Miedo excesivo de la Junta de CyL a los rebrotes

Por José María Arévalo

(Nuevos contagios CyL en la última semana. Cuadro de mi amigo Román)

El pasado sábado entraba en vigor sn nuestra Comunidad el uso obligatorio de mascarilla, incluso cuando se pueda garantizar la distancia de seguridad de 1,5 metros. Medida muy engorrosa pues, como ya hemos comentado en artículos anteriores, y aunque los expertos aseguran que la mascarilla no reduce el nivel de oxígeno que respiramos a través de ella, la sensación de ahogo es evidente, empaña las gafas a los que las necesitamos y encima en días de calor es molestísima. Pues bien, la prensa local daba la noticia y al propio tiempo unas declaraciones del vicepresidente de la Junta que se había dirigido a los jóvenes, para que sean responsables con ellos mismos y con sus mayores, tras lo ocurrido con el ocio nocturno en lugares como Córdoba. «Nuestra situación es buena», recalcó Igea quien destacó que Castilla y León es la comunidad duodécima en incidencia del coronavirus.

Entonces, si nuestra situación es buena, ¿por qué se adopta esta nueva medida, tan engorrosa? Ya comentamos en la desescalada la demora de avanzar de fase, en la que parece tenía responsabilidad Igea, quizá por ser médico, además de político. Y ahora de nuevo con excesivas cautelas en la Comunidad. Porque Madrid y Canarias no han adoptado esta medida; no será tan importante, cuando Madrid tiene mucho más riesgo que nosotros. Madrid ha considerado suficiente hacer un llamamiento a que los jóvenes la utilicen.

La nueva norma que ha impuesto la Junta de Castilla y León, de obligatoriedad de uso de las mascarillas en vías públicas, ámbitos urbanos al aire libre y en espacios cerrados de uso o abiertos al público, a partir del sábado 18, a excepción de las piscinas y los espacios naturales de la Comunidad, explican los responsables está justificada en el aumento de la movilidad de personas en época estival, la aparición de determinados brotes epidemiológicos y el incremento de casos positivos en personas asintomáticas. Aseguraron –leo en otro medio- que la decisión de haber implantado esta medida más tarde que en otras comunidades autónomas radica en los «buenos resultados» de la región. «Nuestra evolución epidemiológica ha sido muy buena». Si bien, el número dos de la Junta concretó que lo que se hace ahora es «extremar» las medidas al observar que la situación puede volverse «más complicada».

O sea, por pura cautela, para mi gusto poco justificada. Sí es cierto que gracias a esta medida veo por la calle y terrazas de los bares que nadie va sin mascarilla, mientras que antes sí que se veían algunos viandantes sin ella y sobre todo nadie la tenía puesta en las terrazas. Vamos, que ha servido para que se respete más la norma general de distancia y protección. Yo mismo a la menor ocasión me la bajaba, si antes no se me caía por mi poca nariz, y a la vuelta de una esquina me encontraba por sorpresa a veces a alguien sin tiempo para subírmela. Pero ahora me molesta enormemente tener que llevarla por la calle cuando está completamente vacía, y me acuerdo de los familiares difuntos de los de la Junta. Menos mal que no hay que llevarla en espacios de la naturaleza o al aire libre, fuera de los núcleos de población, pues ya solo me hubiera faltado tener que taparme la cara cuando pintamos acuarelas en nuestras salidas al campo. Hubiera sido imposible pintar con los cristales de las gafas empañados,

Brote en el barrio de las Delicias

No creo que haya influido mucho en esta decisión de la Junta el brote detectado estos días en el barrio de las Delicias –el más poblado de la capital vallisoletana– que ha llevado al Juzgado Contencioso Administrativo número 2 de Valladolid a obligar a 34 personas, pertenecientes a una decena de familias, a permanecer aisladas en sus respectivos domicilios al menos hasta la próxima semana, después de que la Dirección General de Salud Pública alertase de que no estaban cumpliendo la cuarentena pese a que habían dado positivo en Covid-19 en las pruebas PCR practicadas o pertenecen a los círculos cercanos de los portadores.

(Evolución de los casos en Castilla y León. Gráfico en El Norte de Castilla)

Lo digo porque, el mismo día en que entra en vigor la obligación de la mascarilla permanente, el alcalde de Valladolid ha explicado que el brote de COVID-19 detectado en la ciudad, con extensión a Cuéllar (Segovia), está “muy localizado geográficamente” y afecta al entorno de “una o dos familias”. “No es un contagio comunitario”, dijo, para aclarar que se trata de personas que “trabajan mayoritariamente en Cuéllar” y no se sabe si lo llevaron a ese municipio o se contagiaron en el mismo. Además, precisó que el brote cuenta con 19 positivos, de los que “ninguno está grave”, están asintomáticos o con síntomas muy leves. Asimismo, concretó que están en cuarentena un total de 33 personas, entre los afectados y sus contactos más próximos.

“Por último, preguntado sobre su postura a favor o en contra de hacer obligatorio en la Comunidad el uso de mascarillas en todos los espacios, reconoció que carece de capacidad sanitaria para opinar al respecto, aunque recordó que parece que existe cierto consenso al respecto y en varias autonomías ya se ha aprobado”. Vamos que no acaba de verlo indispensable. “El alcalde recordó, al respecto, que las autoridades sanitarias de Castilla y León han sido siempre “extremadamente prudentes” y el uso de la mascarilla es un “elemento de contención” del virus, por lo que cualquier medida para lograr ese objetivo será “bien recibida” porque elevará la seguridad para la población”.

Opacidad en los datos

Lo que más me molesta de todo ello es la enorme indefinición de los motivos de la medida de la mascarilla pemanente y en general de los datos de la situación. He tratado de buscar, en la web de la Junta de Castilla y León, datos de número de afectados, ingresados en hospital y en UCI, asintomáticos y gravedad de los confinados, y no he encontrado la forma de ver algunos de ellos, y de otros, que estuvieran actualizados. Pero es que tampoco la prensa los da, me parece mentira. Solo en el Norte de Castilla he encontrado un par de simples gráficos, nada detallados, uno sobre la evolución de los casos en Castilla y León y otro sobre nuevos casos de coronavirus en nuestra Comunidad, con los que ilustro este artículo. Tan grave es la falta de datos que un amigo mío, Román, nos ha venido mandando todos los días, casi desde el principio del confinamiento, por whatsapp, unos cuadros -también adjunto aquí los del viernes pasado-, sobre evolución de contagios, ingresos, altas y fallecimientos, lo que le hemos agradecido muchísimo porque no conseguíamos enterarnos de lo que estaba pasando.

(Casos nuevos de coronavirus en Castilla y León. Gráfico en El Norte de Castilla)

Confiábamos en él, que se maneja muy bien en las redes y con los números -es ingeniero jubilado de la Renault- y él mismo nos contaba las dificultades que iba teniendo con las distintas informaciones. Cuando el Gobierno paró la cuenta de fallecidos, él renunció a luchar más y repetía siempre la misma cifra estimada por los datos de funerarias y registros civiles.

