Aliados o no aliados, esa es la cuestión

El fulminante y letal ataque lanzado por el Pentágono sobre una aldea situada en la agreste franja fronteriza que separa Pakistán de Afganistán y que se desató tras recibir el soplo de que Al-Zawahri -el número 2 de Al Qaeda estaba esa noche en una casa de la zona- puede haber errado el blanco (o no). Lo cierto es que el bombardeo con misiles provocó una serie de explosiones políticas en la región y que esas explosiones han dejado boca arriba muchas cartas.

En opinión del Dr. Walid Phares, libanés de origen, resdiente en Estados Unidos y profesor de Estudios de Oriente Medio, además de experto en el islam político y la jihad, estos son algunos d elo puntos más reelvantes de esa crisis.

1. La postura oficial paquistaní
La reacción inmediata del Gobierno fue “condenar el ataque”, para sorpresa de muchos americanos y la todavía aversión de los jihadistas. ¿Por qué Islamabad “presentó una queja formal” en la embajada norteamericana en Pakistán? En una entrevista con la MSNBC argumenté que “de haber tenido éxito el ataque norteamericano, Pakistán se habría llevado el mérito.

Pero puesto que (hasta que se demuestre lo contrario) el ataque no lo tuvo, la política de Pakistán tiene prioridad: es un hecho que las áreas cercanas a la frontera con Afganistán están dominadas por las fuerzas pro-Talibán. Es otro hecho que los partidos salafistas de Pakistán tienen una influencia significativa en el país.

2. ¿Está al-Zawahri muerto o no?
Extrañamente, fue una cadena árabe, al Arabiya, la que informó al mundo que según “sus fuentes”, el número dos de al Qaida no había sido asesino y que aún está “cerca” – un indicador interesante de los extensos recursos de tantas redes de televisión árabes a la hora de establecer contactos con fuentes capaces de informarles acerca del “estado” de al Qaida.

3. Reacción jihadista al ataque
En una entrevista con Contessa Brewer, de la MSNBC, argumenté que el principal objetivo de los movimientos jihadistas dentro de Pakistán, en relación al ataque, era provocar la separación entre Islamabad y Washington: aprovecha el ataque, especialmente su fracaso (a menos que se informe de los contrario), para culpar al gobierno de Musharraf de “la apertura” del país al control norteamericano.

4. ¿Por qué ataca Estados Unidos dentro de Pakistán?
Esta pregunta es importante, especialmente a la luz de la “incitación” desatada por los jihadistas como resultado del ataque. ¿Por qué utiliza drones Estados Unidos para apuntar a objetivos terroristas dentro de Pakistán? Por una razón muy simple: Pakistán no lo hace, o no puede hacerlo por un amplio abanico de motivos. Como dije en la MSNBC el sábado, “de haber sido capaz la Inteligencia paquistaní y las 80.000 tropas de encontrar y eliminar a al Qaida de estas áreas, [Estados Unidos] no habría tenido que realizar estas operaciones. Pero las víctimas civiles son siempre malas e inaceptables, cualquiera que sea su filiación”.

5. La alianza se pone a prueba ahora
En una entrevista el domingo en la MSNBC, observé que la alianza entre Estados Unidos y Pakistán contra al Qaida está viva y coleando. La organización intentó asesinar a Musharref y emprende operaciones contra muchos países. Pero la alianza se pone a prueba ahora. En lo que respecta a los posibles escenarios (hasta que se demuestre lo contrario), uno puede establecer dos: o Estados Unidos supo del movimiento de al-Zawahri, pero descubrió el tema tarde; o es posible que simpatizantes de al Qaida pudieran haber difundido la información para provocar una respuesta americana.

6. El contraataque propagandístico jihadista
El ataque y la reacción paquistaní abrieron el camino a un vasto debate en los medios árabes acerca de lo que era denominado por la máquina propagandística jihadista “Ataque americano contra una aldea musulmana paquistaní”. En un panel en al Jazira el sábado, junto con el ex director de la Inteligencia de Pakistán, M. Ghoul, y un funcionario de organizaciones islamistas de las zonas fronterizas, intercambié varios argumentos.

El presentador del programa “Ma Wara al jabar” (Tras la noticia) planteó el tema de la “agresión” norteamericana contra Pakistán, aprobada por los otros dos panelistas. Ambos invitados lo definieron como “el bombardeo americano de una aldea musulmana paquistaní con artillería”. Yo observé que el ataque iba encaminado a un blanco de al Qaida “dentro” de la aldea, no a “bombardear con artillería” la aldea.

Expliqué que Estados Unidos opera según la premisa de que existe una alianza con Pakistán contra al Qaida, “a menos que esto haya cambiado últimamente”. Pregunté a los miembros del panel, sin obtener respuesta, si al Qaida es o no es enemigo en Pakistán. Saliendo al paso de las declaraciones de que “Al-Zawahri nunca estuvo allí, ni al Qaida estaba presente en estas áreas”, argumenté que no es probable que al-Zawahri vaya a informar a todo el vecindario de que asiste a una cena en la zona ni es probable que al Qaida señalice su presencia abiertamente en las zonas fronterizas.

La conclusión, a mi manera, estaba clara: o Pakistán considera a al Qaida un enemigo o no: o considera a Estados Unidos un aliado en esta guerra o no. Si se aclaran estos dos parámetros, ambos gobiernos tienen que establecer un modus operandi claro en su campaña contra los terroristas.

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