Caravaggio y los pintores del norte

El Thyssen junta una docena de sus obras y otras cuarenta de artistas bajo su influencia

Caravaggio y los pintores del norte
Caravaggio y los pintores del norte - Museo Thyssen-Bornemisza

Decir Caravaggio es invocar uno de los dioses del olimpo artístico que venera todo aficionado en nuestros días. Anunciar la presencia conjunta de una docena de las escasas cincuenta obras suyas que han llegado hasta hoy, es todo un acontecimiento. Se perdona de buen grado que la exposición que inaugura el Museo Thyssen-Bornemisza esté dedicada al tema un tanto colateral de demostrar su influencia en una serie de pintores franceses y de los Países Bajos de su época y de los que se exponen 41 obras, las cuatro quintas partes del total. Hay que disculpar que no se haya aprovechado la ocasión para asunto más cercano, como por ejemplo repasar el importante -y discutido- ‘caravaggismo’ español que pasa ni más ni menos que por Ribera y llega hasta Velázquez, pero hay que comprender que esa tarea correpondería más bien al vecino Museo del Prado. Sirva pues esta ‘Caravaggio y los pintores del norte’ de contento general y pobladas colas de visitantes durante este verano.

De la corta y azarosa vida de Michelangelo Merisi Caravaggio (1571-1610) casi todo el mundo ha oído comentar esos episodios escandalosos que no siempre son verídicos, y de su corto e impresionante legado casi todos podemos decir algo en torno a su irrupción naturalista, a su desarrollo del claroscuro y a ese tenebrismo de su última época que hizo escuela. Su vida y su obra han dado muchísimo que hablar, y sin duda que no todo ha sido sensato.

Comisariada por Gert Jan van der Sman, profesor de la Universidad de Leiden y miembro del Istituto Univesitario Olandese di Storia dell´Arte de Florencia, la muestra ofrece una selección de obras de sus más destacados seguidores en Holanda -Dirk van Baburen, Gerrit van Honthorst o Hendrick Ter Brugghen-, Flandes -Nicolas Régnier o Louis Finson- y Francia -Simon Vouet, Claude Vignon o Valentin de Boulogne-, enmarcada toda ella entre la primera obra conocida de Caravaggio -‘Muchacho pelando fruta’ (h. 1593-95)- y el último trabajo de su vida, ‘El martirio de Santa Úrsula’ (1610).

La exposición se abre con dos salas dedicadas a las obras que el pintor realizó durante sus años en Roma. En las siguientes, se despliegan los trabajos de esos artistas del otro lado de los Alpes que asimilaron a Caravaggio cada uno con su propio bagaje en la busca de nuevos modos de expresión. Las dos últimas salas están dedicadas a otros de sus seguidores foráneos en Nápoles y el sur de Italia, y en ellas figura El sacamuelas (h.1608-1610), un óleo que se conserva en la Gallerie degli Uffizi de Florencia, y cuya pertenencia a Caravaggio está siendo crecientemente discutida.

Contemplando este y otros lienzos de Merisi, admirando algunas piezas de sus supuestos imitadores, -por ejemplo el extraordinario anónimo ‘San Sebastián atendido por Santa Irene
y su criada’, datado hacia 1620 y parte de la colección permanente del Thyssen, o por ejemplo, ‘La Magdalena en éxtasis (h.1613) copia de un original de Caravaggio realizado por el pintor nacido en Brujas, Louis Finson, y traído desde Marsella-, el visitante puede hacer cábalas sobre los ‘caravaggio’ auténticos que no lo parecen, y algunas obras de sus seguidores que pasarían por genuinos ‘caravaggio’.

Y es que el pintor milanés creó una nueva forma de naturalismo basada en la observación física, dramática y teatral de los objetos, a lo que sumó el aprovechamiento del claroscuro, es decir, el uso de luces y sombras, que sería pronto eclipsado por Poussin, Rubens o Rembrandt, aunque todos ellos acusaron su influencia en mayor o menor medida. Pero con el siglo XX su figura recobrará importancia con el gusto retornado por el barroco y el manierismo. En el último año del siglo XVI había sido contratado para decorar la Capilla Contarelli en la iglesia romana de San Luis de los Franceses y los dos trabajos encargados -El martirio de San Mateo, y La vocación de San Mateo- marcarán un antes y un después en su vida y en su obra. A día de hoy no se han movido nunca de esa iglesia y pueden contemplarse siempre que con unas monedas se active la iluminación imprescindible para captar sus impresionantes claroscuros. Caravaggio inspiró también profundamente a Georges de La Tour, del cual el Prado acaba de clausurar una gran retrospectiva (ver nuestra reseña).

