Las low cost salen a veces bastante caras

(PD).- Servicios básicos a precios básicos. Éste era, desde siempre, el pacto firmado entre las compañías low cost y sus clientes. Sin embargo, en el último año, el concepto de servicio básico se ha desplazado abiertamente hacia la esencialidad más absoluta.

De ahí que se hayan convertido en lujo el simple check-in en el aeropuerto o la facturación de una maleta, mientras se agravan todavía más si la maleta supera el peso máximo permitido.

Como explican E. Ratta y F. Patti en El Economista, desde hace un año, se han multiplicado los servicios por los que hay que pagar. Comenzando por el embarque del equipaje que puede costar entre 4 y 20 euros por maleta.

Si, además, la maleta pesa demasiado, el exceso de peso puede costar incluso 15 euros por cada kilo de más. Asimismo, desde hace un año, 18 compañías han aumentado las tasas con recargos Costes que se pueden reducir a la mitad, si se prevén en la fase de compra.
Lujos caros

También contribuyen a hacer subir el precio final otros servicios menos esenciales. Como por ejemplo, para evitar los asientos más incómodos, algunos viajeros eligen la opción de prioridad en el embarque, actualmente sólo disponible en cuatro compañías (Easyjet, Jet2.com, Ryanair y Wizzair) por un precio aproximado de 19 euros, si también se quiere comer a bordo.

Otra novedad es la elección de asiento, gratis para los que viajan con Clickair o para las familias con niños que lo hacen con Transavia, pero que puede llegar hasta los 30 euros para los más exigentes que quieran un asiento más cómodo, con más espacio para las piernas o junto a la salida de emergencia.

Esta última es una opción ofrecida por las compañías Fly Niki y Sterling Airlines para los que quieran ser los primeros en escapar en caso de peligro. Pero sentarse al lado de las salidas de emergencia puede costar entre 14 y 16 euros más que en cualquier otro sitio del avión.

El cambio en la dinámica comercial de las compañías también afecta decisivamente a los deportistas. Casi todas ellas exigen un precio diferente y mayor que el de las maletas normales a los equipamientos deportivos o a los instrumentos musicales, con regulaciones y costes que varían muchísimo entre los diferentes operadores.

Los amantes del submarinismo podrán transportar gratuitamente sus aparatos de inmersión si vuelan con Tuifle, pero tendrán que pagar 90 euros más si optan por My Air. Menos que el que se va de viaje con su pala de surf o su delta plano. Como media, el transporte de equipajes especiales y de animales subirá en torno a los 30 euros, con la posibilidad de ahorrar un poco si se utilizan los servicios online de las compañías o los call center.

Comer a bordo, todo un manjar

Otra partida que cambia es la de la comida a bordo. En los últimos meses, la oferta culinaria de algunas compañías se ha transformado en una auténtica Guía Michelin, con la posibilidad de elegir el menú ya en el momento de la adquisición del billete.

Sterling Airlines ofrece toda una variedad de snack, que van desde el simple brioche (2 euros) al bocadillo (7 euros). Jet Air Fly quiere ganarse a los pasajeros por el estómago y por 8 euros les ofrece una comida sencilla, pero si están dispuestos a gastar desde 9 a 25 euros podrán elegir menús especiales. Desde los menús sin gluten a los vegetarianos, pasando por el típico menú kosher.

Los incrementos de los precios de los servicios opcionales persiguen un fin económico. El cliente rápido, sin maleta y que efectúa por la web todas las operaciones, incluido el chek-in, permite a las compañías reducir al máximo los costes y recortar los plazos de permanencia en tierra entre el aterrizaje y el siguiente despegue.
Recargo pero sin «frills»

Pero incluso la tarifa «sin extras» ha sufrido aumentos en el último año. Según un análisis del Observatorio Volagratis, en el mes de junio de 2008 los precios medios pasaron del 11 al 37 por ciento respecto al mismo mes de 2007.

En el caso de Ryanair, por ejemplo, se experimentó un aumento de precios del 30 %, debido sobre todo a la introducción, en el ultimo año, de nuevas rutas de radio un poco más largo, que, como es lógico, hicieron subir los precios medios del segmento. Sin embargo, la influencia del precio del petróleo, que subió en torno al 10 por ciento del precio final, parece tener menor incidencia en los aumentos de las tarifas.

VÍA EL ECONOMISTA

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído