La portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados se despacha contra el líder de Unidas Podemos en una entrevista en ABC

Cayetana Álvarez de Toledo: «Iglesias engarza con la tradición del macho ibérico, del caudillo iberoamericano»

"El señor Iglesias defiende a Otegui, justifica a ETA, avala a los golpistas de Cataluña y luego nos da lecciones de democracia a los demás. Eso se acabó"

Cayetana Álvarez de Toledo: "Iglesias engarza con la tradición del macho ibérico, del caudillo iberoamericano"

Cayetana Álvarez de Toledo se mantiene en sus trece sobre la definición que el 27 de mayo de 2020 dijo sobre Pablo Iglesias, que es el «hijo de un terrorista».

Para la portavoz parlamentaria del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, en una extensa entrevista en el diario ABC este 31 de mayo de 2020, es inadmisible que se decidiera retirar por parte de la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet, la expresión dirigida hacia el vicepresidente segundo del Gobierno de Pedro Sánchez:

Se acabó el pedir perdón a los totalitarios por ser demócratas. Se acabó el síndrome de Estocolmo de la derecha frente a la izquierda más radical. Ojalá esto sirva como punto de inflexión. Ése es el sentido profundo de mi intervención, de la primera palabra hasta la última. Basta de que se arroguen la superioridad moral de decir quién puede y quién no puede hacer política.

Álvarez de Toledo compara su frase con la que soltó Iglesias contra VOX y como el resultado fue muy diferente:

Se produce una inversión absoluta de los hechos y de las responsabilidades. Es la izquierda la que lleva años en una escalada de agresión, deslegitimización y demonización de la derecha y de los demócratas en general. La izquierda exige impunidad para calumniar mientras niega a la derecha el derecho a decir la verdad. Esto se vio de manera muy gráfica en el Pleno del miércoles y en la Comisión de la reconstrucción del jueves. El vicepresidente segundo exigió y consiguió la impunidad para calumniar al decir que Vox ansía dar un golpe de Estado pero no se atreve, y esa frase se mantiene en el diario de sesiones, mientras se nos niega el derecho a decir la verdad.

Insiste en que:

No hay una equiparación entre lo que él dijo y lo que yo dije. Lo suyo es un juicio absoluto de intenciones sobre la voluntad golpista de un grupo parlamentario, entró en la especulación y en el insulto más grave que se le puede hacer a un demócrata. Y eso se mantuvo en el Diario de sesiones con el aval de Patxi López.

La mano derecha de Pablo Casado en la Carrera de San Jerónimo asegura que su apreciación sobre quién era Pablo Iglesias parte de algo irrefutable:

Lo que yo dije es un hecho objetivo y fáctico: yo soy marquesa, él es hijo de un terrorista, porque militaba en un organización terrorista. Es un símbolo muy claro de un problema muy profundo de la sociedad española, que es lo que yo quería precisamente denunciar: la superioridad moral que impone la izquierda frente a la derecha. Y no la izquierda más civilizada, sino una izquierda profundamente radical, con vetas totalitarias, con vinculaciones antidemocrática claras. Se acabó pedir perdón a los totalitarios.

El señor Iglesias defiende a Otegui, justifica a ETA, avala a los golpistas de Cataluña y luego nos da lecciones de democracia a los demás. Eso se acabó. Esto no es un juego de «son los dos bandos iguales». Aquí hay personas que no son demócratas y luego hay muchísimas, la gran mayoría, que representamos la tercera España, que es la España Constitucional que permite la integración de personas con pensamientos radicalmente diferentes dentro de un orden común de Ley y Libertad. Lo que defienden ellos es una versión minoritaria y extremista que pretende la expulsión de todo lo que no sean ellos. Son los herederos de la ruptura de los años 70.