Son cinco las pinturas de Caravaggio conservadas en España: David vencedor de Goliat (Museo del Prado), Santa Catalina de Alejandría (Museo Thyssen-Bornemisza) -ambas presentes en la muestra-, Salomé con la cabeza de Juan el Bautista (Palacio Real de Madrid) -que se esxhibe actualmente en su exposición ‘De Caravaggio a Bernini. Obras maestras del Seicento italiano en las Colecciones Reales en el Palacio Real’-, y San Jerónimo (Museo de Montserrat) y San Juan Bautista con el cordero (Catedral de Toledo), si bien esta última suscita dudas y algunos expertos la asignan a Bartolomeo Cavarozzi. Antiguamente existieron en colecciones españolas al menos dos obras más, ahora en el extranjero: Martirio de san Andrés (Museo de Arte de Cleveland) y El sacrificio de Isaac (Colección Barbara Piasecka Johnson). En 2005 el MNAC de Barcelona organizó la muestra «Caravaggio y la pintura realista europea».

En 2010, en el cuarto centenario de su fallecimiento, miles de personas hicieron cola toda la noche para contemplar los primeros seis de sus pinturas expuestas en el museo Borghese de Roma y hubo una antológica de antología, permítase la redundancia, en el Quirinale. Como todos los mitos actuales, Caravaggio está rodeado de una inmensa barahunda y parafernalia de admiración sumisa que conviene ignorar para acercarse al Thyssen con la mirada limpia y la mente clara del que gusta de ejercer su criterio propio.

La exposición se cierra como decíamos al inicio de esta reseña, con El martirio de santa Úrsula, en el que Caravaggio se autorretrata sujetando una lanza en el momento en el que el rey de los hunos hiere con su flecha a la Santa. Pintado pocas semanas antes de su muerte, este cuadro constituye el punto culminante de la exposición.

Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 8
Despliegue: 7
Comisariado: 7
Catálogo: n/v
Folleto explicativo: 8
Documentación a los medios: 8

Museo Thyssen-Bornemisza
CARAVAGGIO Y LOS PINTORES DEL NORTE
Del 21 de junio al 18 de septiembre de 2016
Comisario: Gert Jan van der Sman
Dirección del proyecto: Mar Borobia, jefe del Área de Pintura Antigua del Museo.
Comisaria técnica: Dolores Delgado Peña, conservadora de Pintura Antigua del Museo.
Catálogo con textos de Gert Jan van der Sman, Marije Osnabrugge, Francesca
Cappelletti, Giovanna Capitelli y Annick Lemoine y biografía de Dolores Delgado.
Guía didáctica y publicación digital en la app ‘Quiosco Thyssen’.
http://www.museothyssen.org/microsites/prensa/2016/Caravaggio

-De martes a viernes y domingos, de 10 a 19 h. Sábados, de 10 a 21 h. Del 1 de julio al 4 de septiembre: de martes a sábados, de 10 a 22 h. Domingos, de 10 a 19h.

-Entrada única: Colección permanente y exposiciones temporales:
– Entrada general: 12 €
– Entrada reducida: 8 €
– Entrada conjunta con la muestra ‘De Caravaggio a Bernini. Obras maestras del Seicento italiano en las Colecciones Reales en el Palacio Real’: 17 euros.

-El 30 de junio, jornada en torno a la figura de Caravaggio con la participación de historiadores como Tania de Nile o Antonio Ernesto Denunzio; profesores
universitarios como Maria Cristina Terzaghi, de la Universidad de Roma, o conservadores como Teresa Posada Kubissa, jefe del departamento de Pintura Holandesa del Museo del Prado, o Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, además del propio comisario de la exposición, Gert Jan van der Sman.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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