El 4 de enero de 1920 fallecía Benito Pérez Galdós, un escritor al que por empeño y resultados puede compararse al inmortal Cervantes. Habrá toneladas de ditirambos y alharacas y entre ellas quizás algún apunte sobre su permanencia y legado hoy día. Una biografía que resalta sus ideas y actividades políticas, y una exposición que reconstruye su vida, inauguran los fastos.
El libro ‘Vida, obra y compromiso en Benito Pérez Galdós’ de Francisco Cánovas Sánchez fue presentado el pasado 22 de octubre en el Ateneo de Madrid. La obra se centra en tres facetas de su trayectoria vital, a saber la inserción de su actividad en las coordenadas históricas y culturales de la época que le tocó vivir, la relevancia social de sus escritos, y su compromiso político.
Para autor y editorial, ‘su producción literaria fue extraordinaria, pero, a diferencia de otros escritores, no fue un espectador impasible de la realidad social; muy al contrario, se comprometió con la construcción de una España más libre y solidaria. Por ese motivo, el conocimiento de la vida de Galdós, de su época y de su actividad política, es indispensable para abarcar su obra y su personalidad. Pese a ello, la mayoría de los investigadores ha priorizado el estudio de sus textos literarios, dejando en segundo plano los aspectos políticos, reflexivos y públicos de su vida. La presente biografía subsana esta tradicional laguna’.
En su presentación en el Ateneo, su presidente, Juan Armindo Hernández Montero, recordó que el escritor se hizo socio del Ateneo de Madrid en 1865, cuando la institución tenía su sede en número 22 (antiguo 32) de la madrileña calle de la Montera. Le fue asignado el número 2.762. y hasta su muerte, durante 55 años permaneció relacionado con el mismo. Leopoldo Alas ‘Clarín’ recordaba: “Conocí a Galdós en el Ateneo nuestro, el antiguo, el bueno, el de Moreno y Revilla, en el salón de retratos vi ante mí a un hombre alto, moreno, de fisonomía nada vulgar.(…) La frente de Galdós habla de genio y de pasiones, por lo menos imaginadas, tal vez contenidas; los ojos, algo plegados los parpados, son penetrantes y tienen una singular expresión de ternura apasionada y reposada, que se mezcla con un acento de malicia… la cual mirando mejor se ve que es inocente malicia de artista. No viste mal… ni bien. Viste, como deben hacerlo todas las personas formales, para ocultar el desnudo, que ya no es arte de la época. No habla mucho, y se ve luego que prefiere oír, pero guiando a su modo, por preguntas, la conversación”. Y en 1894, otro socio de postín, el pintor Joaquín Sorolla, realizará su famoso retrato del literato, que pasará a ser propiedad del Ateneo y pieza destacada de su colección.
El acto fue plúmbeo a pesar o quizás por ir regado de una lectura deficiente de algunos textos galdosianos a cargo de la actriz Mercedes Lezcano. Tras Hernández, un ejecutivo de la editorial cantó las excelencias de la publicación, y luego tomo la palabra Antonio Chazarra Montiel, profesor de Historia de la Filosofía y encargado de organizar un ciclo de actos a propósito de este centenario del cual todavía no se conocen los detalles; Chazarra, dirigente cultural del PSOE madrileño durante muchos años y presidente de la Sección de Filosofía del Ateneo, destacó como era de suponer la cuestión del compromiso político de izquierdas de Galdós frente a otros planes conmemorativos en este centenario que quieren ‘descafeinarlo’.
Tras su extensa intervención nos vimos impelidos a abandonar el acto que, iniciado con mucho retraso aún incluía más intervenciones antes de la del autor de la nueva biografía galdosiana, que sentimos no poder escuchar. Este, que curiosamente se apellida igual que el político contemporáneo de Galdós Antonio Cánovas del Castillo, -quien encabezó a los académicos contrarios a que el escritor ocupara la letra H de la RAE, lo que se conseguirá en otro intento posterior gracias al apoyo de otros escritores bien conservadores como Marcelino Menéndez Pelayo y José María Pereda, amigos del novelista-, fue premio Nacional de Historia y también Subdirector General en el Ministerio de Cultura y en el Ministerio de Asuntos Sociales en gobiernos del PSOE; es autor entre otros textos de ‘La reina del triste destino’ ( Corona Borealis, 2005), ‘El Partido Moderado’ (Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 1982), así como colaborador de la obra colectiva ‘Los partidos políticos’ (1981) con ‘La era isabelina y el sexenio democrático: (1834-1874)’.
