Desde el Atlántico

Carlos Ruiz

Antecedentes olvidados de las revueltas árabes: Casablanca, 1965

Al hablar de la revolución árabe se olvidan o se silencian demasiadas cosas. Algunos han tenido el valor de recordar que la actual ola de rebeliones democráticas tiene su punto de partida en Akdaim Izik, el 8 de noviembre de 2010, cuando el majzen arrasó el campamento de protesta pacífica levantado por el pueblo saharaui frente a la tiranía. Pero hubo otros intentos antes que fracasaron ahogados en sangre con la complicidad del silencio occidental. Hace 46 años, el 23 de marzo de 1965, el pueblo marroquí se levantó contra el tirano, Hassán II, en Casablanca. Nadie movió un dedo. Es más, Francia, en uno de los episodios más abyectos de su historia, se hizo cómplice del asesinato en París del líder democrático marroquí, Mehdi Ben Barka. Ahora, nadie de los que habla o escribe sobre las revueltas árabes recuerda (o quiere recordar) aquello.

I. LA BRUTAL REPRESIÓN EN CASABLANCA EN 1965
Casablanca, 23 de marzo de 1965.
Unos días antes, el ministerio de Educación prohibió el acceso a la Universidad a los estudiantes que superaron la enseñanza secundaria.
Los estudiantes comenzaron a manifestarse por las calles dirigidos por la «Unión Nacional de Estudiantes Marroquíes», una organización insertada en la «Unión Nación de Fuerzas Populares» fundada en 1959 por Mehdi Ben Barka.
Hassán II ordenó a su visir, Mohamed Ufkir, que reprimiera las manifestaciones disparando a dar.
Tras ahogar la revuelta, Hassán II suspendió la «Constitución» que aprobó en 1962 (que, con algunas reformas de fachada es la actualmente vigente después de la reforma de 1992). El sultán impuso el estado de excepción.

Para aquellos que repiten mecánicamente eso de que en Marruecos hay «reformas» y «cambios» conviene reproducir lo que se decía en la época de Hassán II … y compararlo con el lenguaje actual de Mohamed VI, por ejemplo, cuando hace frente a alguna revuelta. Podemos leerlo en la edición del ABC del día 25 de marzo de 1965:

Un comunicado hecho público por la Embajada de Marruecos (en Madrid) dice que estudiantes y adultos «provocadores» saquearon almacenes, lanzaron piedras y otros proyectiles contra la Policía, prendieron fuego a automóviles, camiones y autobuses y entraron a saco en oficinas comerciales (…)
La Policía trató de calmar a los revoltosos sin hacer fuego, pero las fuerzas fueron atacadas «con proyectiles de todas clases»
(…)
Los actos cometidos por los elementos subversivos y sus ataques contra la población y la Policía causaron la muerte de siete ciudadanos
(…)
Cuarenta y cinco policías y miembros de las fuerzas auxiliares fueron heridos,
Ciento sesenta y ocho personas fueron detenidas y pronto serán puestas a disposición de las jurisdicciones competentes (…).
El Ministerio del Interior ha publicado un comunicado diciendo a la población de Casablanca que los desórdenes fueron dirigidos por «extranjeros provocadores» que no tienen nada que ver con las escuelas y que pretenden crear un clima de «disturbios y tensión».

II. 45 AÑOS DESPUÉS, MOHAMED VI REPITE LOS MISMOS «ARGUMENTOS»
45 años y medio después, las fuerzas de ocupación marroquíes en el Sahara Occidental, siguiendo órdenes de Mohamed VI, desmantelaron violentamente un campamento pacífico que los saharauis montaron ¡¡¡en su propio país!!!
¿Los argumentos para el desmantelamiento?
Que, al destruir su campamento, Rabat en realidad «liberó» a los saharauis.
Que los disturbios fueron provocados por «comandos» venidos del extranjero que se hallaban dentro del campamento.

III. LA REPRESIÓN EN CASABLANCA EN 1965: UN BALANCE PROVISIONAL
A los «siete» muertos reconocidos en el primero momento, hubo que sumar los asesinados, sin protesta occidental, después de los hechos.
Un semanario marroquí, relativamente crítico con el régimen alauita (Tel Quel) afirma que

nadie sabrá nunca el balance exacto de esos tres días, pero los muertos se cuentan por cientos

Según un balance OFICIAL marroquí, establecido después de la muerte de Hassán II, tras la rebelión hubo un determinado número de «desaparecidos». De aquellos «desaparecidos», 50 murieron «debido al uso desproporcionado de la fuerza pública durante estos acontecimientos», según reconocimiento oficial de Marruecos.

IV. EL ASESINATO DE BEN BARKA EN OCTUBRE DE 1965
Unos meses después de la represión sangrienta en Casablanca, Hassán II, con la complicidad de los servicios secretos franceses, decidió asesinar al líder democrático marroquí, Mehdi Ben Barka, que vivía exiliado en París y a quien consideró responsable de incitar a la rebelión el 23 de marzo de 1965.
Ben Barka fue secuestrado en pleno Boulevard Saint Germain, junto a la «Brasserie Lipp» (que aún existe en el mismo lugar). Después fue torturado y asesinado.
El caso está en manos del juez francés Patrick Ramael pero está, hasta el día de hoy, paralizado porque Marruecos (con la complicidad del gobierno francés) se niega a colaborar con el juez. Entre los individuos buscados por su implicación en el crimen se halla Hosni Benslimán. También se halla encausado en España por posible delito de genocidio contra el pueblo saharaui.
Hosni Benslimán fue condecorado por el gobierno de Rodríguez Zapatero en 2005 con la «Gran Cruz de Isabel la Católica». Sólo una mente diabólica podía conseguir encumbrar a un criminal al mismo tiempo que ensuciaba la memoria de aquella gran reina.
Después del brutal asalto a Akdaim Izik, Benslimán fue recibido por el ministro del Interior español, Pérez Rubalcaba el 17 de noviembre de 2010.

V. HASSÁN II, LA REPRESIÓN QUE NO CESÓ
Hassán II era un criminal, pero no era un idiota.
Una vez que comprobó que sus crímenes no tenían ningún tipo de coste diplomático exterior, repitió la «operación». Casablanca (de nuevo) en 1981, Nador en 1984, Fez en 1990… sin olvidar que antes de 1965 había bombardeado con napalm a la población civil del Rif en 1958.

Y si trató así a los marroquíes… ¿quien puede extrañarse del genocidio que practicó contra el pueblo saharaui?

VI. BALANCE Y LECCIONES
Después, insisto, después de que Marruecos arrasara el campamento de Akdaim Izik, Trinidad Jiménez García-Herrera afirmó: «Marruecos, uno de los países del Mediterráneo que más ha avanzado sobre la vía de las reformas y de la democracia»
Decía Cervantes que es «la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo porvenir»
Supongo que por eso algunos, hoy, quieren silenciarla.

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Autor

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental Universidad de Santiago de Compostela

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional
Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental
Universidad de Santiago de Compostela

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