Por Félix Torres. Introducción de Carlos de Bustamante
( Ermita del Valle, Toledo) (*)
No se conforma nuestro amigo y prolífico escritor-poeta con narrarnos las tremendas escenas de la Pasión con la característica apasionada; sin duda fruto del modo impresionante de “vivirla”, sino que aún se supera en el apasionado Amor a la Virgen Santísima, que no ha mucho estuvo Dolorosa al pie de la Cruz de su Hijo. Y es que, en este caso, además de la pasión propia del Amor profundo, añade la “ilusión” de la que es su Madre y Patrona.
Ilusión que le viene a los que como él pertenecemos al Arma de Infantería: los mejores soldados del mundo. Título ganado en buena lid por nuestros Tercios de Flandes. Los que erigieron por Patrona a la Inmaculada a raíz del milagro de Émpel. Patronazgo y Amor que Félix Torres nos transmite en sus apasionados sonetos.
“Como cada año en su primero de mayo, Toledo cruza el Tajo y se reúne en la ermita del Valle; como cada año, el rito hemos cumplido. Y como cada año todos los bolos ausentes, aquí y Allá se habrán acordado de su Virgen: ILUSIONES.
Un abrazo, Félix.
LA ERMITA DEL VALLE
(Soneto)
Nacida, te alumbró la dura roca,
al barraco asomada en la ladera,
la devoción se vive allí sincera,
pues que habla el corazón y al pueblo toca.
Sabor de tradiciones ella evoca,
que vienen de otro tiempo y otra era;
jornada es la de mayo, la primera:
¡Toledano, tu Virgen te convoca!
Para rezarle, subes de mañana:
limonadas y quínolas, tostones;
huele el campo a tomillo y mejorana.
Y una joven muchacha, flor temprana,
soñando con colmar sus ilusiones,
voltea con vehemencia la campana.
Félix.
De TOLEDO EN MIS SONETOS.
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