Francisco abre la puerta a legislar sobre el estatus del Papa emérito. Podría dejar de llamarse «Papa emérito» y convertirse en «Obispo de Roma emérito». Vamos, es como si a Juan Carlos I, le retiraran el título de rey emérito de España, y se lo cambiaran por el de alcalde emérito de Madrid.
Como graciosa concesión, de consumarse esta maniobra, al ex papa emérito, ´reciclado´ en obispo emérito de Roma, se le permitiría como hasta ahora, seguir vistiendo de blanco, sin la pequeña capa o «esclavina» sobre los hombros.
Y digo ́ penúltima porque en este hombre, la capacidad de sorprender a propios y extraños, es ilimitable.
De momento no se ha confirmado que, en la indumentaria pontificia, se sustituya el tradicional crucifijo, por un colgante con el icono de la Agenda 2030, con pendientes a juego.