Por Carlos de Bustamante

( Futuro incierto. Acuarela de Julia Morkecho en Hispacuarela de Facebook) (*)

Sin olvidarme de la situación peligrosa en que se encuentra España con unos mandatarios que no son beneficiosos para la paz, prosperidad y bienestar de los españoles, cambiaré en lo sucesivo de tercio para regresar al campo, y con él a mis amores.

Antes sin embargo he de decir una vez más que si no todo lo que hizo el mandatario anterior era perfecto- ¿qué ser humano aquí abajo lo es…?-, no admite comparación con el que con las críticas despiadadas de muchos de nosotros propiciamos el relevo a peor. Inútiles ahora los lamentos, como inútiles las responsabilidades que se le siguen achacando.

Lo he narrado en este mismo blog por activa y pasiva en cientos de artículos: el que fuera rezongón en otros muchos, “vivió el campo” desde que tuvo uso de razón.

Con la caza, la pesca y aventuras mil narradas en “Boanerges” (los hijos del Trueno), si lo recuerdan, pudieron comprobarlo mis amigos y probables únicos lectores. Ni les digo con “Castilla tierra viva” donde seguí paso a paso la evolución de los modos y medios de trabajar en el oficio más antiguo-éste real- de la humanidad. ¿Lo recuerdan…? : creó Dios la tierra –la maravilla de nuestro planeta azul- y al hombre en él, “para que lo labrara (trabajara) y custodiase”.

Junto con la evolución y el progreso, no fue baladí resaltar la dignidad del trabajo aún rudimentario y de quienes por la desobediencia y el orgullo de nuestros padres Adán y Eva, regaron con el sudor de sus cuerpos la tierra objeto ahora de sus padecimientos –que no antes- para el necesario sustento.

Creo haberles dicho también, que fue el campo y sus hombres quienes salvaron a España de una crisis como jamás se había dado, derivada de una guerra civil, pero contra el comunismo. Hambruna que no llegó a límites peores o extremos gracias al campo y los labradores. Como gracias a ellos –forzados a emigrar a la capital por el progreso- hicieron posible el hacer de España un país de industria floreciente.
Por aquí irán, si Dios es servido los tiros de “privilegiados”.

¿Pero cómo y a quién se refiere usted con que somos privilegiados los españoles? ¿Acaso no hay protestas alborotos, caceroladas y huelgas casi a diario en muchos lugares de esta España de nuestros pecados? ¿O es que ahora nos va a decir usted que todo eso es mucho cuento…?

Pues sí y no, mis amigos y probables únicos lectores, porque no todo el monte es orégano. ¿Les parece que las playas abarrotadas que hemos visto este verano lo eran sólo por turistas extranjeros? ¿Les parece que en chiringuitos, bares, terrazas o restaurantes no había, en la por lo general alta concurrencia mucho turismo interior? Y no, porque efectivamente, los comedores sociales de cáritas u otras ONGs, también están al completo e incluso con varios turnos. ¿Entonces…?

Pues que, en mi opinión, por el paro y otros motivos de todos conocidos hay y habrá, como siempre, o tal vez en mayor proporción, pobres muy pobres y ricos muy ricos.
Lo que sin embargo, y esto indudable, es que la llamada “clase media” supera en número al de todas las cotas precedentes.

Éstos, entre los que me incluyo en razón a los medios en metálico, son los que llamo privilegiados. Pero con una condición imprescindible: la austeridad. Virtud -porque lo es- en absoluto denigrante.

Y si tal es la condición “sine qua non” (imprescindible), ¿cómo pueden ser privilegiados? ¿No claman los sociatas-podemitas, o podemitas-sociatas, que tanto da, puesto que siempre van unidos, contra la austeridad de los que no son de su “cuerda”? ¿Y no es constatable que muchos de ellos rechazan la austeridad desde el privilegio de vivir en la abundancia? Claro; porque una cosa es predicar y otra dar trigo. Privilegiados. ¿O no?

Aunque mis amigos y probables únicos lectores responderían a estos simples interrogantes, le daré mi opinión del porqué ese apelativo: cuando se evitan gastos superfluos y por ello no se gasta más de lo que se ingresa e incluso a base de orden en la economía y modo de vida es posible guardar en la hucha pequeños ahorros, entonces entraremos, con toda propiedad, en la cofradía de la privilegiada clase media. Y la clase media hoy en España, es moderadamente privilegiada. Y como tal vivimos. Con sacrificio (austeridad) hemos disfrutado del privilegio de atender las necesidades y formación de nuestros hijos. Nos hemos podido contar, a veces, entre los componentes del turismo interior. A base de apretar puntos en el cinturón y sin despilfarrar nunca, pudimos asistir y disfrutar en reuniones de mesa y mantel con amigos y compañeros. Insisto: privilegiados.

Es evidente que queda mucho por hacer por disminuir la tasa del paro; por eliminar leyes infames; por la educación en escuelas y colegios…; por la libertad sin libertinaje; por la unidad de España sin fisuras; por una más justa distribución de la riqueza…Por tantas cosas en las que no solo no figuran en el ideario de algunos partidos políticos, sino que proponen todo lo contrario.

Por el momento -que ojalá dure- los que mayoritariamente profesamos la religión católica, tenemos cerca de casa iglesias donde acudir libremente a la Santa Misa, y sacerdotes donde acudir libremente al Sacramento de la Confesión y de la Comunión. Cadenas de televisión donde los ancianos, enfermos o impedidos escuchar a S.S. el Papa o seguir perfectamente la retransmisión del Santo Sacrificio. Privilegiados.

Podría enumerar la lista de los porqués somos tales; pero como de sobra lo saben quienes me leen, omito por farragoso este quehacer. Si me lo permiten, cito un último e importantísimo privilegio común entre los de mi generación: haber recibido educación conducta y urbanidad de nuestros padres primero y el complemento luego -y no al revés- de escuelas y colegios. Educación -principalmente con su ejemplo- impagable en valores humanos y cristianos (urbanidad incluida hasta de la piedad), como la mejor herencia para transmitir a nuestros hijos. Ojalá no despilfarremos el importante caudal recibido.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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