Sanidad oculta dónde están los brotes activos

Para colmo, me he llevado una enorme sorpresa al leer, el pasado viernes en El Confidencial este titular: “El mapa secreto del covid-19: Sanidad oculta dónde están los 158 brotes activos”. Lo que nos faltaba. La noticia explicaba que “España tenía el martes 120 brotes activos de covid-19, según informó el ministro de Sanidad, Salvador Illa, tras el Consejo de Ministros. Dos días después, la cifra había aumentado hasta los 158, según confirmó Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES). Las comparecencias de uno y otro son la única manera de que el Gobierno proporcione el número de brotes de coronavirus en el país. El ministerio no publica una información actualizada del número de brotes ni su localización. Esos datos no aparecen en sus informes diarios. En esta fase de la pandemia, la gestión recae en las comunidades autónomas, que son las encargadas de informar sobre los brotes y las competentes para tomar las decisiones que consideren oportunas para contenerlos. Pero el Ministerio de Sanidad sigue coordinando la acción. También sigue recibiendo a diario información de las regiones y, tras la aprobación del ‘Plan de respuesta temprana en un escenario de control de la pandemia por covid-19’, podrá impulsar medidas coordinadas en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud que serán de obligado cumplimiento para las comunidades afectadas.”

Y después de señalar que “preocupan los brotes en el País Vasco por su crecimiento” y desarrollar esa situación, concluía: “Fernando Simón declaró este jueves que sí que se hará pública la información del número de brotes y su localización, pero no dijo cuándo”. «Todos los días hay una actualización de la situación de los brotes que se comparte con las comunidades autónomas, para que puedan corregir, modificar o discutir, que también ayuda a que puedan hablar de sus brotes y de los brotes que les pueden afectar que no sean de su comunidad. Pero los informes o documentos de trabajo no se harán públicos», dijo Simón.

Evolución en Valladolid

Así que estamos, en mi opinión, muy desinformados, y no sé si intencionadamente o por la complejidad de los datos. Y esa desinformación lleva a mayor preocupación, quizá también a las autoridades autonómicas, que prefieren pasarse de cautelas que quedarse cortos.

(Contagios y fallecidos CyL en la última semana. Cuadro de mi amigo Román)

Eso me ha pasado con la información que he leído en el periódico vallisoletano El Día, junto a la noticia de las mascarillas permanentes, que me ha preocupado más de lo que estaba aunque el articulista concluye: “La evolución es tan evidente como positiva”. Parece un buen resumen de la situación en nuestra ciudad, así que la reproduzco. Se titula “El ritmo de contagios baja pese a la alarma por los brotes” y la firma A. G. Mozo:

“Los equipos de atención primaria reciben ahora una media de 21 nuevos casos al día, la mitad de lo que tenían a principios de junio, en ‘desescalada’; y nueve veces menos que en abril, en plena pandemia. Preocupa el incremento entre niños y jóvenes

El martes se cumple el primer mes post estado de alarma y a pesar del centenar de rebrotes que han ido surgiendo en distintos puntos del país –dos de ellos en Valladolid–, la realidad de los datos sanitarios todavía apunta al optimismo en la provincia. La aparición de nuevos casos en las zonas básicas de salud vallisoletanas, lejos de acelerarse se ha ralentizado a lo largo de estas tres semanas y pico de ‘libertad’. El único pero epidemiológico estaría en el incremento descubierto entre los más jóvenes, vinculado según los expertos a una relajación de las medidas de prevención en ese segmento de edad.

Después de que los hospitales se convirtiesen en el epicentro de la pandemia durante los durísimos meses de marzo, abril y mayo, ya desde junio y sobre todo ahora, el foco está en los centros de salud. Allí, los equipos de atención primaria no solo se encargan del control de los posibles nuevos casos, sino también de recopilar información para el rastreo de sus contactos por si la prueba PCR fuese positiva, ya que los médicos ya no se mueven solo por sospecha clínica, sino que cuentan con el respaldo analítico.

Así, desde el final del estado de alarma, Atención Primaria solo ha notificado medio millar de casos en Valladolid, a un ritmo medio de unos 21 al día, justo la mitad que el día que acabó el estado de alarma (cuando se daban unos 42 nuevos diarios); una cuarta parte de lo que había a principios de junio (a 81 de media), durante la ‘desescalada’ vallisoletana; y nueve veces menos (186 diarios) que en abril, en plena pandemia. Las cifras publicadas por la Consejería de Sanidad dicen que entre el lunes 22 de junio y el pasado lunes 13 de julio (son tres semanas exactas) se han notificado 450 nuevos casos por los equipos de Atención Primaria, por los 895 contabilizados en las tres semanas anteriores (hasta el 1 de junio), los 1.707 previos (hasta el 11 de mayo) y los 3.917 que hubo entre el lunes 6 de abril y el 27. La evolución es tan evidente como positiva.

