Gente de la calle como Guadalupe, a los altares

Por José María Arévalo

( Guadalupe Ortiz de Landazuri, una química beatificada) (*)

“La santidad, el rostro más hermoso de la Iglesia”, he visto en un titular, y resulta que son palabras del papa Francisco. El pasado día 18, sábado, tuvo lugar en el Palacio de Vistalegre de Madrid, ante 15.000 personas, la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri, el primer laico del Opus Dei en ser beatificado. Guadalupe nació en Madrid, en 1916, estudió la carrera de Ciencias Químicas en la Universidad Complutense de aquella ciudad, impartió clases de esta asignatura en numerosos colegios e institutos y realizó una tesis doctoral sobre las propiedades de la cascarilla del arroz. Vivió en Valladolid, junto con su madre, desde 1937 hasta el final de la Guerra. Catedrático numerario de Ciencias, en la Escuela Femenina de Maestría Industrial, fue una mujer normal que se santificó en su trabajo, como varios otros fieles del Opus Dei que ya están en proceso de beatificación.

Entre otros, don Tomás Alvira (1906-1992), catedrático e investigador del CSIC, y su mujer Paquita Dominguez (1912-1994), que hicieron de su casa un lugar luminoso y alegre; Isidoro Zorzano (1902-1043), ingeniero en la Compañía Nacional de Ferrocarriles del Oeste y uno de los primeros fieles de la Obra; Montse Grases, una apasionada del baloncesto y el teatro que contagiaba alegría, que falleció jovencita de sarcoma de Ewing y es ya Venerable; Dora del Hoyo (1914-2004), empleada del hogar, una de las primeras numerarias auxiliares; Toni Zweifel (1938-1989), ingeniero suizo; Ernesto Cofiño (1899-1991), medico guatemalteco considerado el padre de la Pediatría en su país; otro matrimonio, Eduardo Ortiz de Landázuri –hermano de Guadalupe-, que puso en marcha la Clínica Universitaria de la Universidad de Navarra, y Laurita; el brasileño Marcelinho Henrique Câmara (1979-2008); y Encarnita Ortega (1920-1995), que conocí personalmente en sus años de Valladolid, y fue especialista en el mundo de la moda, sobre lo que escribió un estupendo libro que me regaló dedicado y conservo como oro en paño.

Otros fieles laicos en proceso de canonización, además de los que pertenecieron al Opus Dei, son la beata Chiara Luce Badano, quien encontró inspiración para su vida en la vida ejemplar de Chiara Lubic, fundadora del Movimiento de los Focolares; el venerable Carlo Acutis, joven que iba por la noche para hacer compañía a los pobres, a los que llevaba sacos de dormir; el empresario argentino Enrique Shaw, del Movimiento Familiar Cristiano; Marta Obregón Rodríguez, del Camino Neocatecumenal, conocida como la “mártir de la pureza”; o Chiara Corbella que llevó adelante dos embarazos muy difíciles, pero se negó a abortar.

( Ceremonia de beatificación de la química madrileña Guadalupe Ortiz de Landázuri, en el Palacio de Vistalegre) (*)

Lo cierto es que no eran antaño tan frecuentes los procesos de canonización de gente normal, de la calle, la gran mayoría eran de sacerdotes y religiosos. “A lo largo de los siglos –dijo en una ocasión el cardenal Ratzinger- se había producido un estrechamiento peligroso que sin duda sigue influyendo hoy: pensamos en los santos que vemos en los altares, con milagros y virtudes heroicas que nos sugieren que la santidad es solo para esos pocos elegidos, cuyo número desconocemos, y nos conformamos simplemente en ser como somos, en medio de esa apatía espiritual. San Josemaría Escrivá ha actuado como un despertador clamando que la santidad no es lo extraordinario, sino lo normal para cada bautizado. Que la santidad no consiste en ciertos heroísmos imposibles de imitar, sino que tiene mil formas y puede hacerse realidad en cualquier sitio y profesión, que es la normalidad, lo natural, pues para un cristiano es querer ser santo”. Desde muy pronto san Josemaría dijo que “los santos – nº 133 de Camino- no han sido seres deformes, casos para que los estudie un médico modernista. Fueron, son normales, de carne”; que es algo para todos los cristianos, con sus defectos y sus imperfecciones, que por solo el bautismo están llamados a la santidad.

El Papa Francisco –tomo de la prensa- quiso sumarse el día siguiente –domingo- a la alegría por la llegada a los altares de la química madrileña Guadalupe Ortiz de Landázuri, y durante el rezo del Regina Coeli en la plaza de San Pedro del Vaticano recordó que fue una mujer, “fiel laica del Opus Dei, que sirvió con alegría a sus hermanos y hermanas mediante la enseñanza y el anuncio del Evangelio”. “Su testimonio es un ejemplo para las mujeres cristianas comprometidas en actividades sociales y en la investigación científica. ¡Demos un aplauso a la nueva beata!”, concluyó el Santo Padre.