Los suplementos culturales se han apresurado a reseñar la aparición de esta biografía. En El Cultural de El Mundo, Rafael Narbona juzga la biografía como ‘un retrato muy humano de un autor que preservó su intimidad con extremo rigor. Cánovas Sánchez no incurre en la bellaquería de airear trapos sucios y, en ningún momento, rebaja la estatura del personaje. Tampoco lo idealiza. Se atiene a los hechos con escrupuloso buen gusto… Aborda todas las facetas de Galdós, destacando aspectos poco conocidos por el gran público, como su pasión por el dibujo, la arquitectura y la música.. La biografía pertenece al terreno de la alta divulgación: fluida, amena, elegante y rigurosa. El capítulo dedicado a la relación de Galdós con Santander es particularmente emotivo’.
Sin embargo, son discutibles algunas de sus deducciones como que ‘el desdén (del escritor) por los “agrestes clérigos” no implicaba hostilidad hacia el legado cristiano’ (Menéndez y Pelayo lo juzgó de manera muy diferente); o que, como dice la leyenda, ‘la presencia institucional es puramente testimonial’ en su entierro, cuando la misma biografía recoge la presencia del gobierno en pleno, con su presidente a la cabeza, que decretó además una jornada de luto nacional; o como cuando afirma que ‘entristece saber que la dictadura franquista desdeñó el legado del escritor’, algo pendiente aún de probar y que Canovas no dice.
Por su parte, en Babelia, el suplemento de El País, Andrés Trapiello opina: ‘¿Cómo es la biografía de Cánovas Sánchez? ¿Cuenta cosas nuevas, es amena, tiene interés? Cuenta lo que se sabe y más, incluso para los familiarizados con Galdós, y no cuenta lo que nadie puede contar, porque nadie lo sabe. Sí, es amena también y tiene un gran interés (como el capítulo dedicado a la visita que hace Galdós a Isabel II, en el exilio parisiense de esta). Cánovas es un historiador especializado en siglo XIX, y ha escrito un libro de historia sencillo. Contar ese siglo no es una tarea fácil, demasiados generales y demasiados políticos jugando al eterno y pueril juego de las cuatro esquinas. En ese marco histórico Cánovas va poniendo lo poco que Galdós contó de sí mismo en sus memorias y lo mucho que contaron por él sus personajes y lo esencial de lo que los especialistas más importantes han dicho de unos y otros… ¿Esquemático a veces? Tal vez, pero uno lo agradece, porque nunca resulta ocioso ni banal como lo cuenta’.
Y añade: ‘Cánovas no se deja […] asuntos en el tintero, sale más o menos completo el repertorio: sus compromisos republicanos, sus combates a la roña católica y a la peste caciquil, su amor al arte y a la música, su relación con Santander, su amistad con Pereda y Clarín, con los jefes políticos, incluso su amor por las mujeres… Bueno, de este asunto, crucial en su vida y en la mayor parte de sus fascinantes novelas, Cánovas dice bien poco, porque ese es todo un tremedal. De hecho creo que las mujeres fueron lo único que de veras le interesó, en su vida y en su literatura…’.
La biografía de Galdós que presenta Cánovas es de fácil lectura, mucho más corta y resumida que la hasta hoy ‘canónica’ de Pedro Ortiz-Armengol, de 1996, más accesible en suma, pero no aporta grandes novedades ni diferencias. Y podría aplicársela el mismo juicio que la profesora mexicana Patricia Ontañón aplicara a esta en una reseña ya lejana en la Nueva Revista de Filología Hispánica (NRFH, XLV 2005): ‘No hay que olvidar nunca el peligro de las biografías: después de leerlas detenidamente producen un sentimiento de insatisfacción, que no corresponde a la ímproba tarea que su elaboración exige’. La insatisfacción en este caso procedería para nosotros de que sigue pendiente una síntesis cabal de la vida y obra de Galdós interrelacionadas, la influencia de la una en la otra y de esta en aquella.
DE LA PROYECCIÓN PÚBLICA A LA VIDA PRIVADA
Apenas tres semanas después de aparecer esta nueva biografía, que se suma a otras anteriores de las que la última era la ya mencionada de Pedro Ortiz-Armengol ‘Vida de Galdós’ (Crítica, Biblioteca de Bolsillo, Barcelona, 2000), la Biblioteca Nacional de España inauguraba la exposición ‘Benito Pérez Galdós. La verdad humana’, con dos centenares de piezas -entre manuscritos, libros impresos, esculturas, grabados y lienzos- para reconstruir su trayectoria vital y ‘el modo como se va forjando la polifacética personalidad del escritor canario que con sus obras y aportaciones públicas incidirá, a su vez, en una nueva manera de entender la realidad moderna’.
