Benito Pérez Galdós escribió su novela ‘Tristana’ en 1892 reivindicando el amor libre y las mujeres independientes, pero sobre todo forjando una magnífica trama entre cuatro personajes complejos, auténticos. Esta adaptación teatral es buena y respeta una obra que se podía haber escrito ayer por la tarde. Un montaje clasicista con un reparto convincente para un texto marca Don Benito, narrador extraordinario, gigante literario que admite comparaciones con Cervantes.
Muchos recordarán la célebre adaptación cinematográfica de Luis Buñuel en 1970, con Catherine Deneuve, Fernando Rey, Franco Nero y Lola Gaos, pero esta adaptación teatral es mejor, por fiel al original y ausencia de tremendismo. Pocos sin embargo atinarán a comparar esta con la otra adaptación teatral anterior, la de Enrique Llovet en 1993, dirigida por Manuel Ángel Egea, con Manuel de Blas y Victoria Vera de protagonistas. Se ha intentado explicar (ver por ejemplo este oportuno comentario) por qué el teatro de Galdós -una veintena de obras- yace abandonado y por qué se ha preferido en las últimas décadas adaptar sus novelas a la escena en vez de reponer sus piuezas dramáticas. Pero básicamente se debe a esa pereza acomodaticia y convencional que reina en nuestros escenarios, que es imperdonable pero a la que estamos acostumbrados.
Eduardo Galán y Alberto Castrillo-Ferrer se esfuerzan en reivindicar la contemporaneidad de ‘Tristana’ y su conexión feminista con la lucha de la mujer en su conquista de la independencia: ‘un montaje actual para una historia adelantada a su tiempo’, dicen. Pero toda esa carga panfletera resulta un tanto obsoleta a estas alturas y puede llamar a engaños. Porque la pieza no es un manifiesto feminista sino una narración en ‘realismo espiritualista’, esa especialidad del autor que le hace superar el sórdido naturalismo con complejidades psicológicas y trascendentes de cierta envergadura.
Así que asistimos al intento de rebelión por parte de la joven Tristana Reluz contra su tutor Don Lope Garrido, que tras adoptarla a la muerte de sus padres, la ha seducido hasta convertirla en su concubina. Saturna, la sirvienta de la casa, es su único consuelo, hasta que topa con el primer joven que la sale al paso, Horacio Díaz, del que se enamora sin abandonar su convicción de ser libre, de no depender de ningún hombre. Sus amores se ven interrumpidos por una inoportuna ausencia de Horacio por obligaciones familiares mientras que Tristana sufre una repentina y grave enfermedad que obliga a amputarle una pierna. Ya nada será igual. Horacio se mostrará incapaz de mantener su amor ante el infortunio, y por el contrario Don Lope se regenerará hasta la entrega y el cariño verdadero.
La adaptación efectúa cambios en el proceso narrativo para explicar antecedentes y corolarios, y se permite no pocas licencias en el relato de los hechos, pero se mantiene siempre fiel al argumento de Galdós, aún simplificando las complejidades psicológicas de los personajes sin cometer pecado mortal contra la novela. Castrillo-Ferrer presenta un montaje que une dos espacios diferentes, el piso de Don Lope y el estudio del pintor Horacio- lo que permite desarrollar en paralelo escenas consecutivas en la novela original, lo que supone a nuestro entender la principal aportación del montaje, original y acertada. Se completa con un movimiento actoral muy bien establecido para diferenciar escenas, momentos y lugares, para establecer una continuidad cronológica perfectamente hilvanada con el adecuado soporte de un espacio sonoro y una ambientación lumínica ambas notables.
Mobiliario y vestuario responden a la época, enmarcados en un armazón posmoderno que no nos parece lo más acertado de la escenografía: ‘un espacio conceptual y moderno con un vestuario de época para una historia todavía muy vigente’, es como ellos definen esta escenografía diseñada por Mónica Boromello.
Un reparto muy afortunado resulta esencial en la credibilidad de esta Tristana teatral, que emula a la novela y mejora a la película. Olivia Molina recorre un periplo complejo y concentrado en la piel de una mujer que a lo largo de la pieza pasa de sumisa a rebelde, de locamente enamorada a atribulada paciente, del odio a la resignación, de la suma felicidad a la decepción absoluta, una mujer golpeada por una terrible tragedia que aciertta a no hundirse y madura en noventa minutos para terminar sobrevolando el escenario. Puede decirse que Olivia Molina, que recuerda tanto a su madre Ángela cuando esconde el mohín infantil tras el que se protege, hace una Tristana irreprochable en todas las facetas de su complejo personaje, al que puede sobrar una chocante danza alegórica introducida un tanto a destiempo.