1.823 CASOS ACTIVOS

De los casi quince mil casos acumulados en Atención Primaria en estos cuatro meses, solo 1.823 siguen activos, medio millar menos que el último día en estado de alarma. En estas tres semanas y pico apenas se han confirmado 82 casos mediante PCR, pese a los dos brotes de Las Delicias y el Río Hortega, y la cifra de fallecidos solo creció en cinco personas, cuatro en hospitales y uno en una residencia.

Nada que ver con lo que había en las primeras semanas del estado de alarma, cuando había días con más de cien y hasta doscientas positivos (214 PCR se notificaron el 6 de abril, por ejemplo) y con hasta 16 víctimas (2 de abril). Eran días en los que la pandemia campaba a sus anchas y el grueso de los nuevos contagios se concentraba entre los mayores de 60 años, pese a que siempre han sido los de 40 a 49 los que más casos protagonizaban. En abril un 55% de los contagiados tenía entre 30 y 59 años, un 41% eran mayores de 60 y el otro 16% eran menores de 29 años.

Esto es justo lo contrario a lo que está sucediendo ahora, ya desde el inicio de la ‘desescalada’, pero sobre todo al concluir el estado de alarma, el pasado 21 junio. No es que los casos de niños y jóvenes se hayan disparado a unas cifras alarmantes, sino que mientras se ralentiza la llegada de pacientes de otras edades, los menores de 29 años cada vez ostentan más peso entre las cifras epidemiológicas de nuevos contagios. Y todo ello, con el riesgo añadido de que suelen transmisores silenciosos, puesto que, en el caso de niños y jóvenes, la presencia del coronavirus cursa casi siempre sin síntomas y solo da la cara cuando ellos se lo contagian a una persona de mayor edad.

Menos mayores de 60 años

Y en los datos de estas semanas post estado de alarma se pone de manifiesto claramente ese cambio en el perfil del paciente covid (o con sospecha de contagio) que llega a la consulta del centro de salud, Así, el grupo de 30-59 años sigue siendo el que más casos aporta en la provincia (sobre todo los de 40 a 49), pero supone solo el 44% del total de los nuevos, cuando en abril sustentaba ese 55%; el de los niños y jóvenes de hasta 29 años ‘tiene’ el 31% de los nuevos casos (por el 16% de abril); y los mayores de 60 han bajado del 41 al 24 por ciento en Valladolid.

Finalmente, en el análisis de las cifras totales, se anota una subida del 3,1% durante estas semanas sin estado de alarma, y solo los niños de 0 a 9 años (5%), los de 10 a 19 (6%) y los de 20 a 29 (5%) ofrecen unos porcentajes por encima de ese dato, como viene ocurriendo desde mayo.

La evolución es tan evidente como positiva”

Me he quedado preocupado, por ejemplo con lo de que siguen activos 1.823 casos de los casi quince mil acumulados en Atención Primaria en estos cuatro meses. Y ya no me parece tan mal la precaución de la Junta de decretar la mascarilla permanente, aunque no quede muy claro por qué. Pero en todo caso me sigue pareciendo absurda la configuración de la medida, que haya que llevar la mascarilla aunque la calle esté vacía o cuando uno va conduciendo y con los cristales levantados. Otro más de los “Absurdos del confinamiento” que denunciábamos en nuestro artículo de 02.06.20. ¿No hubiera sido más lógico, por ejemplo, ampliar la distancia de separación que si no existe obliga a llevar mascarilla, a tres metros o incluso a más, pero no imponer la mascarilla permanente?

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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