( Guadalupe Ortiz de Landazuri con Ana Sastre –Dra. en Medicina- Maru Artime –Lda. en Farmacia-, Consuelo Boticario –Dra. en Farmacia- y –Lourdes Villamil -administrdora) (*)

El prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz, que presidió ese domingo, en el mismo Palacio de Vistalegre de Madrid una misa de acción de gracias, ante 12.000 personas, con motivo de la beatificación, animó a los presentes a abrirse “más plenamente a las hazañas que Dios quiere realizar a través de cada uno”. “Guadalupe Ortiz de Landázuri es el primer fiel laico del Opus Dei propuesto por la Iglesia como modelo de santidad. Antes ya lo habían sido su fundador, san Josemaría, y su primer sucesor, el beato Álvaro. Esto nos recuerda especialmente la llamada que Dios nos hace a todos para que seamos santos, como predicó san Josemaría desde 1928 y constituye una de las principales enseñanzas del Concilio Vaticano II (cfr. Lumen Gentium, cap. V). Esto es lo que la nueva beata procuró llevar a las personas que le rodeaban: la convicción de que la unión con Dios está, con la gracia divina, al alcance de todos, en las circunstancias de la vida ordinaria.

A sus treinta y siete años, desde México, Guadalupe explicaba en una carta al fundador del Opus Dei: “Quiero ser fiel, quiero ser útil y quiero ser santa. La realidad es que todavía me falta mucho. (…). Pero no me desanimo, y con la ayuda de Dios y el apoyo de usted y de todos, espero que llegue a vencer” (Carta del 1-II-1954). Ese breve apunte, “Quiero ser santa”, es el desafío que aceptó Guadalupe para su vida y que la llenó de felicidad. Y para conseguirlo no tuvo que hacer cosas extraordinarias. A los ojos de las personas que le rodeaban era una persona común: preocupada por su familia, yendo de aquí para allá, terminando una tarea para empezar otra, tratando de corregir poco a poco sus defectos. Allí, en esas batallas que parecen pequeñas, Dios realiza grandes hazañas. También las quiere realizar en la vida de cada una y cada uno de nosotros”.

(Guadalupe Ortiz de Landazuri, en el laboratorio) (*)

La beatificación estuvo presidida por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal Angelo Becciu, y al final se leyó una carta del Papa Francisco que puede leerse en https://opusdei.org/es-es/document/papa-francisco-beata-guadalupe-ortiz-landazuri/ También recomiendo, en la misma web, un vídeo de 20 minutos que resume la ceremonia

Per es que, además, el mismo día de la beatificación y en el mismo lugar, Vistalegre, se celebró una tertulia por la tarde, que veo relatada divertidamente en aquella web, con el título “Vistalegre, la sala de estar más grande del mundo”, recojo el principio: “Sábado, 18 de mayo. 19.00 h. Se abre el telón. Este es el marco: una plaza de toros multiusos convertida en sala de estar. Madrid, al fondo. Y un avión rojo surcando los cielos en formato alegría XXL. El encuentro de los asistentes a la beatificación de Guadalupe con el Padre ha sido una performance de agradecimiento. Todo empieza con unas palabras de don Fernando hablando de Guadalupe, de alegría, de dar gracias a Dios. Y de la necesidad de entender para siempre que lo que ha sucedido esta mañana es una llamada: “La santidad no es una utopía para la gente normal. Está al alcance de la mano con la gracia de Dios”.

Y de pronto, un mago toma el micrófono. Santiago de la Puente González-Aller es el Mago Numis. Tiene 23 años y muchas ganas de fiesta. Su especialidad es hacer trucos con monedas. El sueño para cualquier crisis económica… El caso es que hoy ha estado ante su aforo más numeroso en este Palacio de Vistalegre-Arena y ha venido a amenizar este encuentro intergeneracional, universal y festivo organizado para celebrar la beatificación de Guadalupe.” Dejo aquí esta graciosa crónica que puede seguirse en https://opusdei.org/es-es/article/encuentro-prelado-opusdei-beata-guadalupe-ortiz-landazuri/

Finalmente, recoger que con motivo de la beatificación la ONG Harambee ha lanzado un proyecto por el que concederá en los próximos diez años un total de cien becas de investigación para cien mujeres investigadoras africanas que vivan en África. Estas becas de movilidad se concederán especialmente a mujeres que investiguen en los campos de «la vida y la tierra», es decir, en ciencias de la salud, química, física, matemáticas, gestión de residuos o tratamiento de aguas, entre otras disciplinas. Las becas se financiarán con los donativos de los asistentes a la beatificación y con un crowdfunding.

(Con 24 años Guadalupe termina la Licenciatura en Ciencias Químicas) (*)

En la web guadalupe19.org. se puede ver toda la información, y además varios reportajes sobre la beatificación, un especial multimedia, un boletín, un canal de WhatsApp, y se puede encontrar dos libros -‘La libertad de amar’ y ‘Letras a un santo’-, una exposición, un cuento y un libro infantil con experimentos de química.

Aunque en esa web dedicada a Guadalupe está todo, Wikipedia tiene un buen resumen de la vida de Guadalupe que tomamos, por más sintético y fácil de copiar (hay mucha información en esa web y en opusdei.org/es-es/ pero casi todo son vídeos y multimedia, que es lo que ahora se lleva).

Guadalupe Ortiz de Landázuri Fernández de Heredia (Madrid, 12 de diciembre de 1916 – Pamplona, 16 de julio de 1975) fue doctora en Ciencias Químicas, catedrática española de maestría Industrial, investigadora en el ámbito de la química aplicada, -tanto en la búsqueda de materiales refractarios aislantes, para disminuir el consumo de energía, como en el sector de los textiles.

Era hija de Manuel Ortiz de Landázuri García, militar del Cuerpo de Infantería y de Eulogia Fernández de Heredia y Gastañaga. Tiene tres hermanos mayores: Manuel, Eduardo y Francisco de Asís. Durante su infancia vivió en diversos lugares a los que es enviado su padre: Madrid, Larache, Segovia y Tetuán. Comenzó a estudiar el bachillerato en el Colegio de Nuestra Señora del Pilar que tenían los maristas de Tetuán. Cuando su padre fue ascendido a Teniente Coronel y trasladado a Madrid en 1932, ella continúa sus estudios en el Instituto Miguel de Cervantes, donde concluyó sus estudios en junio de 1933. Ese año comenzó la licenciatura en Ciencias Químicas en la Universidad Central de Madrid.

(Guadalupe Ortiz de Landazuri, en Méjico) (*)

El comienzo de la Guerra Civil interrumpió sus estudios universitarios. El 8 de septiembre de 1936, su padre fue fusilado en la Cárcel Modelo de Madrid. La noche anterior lo acompañó junto con su madre y su hermano Eduardo. Se traslada a Valladolid en 1937, junto con su madre, donde permaneció hasta el final de la Guerra.
En 1940 concluyó la carrera de Ciencias Químicas y comenzó a dar clase en el Liceo Francés y en el Colegio de la Bienaventurada Virgen María, en Madrid. El 19 de marzo de 1944 pidió su admisión en el Opus Dei como numeraria. En 1945 se marchó a Bilbao donde se hizo cargo del centro de la administración del Colegio Mayor Abando. En 1947 comenzó a funcionar en Madrid la residencia universitaria Zurbarán y fue la primera directora de este colegio mayor femenino. En esa época se matriculó en los cursos de doctorado.

El 5 de marzo de 1950 llegó a México para comenzar la labor apostólica del Opus Dei con mujeres en ese país. Fue nombrada Secretaría de la Asesoría Regional. El 1 de abril se abrió Copenhague, la primera residencia femenina del Opus Dei en México. Allí conoció a Ernestina de Champourcin que solicitó su admisión en el Opus Dei en 1952. En México puso en marcha Montefalco, una antigua hacienda en ruinas, situada en el Estado de Morelos, donde organizaba actividades de promoción social y humana entre los habitantes de la zona. Asistió al I Congreso General del Opus Dei celebrado en Los Rosales, Madrid los días 11-13 de octubre de 1953, y al II Congreso General celebrado en Roma el día 24 de octubre de 1956. Allí fue nombrada Vicesecretaria de la Asesoría Central y se quedó a vivir en Roma. Ese año enfermó del corazón.

En 1958 regresa a España. Entre 1962 y 1964 da clases de Física en el Instituto Ramiro de Maeztu. El 1 de octubre de 1964 comienza a dar clases de Matemáticas, Física y Química en la Escuela Femenina de Maestría Industrial, como profesora adjunta de Ciencias, con carácter provisional. En junio de 1965 defiende su tesis doctoral en Ciencias Químicas sobre los «Refractarios aislantes en cenizas de cascarilla de arroz», obteniendo sobresaliente cum laude. En 1967 obtiene la plaza de Catedrático numerario de Ciencias, en la Escuela Femenina de Maestría Industrial. Al año siguiente participa en la planificación y puesta en marcha del Centro de Estudios e Investigación de Ciencias Domésticas (CEICID), donde será subdirectora y profesora de Química de Textiles.

El 1 de julio de 1975 la operaron en la Clínica Universidad de Navarra y permaneció en la UVI hasta el día 4. El 14 de julio sufrió una insuficiencia respiratoria que se agravó paulatinamente y falleció a las 6.30 horas del 16 de julio. El 23 de julio fallece su madre en la misma Clínica.

El milagro reconocido que abrió paso a la beatificación de Guadalupe fue la desaparición total, en octubre de 2002, la víspera en que iba a ser operado Antonio Jesús Sedano Madrid, de 76 años de edad, de un tumor visible junto a un ojo, un carcinoma basocelular de especial gravedad.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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