Para buscar similitudes de la España actual con las obras de Orwell, “Rebelión en la granja” y “1884”, no hace falta ser un lumbreras.
Sin embargo, prácticamente la mayoría de dichas semejanzas, ´per se´, se quedan mancas, ya que habría que fundir ambas novelas, en una sola, para poder retratar con exactitud lo sucedido en España durante el último lustro. Y que la cosa quede ahí.
Tal vez alguno considere alambicadamente retorcido mi comentario, sin embargo, creo que aún me quedo corto.
Cuando con Zapatero algunos pensábamos que no se podía caer más bajo, vino Rajoy y, pudiendo hacerlo, no quitó ni una sola de las leyes de ZP, ni de su guarnición de chiringuitos zurdos. Lo único que hizo fue subir impuestos. Así pues, seguimos manteniendo el mismo rasero de bajeza sectaria, pero ´de luxe´; es decir, más caro.
Pero como dijo Murphy, ´no existe ninguna situación mala que no sea perfectamente empeorable´. Y así, de esta guisa, llegó el Bello Otero. O, mejor dicho, el Bellotero y su banda. Si no queríamos sopa, íbamos a tener 22 tazas.
Y no es que con este individuo hayamos tocado fondo, que no, ya que el fondo, el suelo, con ZP ya quedó más roto que el culo de un palomo cojo. Así que, ahora, vamos en caída libre hacia el submundo de Pedro Botero y su tridentina piara. Tridentina, de tridente, no de Trento.
Vivimos en una aciaga pesadilla de la que ya tan solo San Martín nos despertará.