Junto a ella, Alejandro Arestegui queda un tanto eclipsado, lógico si se tiene cuenta que ya era el personaje más endeble de la novela y que en algunas escenas se le obliga a hacer cosas que no vienen a cuento, como ese prolongado ‘¡No vuelvas!’ que ni está en el texto original ni podría estarlo. El bueno de Horacio se agarra como clavo ardiendo a la teórica aninadversión de Tristana por el matrimonio, para eclipsarse ante una perspectiva bien difícil, la de casarse con una inválida-. Es un comportamiento comprensible y bien humano que Arestegui resuelve con pericia sin connotaciones negativas.
La precisión y sobriedad interpretativa tiene en Pere Ponce más valor que en el resto del elenco, pues su personaje se presta a ese cargar las tintas tan insufrible y frecuente en nuestras tablas. Don Lope transita de la arrogancia a la lucidez, de la manipulación al cariño con esa prestancia que distingue el buen teatro. Y ‘at last, but not at least’ María Pujalte sería nuestra favorita del cuarteto, una sabia y prudente Saturna, una sirvienta que vale más que sus señores, un personaje a la altura de esos humildes más sensatos que los poderosos, que ennoblecen el teatro español del Siglo de Oro. Algunas de las expresiones faciales de esta actriz a lo largo de la obra, tan candorosas y sapientes al mismo tiempo, consiguieron esos momentos mágicos que se anhelan cada vez que sube un telón y comienza la aventura.
Una Tristana, pues, que esconde en su sencilla apariencia mucha categoría. Una Tristana muy bien hilvanada. La Sala Guirao, más llena que de costumbre, parecía recuperarse de tantas veladas desmañadas como ha presenciado. Una fiel y meritoria versión a la que Galdós seguramente no hubiera puesto pegas. Un clásico de nuestra literatura del siglo XIX revisitado con acierto, una Tristana para todos los gustos.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 8
Versión, 8
Dirección, 8
Escenografía y vestuario, 7
Interpretación, 8
Iluminación: 7
Música: 7
Coreografía: 5
Producción, 7
Documentación para los medios, 7
Programa de mano, 6
Teatro Fernán Gómez – Centro Cultural de la Villa
Sala Guirao
TRISTANA
de Benito Pérez Galdós
Adaptador, Eduardo Galán con la colaboración de Sandra García
Dirección, Alberto Castrillo-Ferrer
Del 17 de enero al 26 de febrero de 2017
Reparto
Olivia Molina – Tristana
María Pujalte – Saturna
Pere Ponce- Don Lope
Alejandro Arestegui – Horacio
Ayudante de dirección Javier Ortiz
Diseño de escenografía Mónica Boromello
Diseño de iluminación Nicolás Fischtel
Diseño de vestuario Cristina Martínez
Vestuario Sastrería Cornejo
Música original y espacio sonoro Tuti Fernández
Coreografía Olivia Molina Teresa Nieto
Producción ejecutiva Secuencia 3
Dirección de producción Luis Galán
Coordinación técnica y de construcción Luis Bariego
Coproducen Secuencia 3, Som Produce, Pedro Hermosilla Managment, Cow Events Group
Distribuye Secuencia 3
PRECIO: 19€
Venta anticipada – 15€ (todos los días hasta una semana antes del estreno).
Martes y Miércoles – 16€
Grupos (+ de 15) – 14€
Amigos TFG – 14€ (50 localidades por función)
Tarifa reducida – 15€ – Todos los días: Carné joven, mayores de 65, familia numerosa, desempleados, discapacitados y Carné de bibliotecas municipales de Madrid.
Tarifa infantil y grupos escolares – 12€
Funciones matinales consultar.
HORARIO: Martes a sábado – 20:00h
Domingos – 19:30h
DURACIÓN: 90 min.
Encuentro con el público: 9 de febrero al término de la función
Exposición sobre la obra de Galdós en el vestíbulo
Paseo literario guiado por El Madrid de Galdós
Proyección de película Tristana
Más información en 914362540 (ext. 200/208/240) – [email protected]