Por las distintas salas desfila su vida, los lugares privados y públicos donde transcurrió, el marco de su inmenso trabajo y el resultado del mismo. La visita se inicia con su árbol genealógico y recorre sus primeros años en Canarias; el primer amor; sus aficiones pictóricas; la llegada a Madrid y el aprendizaje en el Ateneo; el magisterio de Giner de los Ríos; su experiencia como periodista; la influencia que sobre él ejercieron las lecturas de Balzac, Dickens o Mesonero Romanos; su primeras novelas y su evolución como escritor hacia estilos cada vez más personales y versátiles; sus amistades con Menéndez Pelayo, Clarín y Pereda; su perfil de hombre político y su deriva hacia el republicanismo; los amores con doña Emilia Pardo-Bazán y con la madre de su única hija; su papel como renovador del teatro español; hasta terminar en la gran despedida nacional que se le dispensó tras su muerte con 77 años.
La exposición cumple con su papel divulgador de la vida y obra del personaje de forma completa, verídica y amena. Germán Gullón Palacio y Marta Sanz Pastor han realizado un trabajo notable y acertado. Cuentan que cuando recibieron el encargo su mayor dificultad fue decidir qué materiales incluir. ‘Si se considera que fue periodista, político, novelista, dramaturgo, ensayista, músico, pintor, aficionado a la jardinería, que vivió en Las Palmas, en Madrid, en Santander, y que viajó por toda Europa, resultaba complicado seleccionar qué elementos de cada uno de sus trabajos, oficios, aficiones y escritos deberían recogerse en la muestra’.
Es de destacar el descubrimiento del Galdós pintor con varias de sus acuarelas, así como la selección de manuscritos originales de sus obras. También la nutrida colección de fotografías de la época y el acompañamiento que recibe de otros intelectuales españoles y extranjeros que influyeron en su biografía.
Dos audiovisuales completan el viaje al mundo de Galdós: sus ‘mil rostros’ a lo largo de las imágenes de su evolución física, y su vigencia vista por seis escritores actuales (Almudena Grandes, Elvira Lindo, Manuel Longares, Antonio Muñoz Molina, Care Santos y Andrés Trapiello), un montaje vídeográfico bien discutible tanto por selección -¿es galdosiano quien quiere o quien puede?- como por ubicación preferente en el recorrido, que viene a eclipsar un tanto al verdadero protagonista dando demasiada visibilidad a este complemento innecesario.
El catálogo de la exposición es un libro muy bien editado y con un excelente contenido gráfico, aunque los textos sean flojos y poco o nada aporten de original, salvo el intento fallido de detectar la influencia galdosiana en la literatura actual. Y ello a pesar de que Gullón Palacio ha demostrado con creces en el pasado su competencia en el tema, sin ir más lejos en 2016 coeditando ‘Diez novelas y un discurso’ (ver nuestra reseña de entonces).
EL ESCRITOR EN EL LABERINTO
No cabe duda de que el centenario de Galdós va a ser utilizado, como todo hoy día, para sembrar discordia e inquinas, sacar conclusiones sesgadas sobre el homenajeado y presenciar una avalancha de ‘galdosianos’ y ‘galdosismo’ más o menos oportunistas. Todo ello ya ha empezado.
Sobre sus 32 novelas y 27 obras de teatro, sobre su enorme producción de cuentos, artículos y ensayos, emerge la obra única y especial que forma los 46 Episodios Nacionales, un monumento literario sin parangón cuyas características de novela histórica veraz y cuyas dimensiones de casi diez mil páginas lo han hecho poco estudiado y menos leído. Su revalorización y su vigencia, la necesidad de que su ejemplo pudiera o pudiese aplicarse hoy día a la historia reciente para escribir con óptica veraz la crónica del último medio siglo nos parece -no por casualidad, ciertamente (‘El nobre empeño de buscar la verdad’)- la verdadera asignatura pendiente de este Centenario de la muerte de Benito Pérez, un gran hombre sin duda pero también uno más de entre nosotros.
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 9
Despliegue: 7
Comisariado: 7
Catálogo: 7
Programa de mano: 8
Biblioteca Nacional de España
Benito Pérez Galdós. La verdad humana
Desde el 1 de noviembre de 2019 hasta el 16 de febrero de 2020
Comisarios: Germán Gullón Palacio y Marta Sanz Pastor
Organiza: BNE, AC/E y Gobierno de Canarias
Entrada libre y gratuita.
Aproximación al libro (del 1 al 10)
Interés, 7
Texto, 7
Edición, 8
Información complementaria, 5
Benito Pérez Galdós: Vida, obra y compromiso
Autor: Francisco Cánovas Sánchez.
Editorial: Alianza Editorial (2019).
Formato: tapa blanda y versión Kindle
Colección: Libros Singulares (LS)
Publicación: 10 de octubre de 2019
Precio: 25 €. Ebook: 14,99 €
I.S.B.N.: 978-84-9181-663-8.