la región de Leópolis, en el oeste del país, y a solo 25 kilómetros de distancia de la frontera con Polonia.
Era utilizada también para que instructores estadounidenses formaran militares ucranianos y como vía de entrada para voluntarios extranjeros
El jefe de la Administración Militar Regional de Leópolis, Maksim Kozitski, ha informado de que Rusia lanzó contra el centro al menos una treintena de misiles, de los cuales ocho impactaron en las instalaciones, en rueda de prensa recogida por el medio local ‘Lviv Portal’.
Kozitski ha identificado los proyectiles como misiles de medio-largo alcance disparados desde la base rusa de Sáratov, a 1.500 kilómetros de distancia, según el sistema de defensa aérea de Ucrania, que consiguió repeler algunos de ellos.
«Entre las víctimas no sólo hay militares y ahora mismo (los heridos) se encuentran hospitalizados».
En el este de Ucrania, las tropas rusas están tratando de rodear a las fuerzas ucranianas a medida que avanzan desde Járkov en el norte y Mariúpol en el sur, dijo el domingo el Ministerio de Defensa del Reino Unido.
«Las fuerzas rusas que avanzan desde Crimea están intentando eludir Mykolaiv mientras buscan conducir hacia el oeste hacia Odesa».
En el sur, las autoridades ucranias aseguran que las tropas rusas han capturado los suburbios orientales de Mariupol, que lleva días bajo intensos ataques (aquí fue donde las bombas rusas destruyeron la maternidad de un hospital). Según el ISW, el objetivo del Kremlin no es entrar en la ciudad con sus tropas, sino seguir con los bombardeos y aislarla para obligar a sus ciudadanos a rendirse.
Alrededor de la capital, Kiev, las tropas del Kremlin han retomado los ataques con el objetivo de rodear la ciudad. The New York Times ha relatado combates calle por calle entre los ejércitos de ambos países en suburbios como Irpin, pequeña población por la que se accede a Kiev desde el oeste.
Las sirenas de ataque aéreo volvieron a despertar a los residentes en Kiev el domingo por la mañana, horas después de que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, advirtiera a las fuerzas rusas que enfrentarían una lucha a muerte si intentaban ocupar la capital.
«Si deciden bombardear y simplemente borrar la historia de esta región… y destruirnos a todos, entonces entrarán en Kiev. Si ese es su objetivo, déjenlos entrar, pero tendrán que vivir en esta tierra por ellos mismos».
Los bombardeos rusos han atrapado a miles de personas en ciudades sitiadas y han enviado a 2,5 millones de ucranianos a huir a los países vecinos.
