El partido naranja sube 12,8 puntos desde enero en este apartado mientras la formación morada pierde 10,7

Albert Rivera (Ciudadanos) atrae cada día más voto joven y Pablo Iglesias (Podemos) lo pierde a manta

El PP es la formación que más rechazo genera entre los que tienen entre 18 y 24 años

El PP teme que la caída del PSOE convierta en alternativa a Rivera, y que el líder de Ciudadanos intente auparse a La Moncloa si queda segundo el 20-D

Mariano Rajoy ha pasado en solo cuatro años de ser el más joven al más viejo aspirante a la presidencia del Gobierno. Hoy saca 30 años de diferencia a Alberto Garzón; es 17 años mayor que Pedro Sánchez; le separan 24 de Albert Rivera y 23 de Pablo Iglesias.

Sin embargo, en las elecciones de 2011, tenía cuatro años menos que Alfredo Pérez Rubalcaba y tres menos que Cayo Lara y Rosa Díez.

Hay una brecha generacional entre el PP y el resto de partidos y también entre los populares y su electorado: los jóvenes, según todas las encuestas, les han abandonado.

Preguntados en el Barómetro del CIS por qué partido elegirían si las elecciones fueran mañana, un 14,2% de los jóvenes entre 18 y 24 años asegura que a Ciudadanos, seguidos del PSOE (11,2%), Podemos (10,2%) y PP (9,9%).

En enero de 2011, los populares llegaron a tener el 30,2% del respaldo de los primeros votantes, según el CIS.

El partido de Rajoy es el que más rechazo genera entre los jóvenes: un 58,2% asegura que «con toda seguridad no les votaría nunca» y el porcentaje sube hasta el 64,2% en la franja de los 25 a los 34 años.

Mientras, un 21,1% de los mayores de 65 asegura que les votaría «siempre».

El ascenso de Rivera entre los jóvenes que irán este 20-D por primera vez a las urnas es casi tan llamativo como la caída de Podemos, que en seis meses ha perdido 10,7 puntos entre el voto joven —sumándoles ahora los apoyos de En comú Podem, En Marea y Compromís-Podemos-És el Momento—.

El PSOE perdió 1,8 puntos de apoyo juvenil en lo que va de año y el PP subió 5,6%, pero sigue siendo la última opción en este electorado.

LA TENTACIÓN DE LA COALICIÓN

A 15 días de las elecciones, el PP tiene un grave problema con el voto joven, pero no da la impresión de que eso le impida quedar primero el 20-D.

En cualquier caso e incluso ganando, Rajoy y los populares se enfrentan a serias incógnitas.

Una de ellas, cada día más auciante, es que Ciudadanos que quede segundo y logre el apoyo de todos los demás para echar a del poder al Mariano Rajoy.

Los electores han llegado a la campaña más volátiles que nunca, con un 41% de indecisos o voto oculto y Rivera está intentando transmitir al electorado de centro la idea de que él es «la mejor alternativa y la más posible para echar a Rajoy de La Moncloa».

Ya ha dejado patente que no entrará en el pacto de todos contra el PP que popone el atribulado Pedro Sánchez, pero podría encontrarse con la posibilidad de ser presidente, si queda segundo y con un buen resultado electoral.

El PP teme que el desplome en las encuestas ante el 20-D del PSOE y su líder, Pedro Sánchez, convierta al candidato de Ciudadanos, Albert Rivera, de solo un hipotético socio de Gobierno a una alernativa real y viable para disputar la presidencia al propio Mariano Rajoy.

El PP ve ahora viable, tras la cercanía que refleja la reciente encuesta oficial del CIS, que Ciudadanos supere al PSOE y se encarame a la segunda posición con la disposición de transmitir al electorado que son «la mejor opción para castigar y echar a Rajoy», según concluyen fuentes del Comité de Dirección Nacional y de campaña del PP.

Los populares mantienen que para gobernar España es necesario que su partido obtenga un 30% de los votos y más de seis puntos de ventaja sobre la segunda formación.

El CIS corrobora que el PP tendría ahora una estimación del 28,6% de las papeletas y se alejaría del PSOE en 7,8 puntos (20,8%). Es decir, cumpliría una de las dos condiciones marcadas.

El PP aguarda poder recuperar el 1,4% que le falta para llegar a su meta durante la campaña, con el diseño programado para Rajoy de actos más cercanos a la población y programas de televisión cómodos y orientados hacia su perfil más personal, que permitan apreciar «la ironía y la chispa rápida» con que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría definió este viernes a su jefe durante 15 años.

La cocina del CIS ha inquietado al PP pero por el hundimiento del PSOE. El candidato Rajoy y muchos de sus principales dirigentes tienen la consigna de no arremeter en sus intervenciones públicas frontalmente contra Sánchez, del que solo se cuestiona que significa el riesgo de la marcha atrás y la vuelta al pasado de las peores políticas del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.

En muchas ocasiones ni se le cita. Desde hace días el presidente y otros candidatos populares dedican más invectivas contra Rivera y Ciudadanos, a los que achacan falta de experiencia y propuestas «modernas» y «urbanitas» alejadas por ejemplo de la España rural. Y se detallan algunas de las «ocurrencias» de su programa, como la supresión de los pequeños ayuntamientos y las Diputaciones o el parón del AVE, para pasar de largo de las grandes ofertas socialistas.

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