No todos los productos de ahorro son iguales para Hacienda. La Agencia Tributaria premia unas formas de invertir frente a otras en la declaración de la renta.
En esta distribución de ventajas, los fondos de inversión son de los que mejor parados salen.
Cómo tributan los fondos de inversión
Los fondos de inversión forman parte de las rentas del ahorro en el IRPF y más concretamente de las ganancias y pérdidas patrimoniales. Al hacer la declaración de la renta deberemos incluir el dinero que hayamos ganado con nuestros fondos de inversión.
Eso sí, como ocurre con el caso de las acciones, sólo hay que poner lo que realmente hayamos ingresado en nuestra cuenta. Si nuestro fondo acumula una subida del 50% en 2017 pero no hemos vendido nuestras participaciones, no tendremos que tributar.
En caso de hacerlo, pagaremos impuestos por la diferencia entre el precio y el precio de compra. Ese dinero se sumará al resto de rentas del ahorro y después se aplicarán los siguientes tipos.
Además, en caso de que hayamos perdido dinero con un fondo, podremos restarlo a otras ganancias patrimoniales y si hemos perdido en el conjunto del año, dispondremos de cuatro ejercicios para compensar esas pérdidas con ganancias.
Ventajas fiscales de los fondos de inversión
La ventaja fiscal de los fondos de inversión estriba en la exención de tributar por las ganancias en caso de reinvertir en otro fondo. En otras palabras, si traspasas el dinero de un fondo a otro no tendrás que pagar impuestos en la declaración de la renta. Sólo cuando el dinero llegue efectivamente a tus manos y no reinviertas tributarás.