Pese a que el diario le recuerda que el padre de Iglesias dice que se limitó a repartir propaganda para una manifestación, para Álvarez de Toledo el asunto no debe quedarse en esa mera apreciación:

En esa manifestación fue cuando mataron a los policías. Pero al margen de la actividad que él ejerciera en la organización terrorista, él militaba en esa organización terrorista. Bajo la máscara del antifranquismo se esconden muchas cosas: hubo antifranquistas demócratas, muchísimos, la inmensa mayoría, pero hubo que no lo fueron. Y matar a personas no es ser un demócrata. Y pertenecer al brazo armado de una organización política como el Partido Comunista marxistaleninista no es ser un demócrata, eso es formar parte de una organización terrorista, que es como se califica el FRAP. No es «él me insultó y yo le contesté con un insulto». Él no me insultó, me llamó marquesa. Si van a retirar la expresión “hijo de terrorista”, habría que retirar “marquesa”. Es un hecho fáctico.

Yo no insulté al vicepresidente segundo. Yo recordé un hecho fáctico reconocido por él y por su padre, equiparable al hecho de yo soy marquesa: Él es hijo de un terrorista. El FRAP es una organización terrorista, sus víctimas son reconocidas como víctimas del terrorismo por el Ministerio del Interior: cinco asesinados. En la web del ministerio sigue colgado todo el listado de víctimas que reciben indemnizaciones, las que están reconocidas como tales. Ahí están las del FRAP.

Añade que:

El padre de Iglesias formó parte del antifranquismo antidemocrático, el que utilizaba métodos violentos: el terrorismo. Estas personas no contribuyeron a la Transición, como dicen su hijo o Irene Montero. Falso. La Democracia la trajeron los reformistas, desde el régimen y desde la oposición: Torcuato Fernández Miranda, Adolfo Suárez, Santiago Carrillo, etc: personas de todo el espectro político, pero demócratas todos ellos. Al margen de esto y contra ellos se quedó un grupúsculo que son los rupturistas, que no aceptaron la democracia. Ahí estaba ETA, ahí estaba el FRAP y de ese caldo de cultivo antidemocrático sale Pablo Iglesias, que trabaja contra el orden constitucional y que ha venido a consumar la obra ideológica de su padre y del FRAP: cargarse el orden democrático. De ahí su vinculación con ETA, con el mundo de la violencia, con el golpismo, con el separatismo catalán unilateralista. A raíz del espiodio del Congreso ha aflorado esta cuestión, con una derivada: los radicales reclaman una legitimidad moral como antifranquistas. El antifranquismo blanquea sus propósitos y sus métodos violentos. Se presentan como demócratas por antifranquistas, y eso es lo que hay que desmontar.

Eso sí, considera que Pedro Sánchez está contribuyendo decesivamente a la degradación de la vida institucional y civil de España:

Sánchez es el responsable máximo y fundamental de la degradación institucional y civil española. Es el principal obstáculo para un gran acuerdo de concentración nacional, del que soy muy partidaria.

De ese acuerdo quita a Podemos:

Podemos es anticonstitucional. Todas las personas que quieran trabajar para la defensa del orden del año 78 deben sumar fuerzas, es evidente. La disgregación de quienes lo defendemos sólo da fortaleza a quienes lo quieren destruir.

Asegura que la cuestión de que muchas líderes del PP sean mujeres no es una cuestión esencial para los ataques de Pablo Iglesias y de la izquierda en general:

Yo creo que tiene que ver más con el carácter que con el sexo. Un ejemplo es José María Aznar, objeto de fobias desencadenadas en la izquierda. Otra cosa es que el feminismo de Podemos sea una pura hipocresía. Sí es verdad que existe una España atávica, cuarteleria, autoritaria que ha alimentado los prejuicios anglosajones sobre lo español. Esa España un poco oscura, de macho ibérico, tiene su proyección en América Latina, en la figura del caudillo. Desde luego, Iglesias engarza perfectamente con esa tradición. Es un personaje clarísimamente vinculado a esa tradición iberoamericana.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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